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Corea del Norte desmanteló su centro de pruebas nucleares, afirmaron este jueves los medios invitados a seguir la operación, una acción presentada por el régimen como un gesto de buena voluntad antes de una posible cumbre con Estados Unidos. Pyongyang anunció su intención de desmantelar "completamente" su instalación de Punggye-ri en el noreste del país, e invitó a varios periodistas a observar la operación.
"Hubo una enorme explosión, se podía sentir el polvo y el calor. Fue sumamente fuerte", declaró Tom Cheshire, periodista de la cadena Sky News que estuvo entre los invitados, según escribió el medio británico en su página web.
La agencia de noticias Yonhap, que citó a un grupo de reporteros de Corea del Sur, dijo que se escucharon múltiples explosiones a lo largo del día, desde las 11 horas locales hasta las 16.
Punggye-ri ha sido el escenario de los seis ensayos nucleares de Corea del Norte, incluido el más reciente y más potente en septiembre del año pasado, que Pyongyang dijo que se trató de una bomba H. El sitio fue sepultado en la montaña en el que fue desarrollado en la provincia Hamgyong del Norte, cerca de la frontera con China.
Los expertos están divididos en cuanto a sobre si esta demolición volverá este sitio realmente inutilizable. Los escépticos dicen que la instalación ya ha sobrevivido a seis pruebas nucleares exitosas y afirman que puede reconstruirse rápidamente si fuera necesario. Corea del Norte no invitó a observadores independientes del exterior.
Pero otros analistas sostienen que el hecho de que Corea del Norte acordó destruir la instalación sin condiciones previas ni pedir algo a cambio a Washington, sugiere que el régimen está comprometido en serio en este giro. El presidente estadounidense Donald Trump tiene previsto reunirse el 12 de junio en Singapur con el máximo líder norcoreano, Kim Jong Un, con el objetivo de avanzar hacia una solución a la espinosa cuestión del programa nuclear norcoreano.
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Sin embargo, la euforia que suscitó el notable sosiego de las tensiones en la península desde principios de año y la perspectiva de este apretón de manos histórico dio paso a la duda en los últimos días, con Washington y Pyongyang cayendo de nuevo en la retórica amenazadora.
La última estocada hasta la fecha la dio el jueves la viceministra de Relaciones Exteriores norcoreana, Cheo Son Hui, que criticó unas declaraciones de Mike Pence del pasado lunes, cuando dijo en una entrevista con la cadena Fox News que "para Kim Jong Un, sería un grave error pensar que podrá jugársela a Donald Trump".
El vicepresidente estadounidense también declaró que Corea del Norte podría terminar como la Libia de Muamar Gadafi, abatido durante el levantamiento de su país tras haber renunciado a la arma atómica, "si Kim Jong Un no llega a un acuerdo" con Washington sobre la desnuclearización.
"No puedo esconder mi sorpresa ante tales comentarios idiotas y estúpidos por boca del vicepresidente estadounidense", afirmó la viceministra Cheo Son Hui en una declaración publicada por la agencia oficial KCNA.
'Negociación o confrontación'
"No le mendigaremos a Estados Unidos para que haya un diálogo, ni nos preocuparemos en convencerlos si no quieren sentarse con nosotros", añadió la responsable, precisando que le recomendaría a Kim que anule la cumbre si Estados Unidos persiste "en actos ilegales e insultantes".
La semana pasada, Pyongyang ya amenazó con renunciar a la cumbre a raíz de los comentarios del asesor estadounidense para la seguridad nacional, John Bolton, que comparó a Corea del Norte con Libia.
"La cuestión de saber si nos veremos con Estados Unidos sen la mesa de negociaciones o en una confrontación nuclear depende enteramente de la decisión y del comportamiento de Estados Unidos", declaró Cheo.
Trump ha invertido mucho, desde un punto de vista político, en esta cumbre. Y en privado, la mayor parte de los responsables estadounidenses, así como los observadores exteriores, parecen convencidos de que la reunión se llevará a cabo.
El miércoles, fuentes de la Casa Blanca informaron que un grupo de asesores iba camino a Singapur para contactos con negociadores norcoreanos. El equipo estadounidense incluye al subjefe del gabinete, Joe Hagin, y a la asesora adjunta de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mira Ricardel.
Aún así, las señales que llegan desde ambos países rivales son contradictorias. La semana pasada, el Norte amenazó con no participar en la reunión, acusando a Estados Unidos de querer forzarle a renunciar unilateralmente a su arsenal nuclear. "Puede que la fecha del 12 de junio no funcione", admitió Donald Trump el martes, evocando, por primera vez, un posible aplazamiento.
En un primer momento, Trump se mostró entusiasta ante la perspectiva de reunirse con el líder norcoerano, tras la cumbre excepcional del pasado abril entre Kim y el presidente surcoreano Moon Jae-in. Pero, a medida que la fecha se acerca, parece cada vez más difícil ocultar el abismo que separa las posiciones defendidas por ambos rivales.
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