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Ya no hay escondite que valga. Durante años, los 11 millones de indocumentados que viven en Estados Unidos se refugiaron en sus casas o en sus lugares de trabajo para evitar ser deportados. Desarrollaron estrategias para huirle a la “migra”, como llaman a los agentes de migración. (Lea: 680 inmigrantes detenidos en un fin de semana de redadas en EE. UU.)
Hoy no hay refugio. Las patrullas de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) iniciaron una serie de búsquedas en viviendas, fábricas y oficinas en ciudades como Atlanta, Chicago, Nueva York, Los Ángeles, Carolina del Norte y Carolina del Sur, con la mayor población migrante.
Con lista en mano, buscan a aquellas personas cuya situación migratoria tiene órdenes finales de deportación y que han agotado todos los recursos legales. En la redada, sin embargo, también caen otros. Inmigrantes ilegales sin antecedentes cuyo proceso de deportación solía tardar años. Hoy es automático.
El caso más emblemático es el de Guadalupe García de Rayos, deportada a México tras vivir cerca de dos décadas en Arizona. Bajo las nuevas órdenes del presidente Donald Trump, Guadalupe García era una “delincuente”, pues “trabajaba con un número de seguro social que no le pertenecía”, según las autoridades.
En 2008, en una polémica redada del alguacil del condado de Maricopa, Joe Arpaio, Guadalupe recibió cargos por robo de identidad y uso de documentos falsos, lo que la puso en un proceso de deportación. La mujer llevaba años trabajando con documentos falsos. Sin embargo, el juez migratorio que tomó su caso determinó que no era peligrosa y la conminó a presentarse a audiencias cada año. Su proceso iba bajo los parámetros normales, hasta la semana pasada, cuando llegó a la audiencia y fue deportada inmediatamente.
Según las nuevas directrices ejecutivas dictadas por la Casa Blanca, García y muchos en condición similar son “prioridad de deportación”. De acuerdo con el decreto ejecutivo firmado por el mandatario republicano el 25 de febrero, “muchas comunidades a lo largo y ancho de la nación están sufriendo de altas tasas de delitos violentos. Un enfoque en la ley y el orden y la seguridad del pueblo estadounidense requiere un compromiso para hacer cumplir la ley y desarrollar políticas que abarquen de manera integral la inmigración ilegal, el narcotráfico y la delincuencia violenta”.
En esta nueva administración, haber viajado con visa de turismo y permanecer con el documento vencido en el país, haber dado una declaración falsa ante una agencia gubernamental, haber “abusado” de cualquier programa relacionado con la recepción de beneficios públicos, trabajar con una tarjeta de seguro social falsificada (algo muy común entre los ilegales) es el boleto directo de regreso de los migrantes a sus países de origen.
Según ICE en la última semana se arrestaron a 680 inmigrantes en situación irregular. “De ese total, el 75% eran criminales condenados por homicidio, abuso sexual, tráfico de drogas, manejar bajo los efectos del alcohol y posesión ilegal de armas”, informó el secretario de Seguridad Interna, John Kelly.
Ante la polémica, la portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Gillian Christensen, explicó que las redadas son de rutina, que no han aumentado y que se venían haciendo desde el gobierno de Barack Obama, conocido entre los migrantes como el “deportador en jefe”. Datos oficiales señalan que el demócrata deportó 2,5 millones de personas. ¿Qué ha cambiado entonces? Obama deportaba gente con antecedentes criminales, Trump está deportando a todos, explican organizaciones latinas que les recomiendan a los ilegales alistarse para el “terremoto”, pues dicen que las detenciones aumentarán.
El panorama comienza a tornarse aún más oscuro para los inmigrantes en Estados Unidos si se tiene en cuenta que hoy Trump emite una nueva orden ejecutiva para saltarse el bloqueo al veto inmigrante que le impusieron las cortes.
Además, de acuerdo con la prensa, la legislatura republicana piensa pasar en los próximos meses (un año como máximo) leyes que disminuyan la migración, legal e ilegal, por lo menos 50%, para asegurar que el trabajo para los estadounidenses sea mejor. “Desde este día volveremos a ser Estados Unidos primero, Estados Unidos primero”, dijo Trump en su discurso de posesión el 20 de enero, prometiendo que “seguiremos dos simples reglas: comprar estadounidense y contratar estadounidenses”.
De acuerdo con autoridades de México y Colombia, el número de deportaciones de nacionales no ha aumentado. Migración Colombia informó que durante 2016 viajaron a EE. UU. 1’290.476 colombianos, de los cuales, 1.294 fueron deportados o no se les permitió el ingreso. La tendencia se mantuvo en enero y en lo que llevan de febrero no tienen reportes de un aumento.
Trump prometió mantener la medida: “Esto seguirá, mis órdenes se centran en echar a los muy, muy malos”.