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Un cambio de las políticas hacia Cuba no está entre las prioridades del gobierno demócrata de Joe Biden, pero la nueva administración estadounidense va a revisar las decisiones adoptadas por su predecesor, Donald Trump, dijo este martes la Casa Blanca.
La secretaria de prensa, Jen Psaki, reiteró que la política del gobierno va a estar encaminada a que los derechos humanos y el apoyo a la democracia sean el eje central y afirmó que “van a revisar cuidadosamente los cambios realizados por la anterior administración”.
El expresidente Barack Obama, del que Biden fue vicepresidente, protagonizó un histórico deshielo en las relaciones entre Washington y La Habana tras más de medio siglo de confrontación al cimentar las bases para aumentar el comercio y los viajes entre los dos países.
Este histórico proceso culminó con una visita de Obama a la isla, invitado por el entonces mandatario cubano, Raúl Castro. La actual primera dama, Jill Biden, también realizó un viaje a Cuba durante ese periodo.
Sin embargo, con la llegada de Donald Trump al poder, Estados Unidos deshizo el camino trazado por Obama cancelando acuerdos, con reiteradas sanciones y con nuevas restricciones de viajes a la isla comunista.
Además, apenas nueve días antes del fin de su mandato, Trump tomó la decisión de devolver a Cuba al listado de países que patrocinan el terrorismo, del que Obama la había reiterado en 2015.
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Esa decisión generó un amplio rechazo internacional y el propio secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, se ha opuesto a la designación y ha dicho confiar en que Biden vuelva a retirar a Cuba de la lista.
Durante la campaña, Biden afirmó que se necesita una “nueva política hacia Cuba”, y dijo que la isla “no está más cerca de la libertad y la democracia que hace cuatro años”.
Según La Habana, el endurecimiento de las sanciones impuestas bajo el gobierno de Trump tuvieron un impacto de 20.000 millones de dólares en la isla.
El movimiento de protesta San Isidro (MSI) -que reclama más libertad de expresión en la isla- recibió importantes apoyos en el Congreso estadounidense. Los senadores Bob Menéndez, presidente demócrata del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y el republicano Marco Rubio, firmaron un proyecto de resolución a favor de los artistas cubanos.
Para una mejora de las relaciones de Estados Unidos con el régimen cubano debe estar supeditada a la completa “eliminación del bloqueo interno” al sector emprendedor por parte de ese Estado “postcomunista mafioso”, además del “cese de la represión”, según Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group, y Juan Antonio Blanco, analista político y director ejecutivo de Foundation for Human Rights in Cuba.
Los dos expertos presentaron a principios de marzo el informe “Cuba-EE. UU: La Relación Bilateral”, un documento de 60 páginas en el que los autores desmontan mitos y falsas teorías sobre el régimen cubano, aportan una radiografía sobre la crisis de un Estado en “bancarrota total” y la “ineficiencia absoluta de un sistema irreformable” en manos de la cúpula de poder militar.
“Ha habido un aumento de las protestas ciudadanas en los últimos cinco meses que ha puesto nervioso al Gobierno” cubano, hasta el punto, agregó, que La Habana ha emprendido una “campaña de presión” para avanzar en un nuevo “deshielo” de las relaciones con Estados Unidos.
“Lo presentan (el Gobierno cubano) como si la anterior Administración Trump hubiese sido la culpable de todos sus males y la causa de la situación de los cuentapropistas. Y eso es falso”, aseguró el presidente del equipo de análisis Havana Consulting Group.
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El economista hizo hincapié en que el sistema estatal cubano está atrapado por la “falta de liquidez”, la caída en picado de sus exportaciones, el impacto de la covid-19 en el turismo - sector que en 2020 cayó más de un 76 %- y la ausencia de crédito debido a su “crónico hábito de no pagar a sus acreedores”, entre otros.
Por ello, la “elite de poder cubana” busca un “rápido acercamiento” a la Administración del nuevo presidente de EE. UU., el demócrata Joe Biden, pero “sin modificar su arcaico régimen” de “bloqueo interno a los ciudadanos”.
De hecho, el llamado deshielo y la “alfombra roja” tendida por el presidente Barack Obama a partir de diciembre de 2014 chocó con el régimen cubano, el cual, casi de inmediato, “congeló las reformas, arremetió” contra la política de Obama hacia Cuba y lanzó un “nuevo hostigamiento económico y policial contra los cuentapropistas”.
“Las oportunidades perdidas por Cuba durante el deshielo demostraron que este no tenía ningún interés en hacer reformas que beneficiaran al pueblo cubano”, apostilló Morales.