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El caso de un condecorado soldado estadounidense, veterano de las misiones en Irak y Afganistán, que a los ojos de muchos de sus compatriotas es un héroe, pero fue acusado por sus compañeros de cometer múltiples crímenes de guerra, tiene en vilo a Estados Unidos y podría ser clave en las elecciones presidenciales del próximo año.
El jefe de operaciones especiales Edward Gallagher, de 39 años y con una veintena de medallas en su pecho, fue arrestado en septiembre de 2018 tras ser denunciado por varios de sus hombres que, horrorizados por sus acciones, lo acusaron de haber asesinado indiscriminadamente a civiles durante una misión en Mosul, en Irak.
Sus hombres, además, denunciaron que Gallagher amenazó con “acabar con sus carreras” si se atrevían a comentar sobre sus acciones. Su jefe presuntamente se jactó de la cantidad de personas que había matado, incluidas mujeres, según The New York Times.
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Los investigadores militares alegan que Gallagher cometió varios delitos mientras estuvo en Mosul de febrero a septiembre de 2017, en medio de una operación para desarticular al Estado Islámico de Irak. Algunos de los hechos que sus hombres le atribuyen son el haber matado a puñaladas a un prisionero de 15 años, el apuntar con un rifle a una joven y a un hombre mayor por diversión y el abrir fuego con una ametralladora contra una zona residencial.
El caso del adolescente es el que tiene en un mayor aprieto a Gallagher. Después de haber capturado al joven, justo en el momento en el que médico le estaba tratando las heridas, el jefe de operaciones dio un paso al frente. Sin mediar palabra, Gallagher apuñaló varias veces al prisionero en el cuello y en el costado del torso. Luego posó para una foto con la cabeza del adolescente en una mano y el cuchillo en la otra, dijeron los testigos.
“Más tarde se puso de pie sobre el cuerpo del joven y cantó el himno de Estados Unidos mientras otro miembro del equipo sostenía una bandera de Estados Unidos”, añadieron los testigos.
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Según la hoja de cargos, los soldados de su unidad intentaron sin éxito alertar a sus superiores sobre los presuntos crímenes de guerra. Según un testimonio, los miembros del pelotón estaban tan perturbados por su comportamiento que manipularon su rifle de francotirador para hacerlo menos preciso. “Aseguraron que pasaron más tiempo protegiendo a los civiles que luchando contra el EI”, dijo a la corte el agente Joe Warpinski, del Servicio de Investigación Criminal Naval.
A pesar de las denuncias, cerca de una cuarentena de republicanos del Congreso escribieron una carta abierta exigiendo que Gallagher, quien niega los cargos en su contra, sea puesto en libertad hasta que sea juzgado. Uno incluso ha pedido al presidente, Donald Trump, que intervenga y que se desestime el caso.
Trump comentó el asunto en Twitter y reconoció que había intervenido para garantizar que Gallagher, nominado para la Estrella de Plata por su servicio militar, “pronto será trasladado a un confinamiento menos restrictivo mientras espera su día en el tribunal”.
El presidente aseguró que tomó esa media “en honor a su servicio” al país en el pasado.
Asesores del presidente Trump aseguran que ha estado muy pendiente del caso, pero que ha evitado opinar sobre él hasta que se dé el juicio, a finales de mayo. Según analistas, un comentario precipitado podría afectar el apoyo de un grupo de sus bases, en especial el de los veteranos de guerra.