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El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció un mayor control de los imanes extranjeros y de la financiación con dinero de otros países de las mezquitas del país, dentro de un plan para combatir el "separatismo" en barrios donde el islamismo radical está muy presente.
"El islam político no tiene su sitio" en Francia, afirmó el martes el presidente Emmanuel Macron, tras anunciar medidas contra el "separatismo islamista", un dossier especialmente delicado ante las próximas elecciones municipales.
El Espectador le explica algunas de las claves de esta medida.
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Fin de los imanes en misión
El presidente francés anunció que quiere poner fin progresivamente a la llegada de "imanes en misión" a su país, es decir aquellos enviados por otros países como Turquía y Argelia, aunque no precisó en qué fecha aplicará la medida. Igualmente se pondrá fin a la acogida de unos 300 que cantan salmos y son recibidos cada año durante el periodo del ramadán."Debemos tener mezquitas financiadas de forma transparente y dirigidas por imanes formados en Francia y respetuosos con nuestros valores", declaró Macron en Metz.
Macron expresó además la intención de aumentar paralelamente el número de imanes formados en Francia.
"Ningún país debe influir en la enseñanza francesa"
Macron indicó que no permitirá que ningún otro país pueda influir en la enseñanza del islám en Francia, en clara referencia a Turquía, país que desde 2016 ha enviado a más de 300 religiosos al país europeo."No se pueden aplicar las leyes de Turquía en el suelo francés", aseguró el presidente galo, que se mostró favorable a trabajar con las autoridades de ese "gran país".
Macron expresó su deseo de "luchar contra las influencias extranjeras", "favorecer la organización del culto musulmán" y "luchar contra toda manifestación de 'separatismo' islamista".
Asimismo, anunció un control más estricto de la financiación extranjera para los lugares de culto, para poder bloquear los proyectos sospechosos.
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Combatir el separatismo
El presidente francés denunció que, "en nombre de una confesión", muchos de los musulmanes del país renuncian a los valores de Francia, que, por su parte, no cumple en estas zonas las labores que debe ejercer un Estado."Nuestro enemigo es el separatismo" pero "hacer un plan contra el islam sería un profundo error", declaró el presidente francés en un discurso pronunciado en Mulhouse, ante responsables locales y habitantes de un barrio desfavorecido.
El jefe del Estado se dio un baño de masas de una hora, y afirmó que la lucha contra el "separatismo islamista" no iba dirigida contra los musulmanes.
"El islam atraviesa una crisis con una radicalización de algunos y de movimientos muy duros que quieren ir hacia el islam político. Solo digo que, en nuestra casa, el islam político no tiene lugar", declaró, acompañado de varios miembros del gobierno.
"El 'separatismo' se nutre de la ausencia, en algunos lugares, de una oferta alternativa. En el plano social, deportivo, periescolar, cultural o sanitario. Tenemos que acompañar con más fuerza a las asociaciones y municipios", agregó el presidente.
Una vieja petición
Desde el comienzo de su mandato de cinco años, las oposiciones de derecha presionan a Macron para que afirmara su política sobre este asunto, tildándole de laxismo. El debate se tensó más en los últimos meses, debido a la polémica sobre la presencia de listas comunitaristas en las municipales o después de la surgida a raíz de que una madre llevara un velo en una excursión escolar.En Francia, el islam es la segunda religión más profesada, después del cristianismo. Se calcula que hay más de 4 millones de fieles.