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Europa ha comenzado una carrera contrarreloj para evitar entrar en una emergencia similar a la que enfrentó en marzo. En palabras de la comisaria para la Salud de la Unión Europea, Stella Kyriakides, advirtió el jueves que las naciones europeas deben reforzar “inmediatamente” las medidas de control para frenar el impacto de una segunda ola de contagios en el continente.
“Tal vez es la última oportunidad para evitar que se repita la situación de la pasada primavera. No podemos bajar la guardia. Esta crisis no ha sido superada”, insistió Kyriakides, añadiendo que los riesgos se multiplican con la llegada del otoño en Europa.
Kyriakides no es la única que se ha referido al alarmante incremento de casos registrados en las últimas semanas. En esa misma línea, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) estimó este jueves que siete países de la UE registran una evolución de la pandemia de COVID-19 que provoca un riesgo elevado de mortalidad. ¿Qué es lo que está pasando? El Espectador le explica.
¿Dónde están aumentando los casos?
Según el ECDC, en España, Rumania, Bulgaria, Croacia, Hungría, República Checa y Malta se están presentando aumentos preocupantes de registro de casos. España lidera el aumento con 300 casos de COVID-19 por cada 100.000 habitantes. Reino Unido es otro foco importante, pues el lunes reportó 4.368 nuevos casos en un solo día. Se teme que pronto se comiencen a reportar 50.000 casos al día y que la tasa de mortalidad crezca exponencialmente.
¿A qué se deben los aumentos?
Tras la primera ola de contagios, Europa pasó un buen periodo confinada. Ese confinamiento ayudó a que los casos y la tasa de mortalidad en el continente se redujeran. Sin embargo, estas medidas comenzaron a relajarse, principalmente por el golpe que causó el cierre a la economía y por el disgusto de los ciudadanos frente a las mismas.
Esa flexibilización de las medidas de control en el verano condujo “a un aumento en el número de casos”, como señala Kyriakides.
El confinamiento, como apuntan los expertos, continúa siendo la medida más efectiva para combatir el virus. Sin embargo, los ciudadanos, e incluso los gobiernos locales, se oponen a una nueva etapa de encierro o nuevas medidas restrictivas.
Este jueves en Francia, los Ayuntamientos de París y de Marsella (sureste) mostraron su descontento ante los anuncios realizados el miércoles por el gobierno francés.
La ciudad de Marsella, particularmente afectada por el virus, calificó de “afrenta” el anuncio de cierre de todos sus bares y restaurantes a partir del sábado, y un representante local habló de un “castigo colectivo”.
Por otro lado, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, también mostró su disgusto ante la idea de cerrar los gimnasios e instalaciones deportivas y permitir que los bares abran sólo hasta las 22:00.
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¿Qué puede pasar si los casos continúan aumentando?
Se puede experimentar un nuevo periodo de restricciones a comercios, como se está viendo en las ciudades francesas o incluso en España. También pueden volver las recomendaciones para evitar viajes, como se hizo al comenzar la emergencia sanitaria.
¿Hay más riesgos con esta nueva ola?
Como señala la doctora Dorit Nitzan, directora regional de emergencias para Europa de la Organización Mundial de la Salud, “a medida que se acerca el invierno y comienzan a circular patógenos respiratorios, incluida la influenza estacional, podemos esperar mayores riesgos para las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas en esta época del año”. Así que hay que tener una observación especial sobre estos grupos con condiciones especiales.
“Si no continuamos detectando y tratando los casos temprano, interrumpimos la transmisión, evitamos la propagación en la comunidad y protegemos a todos los grupos vulnerables, es posible que veamos pacientes más graves y muertes”, concluye la doctora Nitzan.
¿Se necesitan más médicos o mejorar las condiciones de los que ya están trabajando?
Este es un debate interesante que se ha dado en España, no solo para el problema inmediato de la pandemia sino pensando hacia el futuro.
La pandemia de coronavirus ha provocado una situación insólita en el sistema de salud español, que desde marzo se encuentra al límite de su capacidad y con unos profesionales sanitarios sobrepasados, agotados y enfadados, que denuncian la precariedad de su trabajo y la falta de personal.
La presidenta regional de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo el lunes que en España hay un problema de falta de médicos y enfermeros y reclamó un plan a seis o diez años para poder cubrir las jubilaciones “masivas” que se van a producir, así como incentivos a corto plazo para que vengan sanitarios a trabajar a España.
“Lo que no hay son médicos en las condiciones que pretenden contratar”, dijo el vicesecretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (Cesm) españoles, Víctor Pedrera, quien denuncia, además, que el porcentaje de médicos que se forman vía MIR (Médico Interno Residente) cada año “es muy justo”, por debajo de las necesidades reales.
Su diagnóstico es muy claro: “En España hay un tapón y un agujero. El tapón son la falta de plazas MIR y el agujero son los médicos que deciden irse a trabajar al extranjero”, por lo que, a su juicio, la solución pasaría por aumentar las plazas de formación y mejorar las condiciones laborales para evitar esta “fuga” de profesionales que se ha disparado en los últimos cinco años.
Cada año en España salen entre 6.000 y 7.000 plazas MIR. “Con eso vamos justitos”, indica Pedrera a Efe para añadir que cerca del 30 % de ellos se va a trabajar fuera del país.
Formar a un MIR cuesta de media unos 200.000 euros, dinero que el país invierte en preparar a unos profesionales y del que se benefician países como Alemania, Suecia y Portugal donde, a pesar de que la renta per cápita es menor que en España, los médicos están mejor pagados.
¿Cuántos médicos harían falta para hacer frente a la situación actual? Es complicado hacer una estimación porque hay grandes diferencias por comunidades autónomas, pero calcula que sólo en Medicina Familiar y Comunitaria serían necesarios 5.000 profesionales.
Con esa cifra se podría realizar un trabajo de calidad, con ratios de atención aceptables (de unos 30 pacientes diarios como máximo). El vicesecretario general de CESM no cree que hagan falta más licenciados en Medicina. Cada año salen de las facultades 11.000 médicos. “Son suficientes para el país”, afirma.
¿Y hay noticias de la vacuna?
Sí. La compañía biotecnológica estadounidense Novavax anunció el jueves que inició en Reino Unido un ensayo clínico de fase final para su vacuna experimental contra la covid-19, la undécima vacuna del mundo que alcanza este nivel de desarrollo. El ensayo tiene como objetivo incluir a 10.000 participantes de entre 18 y 84 años de edad.
“Debido al actual alto nivel de transmisión del SARS-CoV-2, y dado que es probable que continúe siendo alto en Reino Unido, prevemos de manera optimista que el ensayo tendrá un rápido reclutamiento y producirá resultados de eficacia a corto plazo” de la vacuna de Novavax, dijo Gregory Glenn, director de investigación y desarrollo de la empresa, en un comunicado.
Se trata de la undécima vacuna experimental del mundo que entra en la fase final de los ensayos clínicos, en la que participan decenas de miles de personas: la mitad de ellas recibe un placebo y la otra mitad, la vacuna.
Los proyectos occidentales más avanzados son los desarrollados por la británica AstraZeneca, socio de la Universidad de Oxford, y por las estadounidense Pfizer y Moderna. Los proyectos chinos y rusos también han llegado a la fase final de las pruebas.
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