Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El presidente de Estados Unidos siempre ha estado solo y aunque exige la lealtad de quienes intentan servirle, no parece tenerla. Michael Cohen, 51 años, su exabogado y la persona más leal (hasta ahora) al clan Trump, está dispuesto a colaborar con la justicia para evitar la cárcel, así tenga que contar lo que sabe (absolutamente todo) del que fuera su mejor cliente: Donald Trump.
Esta semana Cohen, por medio de su abogado, entregó a la cadena de noticias CNN la grabación de una conversación con Trump. La cinta, en poder del FBI, revela un diálogo en el cual los antiguos socios mencionan un millonario pago a David Becker, director del semanario sensacionalista National Enquirer. Lea también: Revelan audio entre Trump y abogado que habla de soborno a modelo
En agosto de 2016, esa publicación compró la exclusividad de la historia de Karen McDougal, una exmodelo de Playboy, quien afirmó haber tenido una relación amorosa de diez meses con Trump (entre 2006 y 2007), justo después de que Melania diera a luz a Barron, hijo menor de Donald Trump.
Cohen está bajo investigación federal en Nueva York por sus negocios. La justicia investiga, además, si los pagos que realizó para silenciar denuncias de mujeres en contra de Trump violaron la ley.
“¿Qué tipo de abogado grabaría a un cliente? ¡Muy triste!”, escribió Trump en Twitter. Meses antes alardeaba de la lealtad de Cohen. “¡Deshonestos! Se equivocan si esperan que Cohen rompa su lealtad. No le veo haciéndolo”, insistía el presidente.
Pero al difundir la grabación, Cohen rompió con todo. Explican letrados estadounidenses que tomó un riesgo muy inusual en un abogado. Es su acta de defunción profesional, explican. Pero Michael Cohen ya estaba muerto como profesional. Firmó su sentencia justo cuando decidió convertirse en el “abogado personal de Trump”.
“A la mayoría de los abogados les choca que un colega pueda hacer cosas como filtrar material de su cliente”, dijo el abogado constitucional Cameron Turley a The Washington Post. “Pero Michael Cohen no es un abogado común. Desde hace tiempo se lo considera como la vergüenza de la profesión”, agregó.
Taxis y acuerdos
De acuerdo con la revista The Atlantic, la relación entre Donald Trump y Michael Cohen se remonta al año 2000. Entonces, el abogado vivía en un edificio de Trump frente al complejo de Naciones Unidas en Nueva York. La junta de propietarios tenía varias quejas contra Trump Organization, que amenazaba con salir mal, pero Cohen intervino. Impresionó tanto al magnate que este decidió contratarlo. “¿Quién es este tipo? Mis abogados, a quienes les doy miles de dólares, no pudieron hacerlo, ¡quiero conocerlo!”, le habría dicho Trump a su equipo, según contó el tío de Cohen a la agencia Associated Press (AP).
Desde entonces, Cohen se convirtió en el “solucionador de problemas de Trump”. Lo que ningún letrado o empleado del magnate lograba arreglar, el abogado del condominio lo hacía mediante pagos secretos y otras prácticas reprobables. Él mismo se autobautizó “The Fixer” (El solucionador). “Me hago cargo de cualquier cosa que necesite ser resuelta”, dijo Cohen a The Wall Street Journal.
Y alardeaba de su lealtad hacia Trump: “Él es más que un jefe, es nuestro patriarca”, solía responder en las entrevistas. “Siempre protegeré a nuestro presidente”, era su frase de presentación hasta el 8 de abril, cuando el FBI allanó su oficina.
Cohen, uno de los hombres más ricos de Nueva York, amasó una fortuna como magnate inmobiliario y dueño de varias empresas de taxis de la ciudad. The New York Times cuenta que siempre lleva una pistola en su tobillo y suele usar las amenazas como parte de su discurso. “Te voy a cortar el cuello” o “te dejaré sin un centavo” son las más comunes. El periodista Adam Davidson le dijo a The New York Times que el abogado era el “fabricante de acuerdos” de Trump tanto en Estados Unidos como en el extranjero, muchos de los cuales están hoy bajo escrutinio.
El exhombre de confianza de Trump es retratado por otros trabajadores de las empresas del magnate como “alguien dispuesto a realizar todo tipo de transacciones en beneficio de su jefe”. El abogado reconoció, por ejemplo, haber pagado 130.000 dólares a Stormy Daniels, exactriz porno, para comprar su silencio.
“Si alguien elige a un hombre para hacer el trabajo sucio este debe ser inteligente y sólido”, tuiteó Michael Avenatti, abogado de la actriz porno Stormy Daniels. “Trump se equivocó en ambas cosas cuando contrató a Cohen”.
“Michael Cohen emprendió una nueva dirección en su vida y está decidido a decir la verdad”, declaró su defensor, Lanny Davis, a la cadena ABC, tras denunciar una campaña de varios meses de Donald Trump para desacreditar a su defendido. “Cohen aparece como alguien que busca más que nada protegerse, y eso es siempre un riesgo”, estimó Julian Zelizer, profesor en la U. de Princeton. Le puede interesar: Este es el hombre más odiado por Donald Trump
La publicación de la grabación “se inscribe tal vez en la estrategia de Cohen de buscar un acuerdo (con la justicia) y escapar a un proceso”, explica Paul Beck, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Ohio State.
Para Andrew Wright, docente de derecho en la Savannah Law School de Georgia, el funcionamiento de la justicia estadounidense da libertad a los fiscales y a los investigadores para no acusar a alguien que acepte colaborar.