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En 2017, cuando Estados Unidos decidió aumentar la presión sobre Venezuela, imponiendo sanciones cada vez más fuertes, funcionarios de la administración de Donald Trump calcularon que los días de Nicolás Maduro en el poder estaban contados.
Pero los cálculos les fallaron. Dos años después, no solo Maduro sigue aferrado a la presidencia sino que su gobierno se volvió más represivo, según el informe que presentó la Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, el 15 de julio.
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Por eso, Donald Trump decidió apretar aún más la tuerca a Maduro y su entorno, aplicando un bloqueo aún más estricto. La misma medida que les ha impuesto a Corea del Norte, Irán, Siria y Cuba, de acuerdo con The Wall Street Journal.
Es la primera vez que Washington aplica un bloqueo total a un gobierno del hemisferio occidental en más de 30 años: a partir de ahora cualquier empresa, persona o país que haga negocios con el gobierno de Venezuela será sancionado. Además, todos los bienes de Venezuela en territorio estadounidense quedan congelados.
El cálculo de Trump, según explicó el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, en la conferencia sobre Venezuela celebrada ayer en Lima, es “negar a Maduro el acceso al sistema financiero global y aislarlo más internacionalmente”. Y así “terminar con la usurpación de poder”.
“Me imagino a Maduro en una hermosa residencia de vacaciones en una playa de alguna parte, teniendo un tranquilo retiro tan pronto deje el país”, dijo Bolton, y vaticinó un “futuro radiante para el pueblo venezolano, cuyo país posee más reservas probadas de petróleo que cualquier otro país del mundo”.
¿Qué sigue ahora? Analistas venezolanos dudan de la efectividad de la medida, pues los hechos demuestran que Maduro resiste. En los últimos siete meses, Washington ha impuesto sanciones a más de 100 individuos y entidades venezolanas y la situación solo ha empeorado para los ciudadanos. Por eso Trump excluyó de las sanciones a las operaciones humanitarias que entregan alimentos, medicamentos y ropa en Venezuela.
Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, explicó que “esta agudización de sanciones es terrible para el país y va a empeorar la condición ya dramática que viven la economía y la gente, sin que realmente podamos suponer que va sacar a Maduro del poder o lo debilitará”, expresó.
El vocero del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, Ronal Rodríguez, coincide: “El bloqueo de Estados Unidos va a afectar a la población de forma considerable, a diferencia de las medidas que se han tomado frente a funcionarios”. Pero la población de ese país no será la única afectada.
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“La repercusión más importante que el nuevo bloqueo va a tener a corto plazo es el aumento de la migración. Ya venía aumentando por la crisis de los servicios públicos, pero el Estado colombiano debe prepararse para un aumento. Muchas de las operaciones que le podían llevar recursos, alimentos y medicinas a los venezolanos se van a ver seriamente afectadas por estas medidas norteamericanas”, explicó Rodríguez. Y aunque las medidas de Washington excluyen las operaciones humanitarias para llevar alimentos y medicinas, expertos advierten que, como la población ya sufre hambre y el país depende de las importaciones para alimentarse, nuevos y más agresivos recortes en las compras internacionales podrían provocar la primera hambruna en América Latina en más de un siglo.
Sanciones vs. efectividad
Hay un agravante: la efectividad de las sanciones para producir un cambio, en este caso la salida de Maduro, pues experiencias recientes señalan que tales medidas fracasan al menos en dos tercios de los casos.“Además de su inefectividad, las sanciones tienen consecuencias contraproducentes, incluyendo el empeoramiento de las crisis humanitarias, la reducción de la estabilidad política, el deterioro de los derechos humanos y el debilitamiento de la democracia”, escribía en este diario Arlene B. Tickner, directora de investigación de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Juan Nicolás Garzón, profesor de economía política de la Universidad de la Sabana, señala que “eso exacerba la crisis económica y la inflación. En Venezuela, actualmente, todas las transacciones se están llevando a cabo en dólares y eso denota los problemas de financiación que tiene el gobierno. La actividad productiva se va a deprimir un poco más. Con esto me refiero a una buena parte de la manufactura, que así sean escasas demandan insumos importados. La financiación que logra tener el Estado es clave, pues el gobierno ha venido haciendo algo de la época del mercantilismo: usa oro para pagar. Es como del siglo XVIII”.
Tickner señala otro problema: que cuando las sanciones son aplicadas por un solo país, “existen incentivos para que otros aumenten sus interacciones comerciales y financieras en búsqueda del lucro económico. A su vez, cuando existe rivalidad ideológica o estratégica con el que sanciona, hay estímulos políticos para ofrecer asistencia económica o humanitaria al sancionado”. China y Rusia ya lo anunciaron. No solo le pidieron a Washington levantar las sanciones contra Venezuela sino que advirtieron que su apoyo seguirá. A pesar de las amenazas.
“Le decimos a Rusia, y especialmente a aquellos que controlan sus finanzas: no suban las acciones en una mala apuesta. Y a China, que ya está desesperada por recobrar sus pérdidas financieras: la ruta más fácil para cobrar su deuda es apoyar el nuevo gobierno legítimo”, advirtió el consejero de Seguridad Nacional de Trump.
El día después
Pero los planes de Estados Unidos por asfixiar al gobierno venezolano van un paso más allá. Durante la Conferencia sobre Venezuela en Lima, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, presentó ante los representantes de 59 países que acudieron a la cita los planes de su país para “el día después”, temas que, según indicó Bolton en un encuentro con la prensa extranjera, pasarían por reactivar la industria del petróleo.Le recomendamos: Inicia el encuentro de 60 países para discutir sobre Venezuela en Lima
Según dio a entender Bolton, una reapertura de los mercados del petróleo venezolano con inversión extranjera, con el fin de recuperar el volumen diario de producción que había antes de que Hugo Chávez fuera elegido presidente de Venezuela en 1999, le permitiría al país obtener “una renta similar a la de un país europeo” en poco tiempo.
Y remató: “Esa es la mejor política, que la gente se quede en su casa. Y eso pasará cuanto antes caiga Maduro”.
¿Y el diálogo? Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino de Venezuela, aseguró que sigue firme. Maduro, aunque grite a los cuatro vientos que es una guerra económica, no tendrá otra opción que seguir en la mesa de diálogo. Sin embargo, Ronal Rodríguez advierte: “Hay que ver qué tan efectiva es ahora la negociación, porque ninguna dictadura se ha caído por sanciones internacionales”.