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“Soy la persona menos racista que haya visto jamás”. Eso lo dijo Donald Trump a un entrevistador de CNN en diciembre de 2015. A partir de entonces, Trump lo ha repetido muchas veces siempre que se le ha preguntado. En otras ocasiones ha dicho que “ama a los mexicanos” y “adora a los musulmanes”. Pero las dudas sobre si el presidente estadounidense es racista o no, no se han ido del todo.
Porque no siempre las palabras reflejan lo mismo que las acciones. Esta semana, a través de Twitter, su tribuna favorita, el presidente Donald Trump envío una serie de fuertes mensajes para criticar (sin nombrarlas directamente) a las congresistas demócratas progresistas conocidas como “El Escuadrón”: Alexandria Ocasio-Cortez, por Nueva York, Ilhan Omar, por Minnesota, Rashida Tlaib, por Michigan, y Ayanna Pressley, por Massachussetts.
Los mensajes causaron conmoción en Estados Unidos y sembraron, de nuevo, un manto de duda sobre el supuesto racismo del presidente estadounidense.
Las cuatro mujeres comparten la particularidad de ser parte de una minoría étnica en Estados Unidos. Ocasio-Cortez es de ascendencia latina, Omar y Tlaib profesan el Islam, y Pressley es afroamericana. También comparten su desaprobación de la gestión del presidente Trump y de sus políticas.
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“El escuadrón” se convirtió entonces en un blanco fácil para el presidente estadounidense, que está en campaña. En una serie de trinos, el mandatario acusó a las cuatro legisladoras (sin nombrarlas directamente) de ser unas desagradecidas con Estados Unidos, tras supuestamente haberlas acogido de sus países “corruptos e ineptos”. También les sugirió que se fueran y arreglaran “los lugares totalmente destrozados e infestados de crimen de donde vinieron”.
“Muy interesante ver a las congresistas demócratas “progresistas”, que originalmente vinieron de países en los que sus gobiernos son una completa y total catástrofe, los peores, más corruptos e ineptos del mundo (si es que tienen un gobierno que funcione en absoluto), ahora le dicen a la gente de EE.UU. en voz alta y de forma viciosa, a la más grande y poderosa nación de la Tierra, cómo debe manejarse nuestro gobierno. Por qué no regresan y arreglan los lugares totalmente destrozados e infestados de crimen de donde vinieron”.
El analista político de CNN Stephen Collinson afirmó que: “Al decirle a las cuatro mujeres, tres de ellas nacidas en EE.UU., que “regresen de donde vinieron”, Trump usó el más básico y crudo insulto racial. “Está insinuando que cualquier estadounidense que no sea blanco y nacido en suelo estadounidense no tiene lugar en el país”, agregó el analista.
El comentarista político Josh Rogin dijo a la BBC que lo dicho por el presidente es "un nuevo, terrible, racista y triste nivel bajo, incluso para Trump".
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¿Qué dijo Trump después?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido acusado en varias ocasiones de ser un "racista". Foto: EFEEl lunes, Donald Trump, muy atento a las respuestas de sus opositores, añadió más mensajes controversiales a la discusión:
"¿Cuándo se disculparán las congresistas de la izquierda radical con nuestro país, con el pueblo de Israel e incluso con la Oficina del Presidente, por el lenguaje grosero que han usado y las cosas terribles que han dicho? ¡Muchas personas están enojadas con ellas y sus acciones horribles y repugnantes!", escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
"Si los demócratas quieren unirse en torno al lenguaje grosero y el odio racista que se desprenden de la boca y las acciones de estas congresistas impopulares y no representativas, será interesante ver cómo resulta para ellos. Puedo decirles que han hecho que Israel se sienta abandonado por los EE.UU.", agregó.
Fuera de las redes, Trump redobló su ataque contra las congresistas demócratas, acusándolas de "odiar a nuestro país".
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"Si no están contentas, si se quejan todo el tiempo, pueden irse", dijo en una acalorada conferencia de prensa fuera de la Casa Blanca, este mismo lunes.
"Estas son personas que, en mi opinión, odian a nuestro país", dijo el mandatario a los periodistas. "En lo que a mí respecta, si odian a nuestro país, si no son felices aquí, pueden irse. Pueden irse ahora mismo. No sé quién las va a extrañar", añadió.
Cuando le preguntaron al presidente si le preocupaba que sus tuits fueran considerados racistas, Trump dijo que no.
"No me preocupa porque muchas personas están de acuerdo conmigo", respondió.
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La respuesta de los demócratas
"El escuadrón", conformado por Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley. Foto: AFPLos polémicos trinos del presidente movieron las fibras de la oposición demócrata. La congresista Nancy Pelosi, presidente de la Cámara, dijo que los trinos del presidente habían sido “xenófobos”.
"Cuando Donald Trump le dice a cuatro congresistas estadounidenses que regresen a sus países, reafirma que su plan de 'Hacer a EE.UU. grande otra vez' siempre fue hacer que EE.UU. sea blanco otra vez", señaló Pelosi.
Por su parte, Omar le dijo al presidente: "Usted está avivando el nacionalismo blanco porque está enojado porque personas como nosotras estamos participando en el Congreso y luchando contra su agenda llena de odio".
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En tanto, Pressley respondió al tuit de Trump con un mensaje: "Así es como se ve el racismo. Nosotros somos como se ve la democracia".
De hecho, la Cámara Baja de EE. UU. autorizó el día de hoy una resolución contra los polémicos tuits del presidente estadounidense. La declaración aprobada condena los "comentarios racistas" de Trump y considera que "han legitimado el miedo y el odio hacia los nuevos estadounidenses y las personas de color", según el texto.
La resolución señala además que "los inmigrantes y sus descendientes han fortalecido a Estados Unidos y que quienes prestan el juramento de ciudadanía son tan estadounidenses como aquellos cuyas familias han vivido en Estados Unidos durante muchas generaciones".
Una historia de comentarios y acciones cuestionadas
Donald Trump y su padre, Fred Trump. Foto: AFPLa sombra del racismo persigue a Trump desde hace años. En 1973, él y su padre, Fred Trump, recibieron una denuncia por discriminación racial por parte del Departamento de Justicia, que le acusaba de vetar a negros como inquilinos en sus propiedades.
El informe del FBI, recogía testimonios de familias afroamericanas rechazadas, así como de empleados de la época que, entre otras cosas, contaban que les obligaban a marcar con una C de Colored (persona de color) las solicitudes de negros.
El pleito se resolvió con un acuerdo extrajudicial: Trump no tuvo que admitir responsabilidades, ni recibió ningún castigo, aunque se comprometió públicamente a mejorar sus prácticas para evitar riesgo de discriminación.
En los años ochenta, el entonces magnate inmobiliario tuvo un papel protagónico en el denominado “Caso de los Cinco”, en el que cuatro jóvenes negros y uno latino fueron detenidos por supuestamente haber golpeado y violado a una mujer en Manhattan. El suceso conmocionó a Nueva York y Trump se puso a la cabeza de la manifestación. Antes de celebrarse el juicio siquiera, publicó anuncios a toda página en los periódicos pidiendo la pena de muerte para los chicos.
"Traigan de vuelta la pena de muerte", decía el anuncio pagado por Trump y publicado en varios periódicos de Nueva York. Foto: Archivo particular
Pero los sospechosos, de entre 14 y 16 años, que siempre clamaron su inocencia, pasaron más de una década en prisión sin haberse realizado siquiera pruebas forenses. En el año 2002, el tiempo terminó dándoles la razón. El autor material del crimen apareció y confesó sus actos. Esto, sin embargo, no hizo que Trump rectificara o pidiera disculpas.
Aunque Trump ha negado en mil y una ocasiones su supuesto racismo, sin ir más lejos, su carrera política echó a andar como gran promotor de una teoría conspirativa que cuestionaba la nacionalidad estadounidense del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien era afroamericano.
Aquello fue en 2011. La campaña acusaba a Obama, hijo de padre keniata y madre estadounidense, de haber nacido en otro país, probablemente Kenia. El magnate llegó a afirmar que revelaría todo su patrimonio y que donaría 5 millones de dólares si el presidente divulgaba su partida de nacimiento. La desinformación fue tal que el mandatario demócrata tuvo que mostrar su certificado de nacimiento. Trump no le reconoció como estadounidense de nacimiento hasta septiembre de 2016.
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Pero sin dudas, los comentarios de Trump han cobrado mayor relevancia desde que lanzara su campaña por la presidencia en 2015. El magnate catapultó su proyecto político con un discurso en el que dijo que los inmigrantes mexicanos "Traen drogas. Traen delitos. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas". El presidente estadounidense jamás rectificó estas declaraciones.
Durante su campaña, Trump afirmó que un juez mexicano-estadounidense debía ser descalificado de investigar a una de sus empresas debido a su origen étnico, declaraciones que fueron criticadas como racistas. También trinó estadísticas falsas que afirmaban que los afroamericanos eran responsables de la mayoría de los asesinatos de blancos, y en algunos discursos vinculó a afroamericanos e hispanos con delitos violentos.
Ya en la presidencia, Trump no se ha moderado en sus comentarios. Uno de los episodios más recordados ocurrió después de una concentración de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia, en la que tras algunos disturbios falleció una mujer afroamericana. El presidente condenó el acto, pero lo justificó argumentando que las personas que protestaron contra los supremacistas “debían haber hecho algo”.
Otro de los más famosos se remonta a 2018, ocurrido durante una reunión en la Oficina Oval para hablar sobre la reforma migratoria. El magnate dijo que Estados Unidos recibía muchos inmigrantes de países como Guatemala, El Salvador, Haití y los países africanos, a los que calificó como de "shitholes" (huecos de mierda), y sugirió que, en cambio, su país debería aumentar la inmigración desde "lugares como Noruega y los países asiáticos”.