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El presidente estadounidense Donald Trump dará hoy en la noche el discurso del estado de la Unión, en el que presentará el resumen de lo que fue el año pasado para su país. La Casa Blanca había anunciado que el discurso del mandatario, quien se encamina a su tercer año de gobierno, sería optimista y unificador. Trump, quien enfrenta retos importantes en temas migratorios y de política exterior, aseguró que los republicanos y los demócratas tendrán la oportunidad de acabar con décadas de bloqueo político.
Si bien la carta fuerte del mandatario es la economía, de la cual se jacta cada vez que tiene oportunidad, más aún con los ojos puestos en su posible candidatura presidencial para las elecciones de 2020, tiene otros frentes calientes de los que se debe encargar cuanto antes.
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La gobernabilidad es uno de ellos. Las mayorías demócratas en el Congreso, lideradas por Nancy Pelosi, se han convertido en una piedra en su zapato. Fue por ellas que el Gobierno vivió su cierre parcial más largo en la historia, luego de que el partido opositor se rehusara a incluir en el presupuesto nacional los US$5.000 millones necesarios para construir el muro en la frontera con México. Aunque Trump cedió y les dio plazo hasta el 15 de febrero para financiar la barrera, parece que Pelosi no dará su brazo a torcer.
Este ambiente hostil en Washington llevó a aplazar una semana el discurso anual de Trump, pues normalmente se realiza a finales de enero. La presidenta de la Cámara es ahora la opositora más fuerte para cualquier proyecto que venga de la actual Presidencia. El pasado domingo fue descrita por el mandatario como “una persona rígida y muy mala para el país”.
El pulso por el muro es intenso y no parece que ni Trump ni los demócratas vayan a ceder. El tema migratorio ha sido una de las banderas de su programa político, en el que vende constantemente la situación como una crisis de seguridad fronteriza. Esto ha sido desmentido numerosas veces por organizaciones de derechos humanos, las cuales aseguran que, aunque este flujo migratorio es considerable, en términos humanitarios, no alcanza la gravedad y el peligro de los que advierte el mandatario.
Según la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, en inglés), hasta noviembre habían sido detenidos 396.579 migrantes por la patrulla fronteriza, la quinta cifra más baja desde 1973.
En conversaciones con El Espectador, Michael Shifter, director de la organización Diálogo Interamericano, con sede en Washington, aseguró: “Es difícil imaginar que Trump no insistirá más en el muro. Esta promesa de campaña es muy importante para su base política, y el presidente está obsesionado con satisfacer su base y mantenerla feliz”.
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Uno de los temas más espinosos del actual gobierno ha sido su política exterior. Retirar a las tropas de Siria y Afganistán el pasado diciembre fue un movimiento duramente criticado por el Congreso y por miembros de los cuerpos de seguridad. Por eso su mediación en Venezuela, que ha despertado un masivo apoyo al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, se ha convertido en una fuga de tensión interna de la que seguramente seguirá sacando partido.
De hecho, uno de los mayores críticos de Maduro en Estados Unidos, el senador republicano Marco Rubio, invitó al discurso a Carlos Vecchio, el encargado de negocios venezolano en Washington, nombrado por Guaidó.
El pulso de los invitados
Como es tradicional en los discursos del estado de la Unión, tanto el presidente como los miembros del Congreso llevarán a algunos invitados al evento, y generalmente sus invitaciones son un termómetro de la política actual estadounidense.
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Por parte del presidente, entre sus asistentes se destacarán, entre otros, una exdrogadicta y la familia de una pareja de ancianos estadounidenses asesinados por un inmigrante ilegal. Una lista que mostró cuáles son y seguirán siendo las prioridades políticas de Trump: la lucha contra los opiáceos y el combate a la inmigración irregular.
Por el lado de los demócratas, sus invitados demostraron el interés del partido por el control de armas, la inmigración, las políticas LGBTI y el cambio climático.
Por eso llevarán al evento a dos víctimas de la masacre de Parkland, una joven sobreviviente y un padre cuyo hijo falleció en ese mismo tiroteo, una soldado transgénero, una madre inmigrante que fue separada de sus tres hijos y expertos en el cambio climático, entre otros.