El hombre que logró llevar a la mesa a Kim Jong-un

Desde antes de llegar al poder, el mandatario de Corea del Sur buscó ponerle fin a una década de agresividad hacia el vecino del norte. Ayer protagonizó una cumbre histórica que anticipa tiempos de paz.

-Redacción Internacional
27 de abril de 2018 - 04:35 a. m.
Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, y Kim Yo-ong, hermana del líder norcoreano, en febrero. / AFP
Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, y Kim Yo-ong, hermana del líder norcoreano, en febrero. / AFP
Foto: AFP - -
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A pesar de que hace un año sólo se hablaba de una posible guerra en la península coreana, los presidentes de Corea del Norte, Kim Jong-un, y Corea del Sur, Moon Jae-in, protagonizaron una cumbre histórica, con el objetivo de iniciar un diálogo para ponerle fin al conflicto entre ambas naciones, que quedó suspendido, pero nunca terminó, con un cese del fuego en 1953.

Sesenta y cinco años después, el heredero de la dinastía Kim se convirtió en el primer líder norcoreano en cruzar la frontera con su vecino del Sur.

Si bien la reunión se dio por una conjunción de factores —la necesidad de supervivencia de Kim Jong-un y la irresponsable presión de Donald Trump—, el mérito es del presidente surocoreano, quien desde que llegó la Casa Azul, sede de la Presidencia, hace un año, le apostó a la paz con su peligroso vecino.

Ver más: Los Kim tenían una casa de descanso en Corea del Sur

“El año pasado fue uno de los más peligrosos de las últimas décadas. Mucha gente subestima lo cerca que estuvo de estallar una guerra en Corea”, señala en la misma línea Andrei Lankov, profesor de estudios coreanos de la Universidad Kookmin en Seúl.

Fue Moon Jae-in quien logró bajar la tensión. Le dio un giro significativo a la política doméstica y a los asuntos regionales, a pesar de los riesgos tan elevados de que su país fuera la primera víctima de una confrontación con el riesgo del uso de armas atómicas.

Llegó respaldado por una votación masiva: el pueblo surcoreano depositó su confianza ampliamente en el diálogo y la moderación. “Insistir en la recuperación económica, la transparencia administrativa, el empleo juvenil y un mayor control de los conglomerados industriales y financieros (chaebols), por encima de la respuesta militar a Corea del Norte, fue la fórmula exitosa gracias a la cual Moon dobló los votos de sus opositores conservadores y militaristas en las elecciones”, explicaba a este diario Pío García, profesor de la Universidad Externado.

Hijo de norcoreanos

Kim y Moon, fichas claves de la nueva etapa en la península, recorrieron caminos muy opuestos hasta llegar al poder. Sus destinos se cruzaron hace muchos años. Los padres de Moon nacieron en Hungnam, en Corea del Norte. Su padre, Moon Yong-hyung, trabajaba como funcionario local hasta 1950, cuando su pueblo fue sitiado por las fuerzas de Kim Il-sung, abuelo del actual líder norcoreano, y debió huir. La familia de Moon fue parte de los 100.000 civiles que salieron del Norte en el marco de la Evacuación Hungnam, una de las operaciones estadounidenses de rescate de civiles más importantes en medio de la guerra (1950-53).

Moon Jae-in nació en un campo de refugiados de Geoje, en la actual Corea del Sur. Su padre cayó en una depresión y fue la Iglesia católica la que ayudó a la familia en esos tiempos difíciles. Por eso se declara católico creyente.

Ver más: Lo que tiene que saber de la reunión entre las dos Coreas

A base de pequeños trabajos, su madre, Kang Han-ok, se convirtió en el principal sustento de la familia. El futuro presidente la acompañaba a menudo tirando de un carrito lleno de carbón para vender. “Mi padre sufrió toda su vida pobreza y después como refugiado. Esperaba tanto de mí pero murió sin verme tener éxito”, escribió Moon.

Con grandes esfuerzos, el actual presidente surcoreano se convirtió en abogado y decidió dedicarse a la defensa de los derechos humanos. Sin embargo, fue parte de las fuerzas especiales surcoreanas y participó en arriesgadas operaciones en la frontera. Conocedor como pocos de lo que han dejado 65 años en guerra, Moon creyó en la diplomacia con Kim.

Usó los Juegos Olímpicos de Invierno, celebrados en febrero, como escenario para articular esa aproximación e invitó a Pionyang a participar, para así aliviar las enormes tensiones generadas en 2017 por las repetidas pruebas de armas norcoreanas y las amenazas cruzadas entre Trump y el régimen. Así comenzó el deshielo que anoche vivió su capítulo más importante con la cita en la frontera. ¿Qué sigue? La cumbre entre Kim y Donald Trump prevista para mayo o junio. El reto de Moon será mantener viva la apuesta diplomática, a pesar de la retórica del presidente de EE. UU. y las amenazas de Kim.

Por -Redacción Internacional

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