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A principios de agosto, Estados Unidos concluyó en que era atribuible a Moscú el envenenamiento en marzo en Salisbury del ex agente doble ruso Sergei Skripal y su hija Yulia, con la sustancia desarrollada por la Unión Soviética en la Guerra Fría.
Debido al uso de "armas químicas o biológicas en violación del derecho internacional", Washington había anunciado el 8 de agosto su intención de imponer estas nuevas sanciones, si el Congreso no se oponía. Este lunes, un aviso publicado en la Gaceta Federal, el gobierno estadounidense informó del inicio de las medidas punitivas.
(En contexto: Estados Unidos sancionará a Rusia por supuesto uso de armas químicas)
Las sanciones consisten en interrumpir la ayuda extranjera a Rusia, bloquear la venta de artículos o servicios relacionados con la defensa y la seguridad nacional, y prohibir cualquier apoyo gubernamental al crédito para cualquier exportación a Rusia.
No obstante, continuarán las ventas y los servicios relacionados con los lanzamientos espaciales, tanto comerciales como gubernamentales.
Además, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha emitido una "renuncia parcial" no específica sobre las sanciones, una medida que podría atenuar su impacto.
(Ver más: Rusia reafirma que no tiene armas químicas, frente a amenazas de EE.UU.)
El efecto real de las medidas es difícil de evaluar, pero un alto funcionario estadounidense estimó que podrían costar "cientos de millones de dólares" a la economía rusa. Sobre todo, si a estas sanciones siguieran otras más severas.
Solo el anuncio de esta decisión fue suficiente para derribar los mercados financieros rusos y el rublo.
Rusia ha rechazado las acusaciones y ha dicho que tomará represalias contra nuevas sanciones. "Cualesquiera que sean las sanciones contra Rusia, las medidas de represalia serán las mismas", había dicho la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Maria Zakharova, tras el anuncio de las sanciones a principios de agosto.