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Así como los últimos tres informes sobre droga (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes —JIFE—, Departamento de Estado y Casa Blanca) alertaron sobre el aumento de los cultivos ilícitos en Colombia, también hicieron un llamado sobre el aumento del consumo de drogas que sufre Estados Unidos: el país atraviesa la peor crisis de adicción en 60 años.
El más reciente reporte, el de la ONDCP (Office of National Drug Control Policy), de la Casa Blanca, emitido el martes, reveló que las muertes por sobredosis en el país aumentaron 25 %. Datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que en 2014 murieron en EE. UU. más personas por sobredosis de drogas (47.055) que en ningún otro año registrado. La tendencia creció en 2015, cuando más de 52.000 personas fallecieron por una sobredosis de medicamentos o drogas. Poco más de 33.000 decesos (63 %) se debieron a un opioide recetado o ilegal. Muchas de esas drogas (60 % según datos oficiales) se pueden adquirir con receta.
De acuerdo con el CDC, desde 2012 se ha presentado un incremento del 54 % en las muertes por sobredosis relacionadas con la cocaína.
El documento de la Casa Blanca señala que de 2009 a 2014 hubo tasas relativamente constantes de consumo de cocaína entre los estadounidenses. Según datos de la Encuesta Nacional de Uso de Drogas y Salud de 2015, en ese año había 1,9 millones de estadounidenses de 12 años o más que eran usuarios de cocaína, lo que supone un aumento del 23 % frente a los 1,5 millones de 2014. El número de iniciados en cocaína en el año anterior también aumentó 26 %, de 766.000 en 2014 a 968.000 en 2015. Un lado de la historia.
Durante la presentación del informe anual del Departamento de Estado, el pasado 2 de marzo, el secretario de Estado adjunto para Narcóticos y Asuntos de Seguridad, William Brownfield, señaló que “hoy en día Estados Unidos tiene más comunidades, más familias y más regiones enfrentadas al problema de la droga y la adicción, especialmente heroína y otros opioides”, según reportaba la agencia Efe.
El funcionario señaló a México como uno de los mayores productores de “heroína, marihuana y drogas sintéticas con destino a EE. UU.”. Y reconoció que “Estados Unidos vive su peor crisis de adicción a la heroína y los opioides en más de 60 años”.
El informe de la JIFE, presentado a comienzos de marzo, confirmó el uso indebido y cada vez mayor de opioides en Estados Unidos. En este país mueren más personas por sobredosis —de heroína y otras drogas opioides— que por accidentes de tráfico, coinciden los reportes de salud.
El auge de los analgésicos legales está en el origen de la actual epidemia, según los expertos. La DEA explicó que todo está relacionado: el creciente uso de heroína se origina en la epidemia del abuso de analgésicos opiáceos, como la oxicodona.
Desde 2012, los médicos comenzaron a recetar opioides con más facilidad, llevando a un aumento inédito de las ventas. Reportes oficiales dan cuenta de 259 millones de recetas médicas para opioides en sólo un año, algo así como una receta por habitante.
El estado con mayor promedio de muertes por sobredosis en 2015 fue Virginia Occidental, según el CDC: por cada 100.000 habitantes hubo 41 muertes por sobredosis. La lista de regiones estadounidenses en donde crece la epidemia de drogas la siguen Pensilvania, Florida, Ohio y Kentucky. El tema es tan grave que el gobernador de Maryland declaró el estado de emergencia por la “acuciante crisis del consumo de heroína y opiáceos que destroza las comunidades”.
El aumento del uso de drogas se da también por el cambio en el perfil del consumidor: durante años, las muertes por sobredosis se relacionaron con la comunidad afroamericana o minorías migrantes, pobres, generalmente relacionados con el crimen, y con poco acceso a la educación.
El adicto de ahora ha cambiado: las cifras señalan que el 90 % de los nuevos usuarios son, en su mayoría, blancos que viven en los barrios residenciales a las afueras de grandes ciudades o en pueblos donde hay más clase media.
Los expertos ubican el inicio de esta nueva crisis en 2010, cuando el uso de drogas comenzó a crecer aceleradamente entre la población blanca: el número de blancos muertos por sobredosis de heroína ha aumentado 267 % en seis años. A pesar de que la manera de ver al adicto ha cambiado y son más voces las que piden ver el problema desde una óptica de salud, el gobierno de Donald Trump propone una política de mano dura contra las drogas.