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En Denial, una película de Mick Jackson, la reconocida historiadora estadounidense Deborah Lipstadt se enfrenta en la corte a David Irving, un escritor británico que asegura en varias de sus obras que el Holocausto nunca ocurrió. “La negación del Holocausto se basa en cuatro afirmaciones básicas. Uno: que nunca hubo un intento sistemático u organizado por parte de los nazis de matar a todos los judíos de Europa; dos, que los números son mucho menos de cinco o seis millones; tres, que no había cámaras de gas o instalaciones de exterminio especialmente construidas, y cuatro, que el Holocausto es, por lo tanto, un mito inventado por los judíos para obtener una compensación financiera y promover la fortuna del Estado de Israel”, explica Lipstadt al inicio de la película.
Hay varias cintas que, como Denial, muestran otro lado del nazismo: la turbia corriente ideológica del negacionismo y de las personas que buscan ocultar los terribles crímenes de Auschwitz. En Laberinto de mentiras, un filme alemán de 2014, un joven fiscal llamado Johann Radmann se entera en 1958 de los crímenes de Auschwitz y decide llevar a los tribunales a uno de los comandantes del campo de exterminio, pero sus planes se ven frustrados cuando se entera de que muchos de los exmiembros del Partido Nacionalsocialista sirven todavía en el gobierno y, además de cuidarse unos a otros, han ocultado las pruebas de lo que ocurrió. Pero además de haber luchado contra el negacionismo y el ocultismo, la historia del Holocausto hoy afronta otra dura pelea: la del olvido.
Este lunes se conmemora el aniversario número 75 de la liberación de Auschwitz, el campo de exterminio más grande creado por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Por ello, la Organización de Naciones Unidas ha designado esta fecha como el Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Sin embargo, se han publicado cifras preocupantes sobre el desconocimiento de esta fecha, o incluso de la ignorancia sobre los escabrosos detalles del Holocausto.
Expertos explican que la ignorancia y el desconocimiento sobre el Holocausto están creciendo, particularmente entre los jóvenes. En Estados Unidos, una encuesta de 2018 mostró que “el 66 % de los millennials no podían identificar qué era el campo de concentración y muerte de Auschwitz”. En Francia, por ejemplo, casi el 20 % de los adultos jóvenes de entre 18 y 34 años dijeron que nunca habían oído hablar del Holocausto, y una de las razones de esto se debe a las fallas en el sistema educativo.
“En algunos lugares seguramente el tema no se estudia porque han pasado 70 años, porque no se conoce suficiente. Pero hay países donde el Holocausto hace parte del eje de la memoria histórica, especialmente en países como Alemania, Austria, Polonia, República Checa, Hungría, por lo tanto es más conocido ahí. En Colombia, por ejemplo, el tema del Holocausto no se estudia, y pensaría que hay una gran cantidad de países donde existe el mismo problema. O se estudia muy por encima, o se toma como un episodio histórico más. Mientras en países como Alemania o Austria el tema se comienza a estudiar desde kínder”, explica Marcos Peckel, director de la Comunidad Judía de Colombia y profesor de la Universidad del Rosario.
Como explica Harry D. Wall, miembro de la junta de directores del Instituto Olga Lengyel de Estudios del Holocausto y Derechos Humanos, “la ignorancia sobre el Holocausto está creciendo”, pero “estudiarlo puede proporcionar una comprensión necesaria de cómo una población entera fue intimidada y manipulada por los demagogos antes de sucumbir al odio y al miedo. También puede servir como modelo para reconocer los peligros de satanización y ayudar a proteger los derechos humanos y fortalecer los valores democráticos fundamentales”.
Wall advierte también que la ignorancia sobre el Holocausto podría ayudar a que se presenten fenómenos como el antisemitismo. Para Peckel, el desconocimiento de este episodio no necesariamente está relacionado con los ataques antisemitas, aunque es “obvio que la falta de conocimiento del Holocausto sí hace más posible que el antisemitismo crezca”. Sin embargo, el director de la Comunidad Judía de Colombia advierte que el antisemitismo está creciendo también en sociedades donde se conoce qué era el Holocausto, pues hay tres fuentes principales que lo fomentan: la extrema derecha, que trata de reivindicar a los nazis negando el Holocausto, así como la extrema izquierda y el islam radical, según dice Peckel. “Esas tres fuentes tienen distintos mecanismos de fomentar el antisemitismo y obviamente el estudio del Holocausto podría ser una forma de mitigarlo, pero es algo que no se está haciendo”, aclara el profesor del Rosario.
“Nosotros pensamos que el Holocausto es un episodio único: por la forma en que se hizo, por la industrialización de la muerte, por el lugar donde se hizo, por el objetivo de eliminar un pueblo entero, es un fenómeno único, y el estudio es clave para evitar que fenómenos como tal se repitan. Obviamente, ha habido episodios después de la Segunda Guerra Mundial donde ha habido similitudes, como un Ruanda, por mencionar un caso”.
El Holocausto no es un problema de los judíos, sino de la humanidad, advierte el experto. Por ello “debe ser estudiado como un hecho histórico que fue fomentado primero por el odio, por la palabra, luego por los hechos, por la indiferencia de la sociedad ante lo que estaba ocurriendo y por la indiferencia de un mundo y del sistema internacional que, a sabiendas de lo que estaba ocurriendo, nunca trató de evitarlo. Obviamente, lo que se conoce siempre es más fácil de utilizar en los momentos que vuelvan a ocurrir, y por eso la preocupación que existe por el poco conocimiento que hay sobre el Holocausto”, dice Peckel. “Los gobiernos deben fomentar la conmemoración, pero no un día únicamente, sino el estudio desde una edad temprana, de las razones, de la forma como se debe evitar. Es una obligación en todos los colegios y para todas las edades”, concluye el profesor Peckel.
Wall, por otro lado, agrega que “la democracia es frágil y los derechos humanos se debilitan o derriban fácilmente. Lo que les sucedió a los judíos en la Alemania nazi es una de las peores atrocidades de la historia. Ciertamente no fue el último caso de su tipo, como se observó en Ruanda y ahora en Myanmar. A menos que aprendamos las lecciones del pasado, ninguna sociedad o país estarán a salvo de los demonios que acechan entre nosotros”.