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Tras varios días de incertidumbre, finalmente el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia confirmó la victoria del presidente Evo Morales en las elecciones presidenciales del pasado domingo. Un resultado que el mandatario había anticipado en la mañana de este jueves.
El cómputo online del TSE le dio el triunfo a Morales en primera vuelta frente al opositor y expresidente Carlos Mesa con el 99,81% de los votos escrutados. Según la página oficial, el mandatario obtuvo el 47,06% de los sufragios frente a los 36,52% conseguidos por Mesa, con una diferencia entre ambos de 10,54 puntos.
Según la tendencia le resultaría imposible al centrista Mesa revertir el resultado oficial, de manera que Morales obtuvo el triunfo para un nuevo mandato hasta 2025. Para forzar una segunda vuelta, Mesa debía conseguir una diferencia inferior a los 10 puntos porcentuales, algo que según el TSE no va a ocurrir.
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Los resultados están seriamente cuestionados por sectores bolivianos, que mantienen una huelga en varias ciudades del país.
El proceso electoral, rodeado de denuncias de fraude desencadenó una oleada de protestas opositoras en las principales ciudades del país. Mesa no reconoce el resultado y varias instancias internacionales, encabezadas por la OEA, la Unión Europea, así como algunos países de la región como Argentina, Colombia y Chile, que han manifestado su profunda preocupación por lo sucedido en los últimos días.
Las críticas de la oposición boliviana se basaron en que el primer resultado del conteo, con el 84% de los sufragios, avizoraba una segunda vuelta entre Morales y Mesa, pero la confusión surgió, cuando el TSE suspendió el recuento sin previo aviso y lo reanudó el lunes en la tarde, dándole al mandatario actual la ventaja suficiente para ganar en primera vuelta.
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La respuesta de Morales a las acusaciones de fraude fue un contraataque. El mandatario, que gobierna desde 2006, denunció un intento de “golpe de Estado interno y externo” de la oposición y llamó a sus seguidores a movilizarse.
La OEA, que ha estado pendiente del caso, afirmó que, incluso si Morales ganaba en primera vuelta, lo mejor sería ir a una segunda vuelta. Una posición que fue cuestionada por el gobierno boliviano este jueves.
"El informe emitido no recoge la información con la ecuanimidad que corresponde a una misión de esta naturaleza", declaró Pary, luego de que los observadores de la OEA pidieran el miércoles un balotaje en Bolivia para dirimir los reñidos comicios entre Morales y su rival, Carlos Mesa.
Carlos Mesa, expresidente boliviano y opositor de Morales, denunció un suspuesto fraude. Foto: EFE
Mesa, de 66 años, anunció el miércoles la formación de una alianza con partidos de derecha y líderes de centro para presionar por un balotaje. En Santa Cruz, el baluarte de la oposición, manifestantes bloquearon el miércoles los principales ejes viales de la ciudad, la más habitada de Bolivia.
"Este paro va a durar hasta que nos confirmen la segunda vuelta", dijo entonces el líder del influyente Comité Pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, frente a una multitud y tras enfrentamientos entre oficialistas y opositores.
La crisis de legitimidad de Evo Morales empezó, según sus adversarios, el 21 de febrero de 2016, cuando, tras una década en el poder, perdió un referéndum sobre reelección indefinida. Sin embargo, Morales apeló esta decisión aduciendo que negarle la participación en estos comicios "violaba sus derechos humanos", recurso que fue aprobado por el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral (TSE).