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Francia se movilizó este martes contra el antisemitismo con varias concentraciones en todo el país y una condena generalizada de la clase política, que se pronunció contra el aumento de ataques de ese tipo, de los que en 2018 se registró un alza interanual del 74 %.
La principal protesta tuvo lugar en París, organizada por el Partido Socialista (PS) con la participación de al menos una quincena de formaciones políticas y la ausencia de la ultraderechista Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés), que no fue invitada.
El primer secretario del PS, Olivier Faure, no contó con el partido de Marine Le Pen al considerar que toda su historia "está vinculada al antisemitismo y el racismo", y el RN, que montó su propio acto, aseguró que de todas maneras no pensaba formar parte de una manifestación "instrumentalizada".
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Faure lanzó esta convocatoria alegando que "los actos antisemitas se han multiplicado de forma dramática en 2018", con un total de 541 ese año, y que el antisemitismo es un delito que afecta no solo a los judíos, sino que es cuestión "de toda la nación".
El primer ministro, Édouard Philippe, y más de la mitad del Ejecutivo se sumaron a la concentración, mientras que el presidente, Emmanuel Macron, acompañado por su mujer, Brigitte, se dirigió junto a los presidentes de la Asamblea Nacional y del Senado al Memorial del Holocausto, también en la capital.
La protesta tuvo lugar el mismo día en que aparecieron profanadas al menos 80 tumbas del cementerio judío de Quatzenheim, cerca de Estrasburgo (este), con cruces gamadas pintadas sobre esas sepulturas.
"Quienes han hecho esto no son dignos de la República, que les castigará", dijo Macron desde ese lugar, adonde se desplazó a primera hora de la tarde para mostrar la solidaridad del país con lo sucedido.
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El auge del antisemitismo tuvo recientemente otros dos ejemplos significativos: el rostro de la superviviente del Holocausto y exministra francesa de origen judío Simone Veil, pintado sobre un par de buzones de correos, fue descubierto tachado por una esvástica el 11 de febrero.
"En nuestro país no debe tener lugar ninguna amenaza ni violencia contra nadie por su religión, sus convicciones o sus orígenes", subrayó una declaración difundida este martes y firmada por representantes de los principales cultos en el país, como el gran rabino de Francia, Haïm Korsia.