Jerusalén, la última tentación de Trump

Donald Trump les dijo a líderes árabes e israelíes que planea reconocer este miércoles a Jerusalén como la capital de Israel. Trasladar la embajada tomará seis meses.

redacción internacional
06 de diciembre de 2017 - 03:00 a. m.
El presidente Donald Trump y su homólogo israelí, Benjamín Netanyahu.  / Efe
El presidente Donald Trump y su homólogo israelí, Benjamín Netanyahu. / Efe
Foto: EFE - DEBBIE HILL
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Israel considera Jerusalén como su capital “eterna y reunificada”, y los palestinos aseguran que Jerusalén Este debe ser la capital del Estado al que aspiran. Mientras israelíes y palestinos no lleguen, en el marco de un acuerdo de paz, a un consenso sobre el estatuto final de esta ciudad, en donde confluyen las tres religiones monoteístas, Jerusalén seguirá siendo uno de los temas más delicados de la política internacional.

Pero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su desconocimiento de la diplomacia (¿acaso intencional y conveniente?) está listo para patear el tablero y elevar la tensión en Oriente Medio.

(Lea también: Conozca quién le dijo a Trump que trasladar la embajada a Jerusalén es pésima idea)

De acuerdo con la Casa Blanca, el mandatario, cumpliendo con una de sus promesas de campaña, piensa anunciar este miércoles el traslado de la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv a Jerusalén. Un error, según le advirtieron varios líderes mundiales.

De acuerdo con Sarah Huckabee Sanders, vocera de la Casa Blanca, Trump tuvo contacto telefónico ayer con varios líderes de Oriente Medio. Todos le advirtieron, según reportó Politico, que un anuncio así incendiaría las calles. La comunidad internacional no reconoce la soberanía israelí en Jerusalén y considera que Jerusalén Este es territorio ocupado. Todas las embajadas extranjeras están instaladas en Tel Aviv.

“¡Señor Trump! Jerusalén es una línea roja para los musulmanes”, declaró el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, e incluso amenazó con romper relaciones diplomáticas con Israel si la administración estadounidense traslada su misión diplomática.

Jordania y Egipto, además de las 22 naciones de la Liga Árabe y los 57 estados miembros de la Organización de la Conferencia Islámica, también alzaron la voz para advertir de la reacción popular si una medida así se concreta.

La alta representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Federica Mogherini, se unió a las advertencias: “Debe encontrarse un camino a través de negociaciones para resolver el estatus de Jerusalén como futura capital de los dos estados, de manera que puedan cumplirse las aspiraciones de ambas partes”, afirmó Mogherini.

Las frenéticas advertencias llegan incluso del interior del gobierno estadounidense. El Departamento de Estado, el de Defensa y otras instituciones en Washington le explicaron a Trump los riesgos para las tropas estadounidenses y sus ciudadanos en Oriente Medio si se anuncia el cambio de sede diplomática. Todo esto, dice la prensa local, haría a Trump desistir del traslado, pero no del reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel. El Congreso de EE. UU. aprobó una ley en 1995 habilitando el traslado de la embajada a Jerusalén, en un apoyo simbólico al reclamo de Israel de convertir la ciudad en su capital. Sin embargo, la ley incluye una cláusula que ha permitido a los presidentes postergar la decisión cada seis meses.

Incluso Trump usó esta cláusula en mayo, cuatro meses después de llegar a la Casa Blanca, “por razones de seguridad nacional”. Las cosas no han cambiado.

Entonces, ¿por qué insiste? De acuerdo con analistas en Washington, “a los ojos de Trump, la decisión de reconocer a Jerusalén políticamente compensaría las prórrogas que se han hecho del traslado de la embajada y sería un guiño a sus electores”. De acuerdo con The New York Times, “Trump sí trasladará la embajada, pero en seis meses, por toda la logística que esto conlleva”.

Pero las medidas a medias, aunque simbólicas, tienen consecuencias reales. Y el primer gran afectado sería su yerno, Jared Kushner, quien ha trabajado durante más de nueve meses en una iniciativa de paz entre Israel y Palestina. De hecho, según The Atlantic, su plan de pacificador sería anunciado el próximo domingo.

(Le puede interesar: ¿Qué se juega Trump si declara Jerusalén como capital israelí?)

¿O acaso son los informes revelados el viernes —que Kushner trabajó con el investigado exasesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn, a instancias del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, para intentar anular una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra asentamientos israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este durante la transición presidencial— lo que está provocando esta tormenta?

Los líderes palestinos advirtieron que reconocer a Jerusalén como capital de Israel arruinaría los esfuerzos de Trump por llegar a un acuerdo de paz. Trump se presenta como un negociador pragmático que lograr la paz en la zona. Eligió el camino difícil.

Por redacción internacional

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