Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
32 años después de la tragedia de Chernóbil, la fundación Clean Futures Fund busca ayudar a los perros "descendientes" de la catástrofe. El 26 de abril de 1986 explotó el reactor 4 de la central nuclear de Chernóbil, en Ucrania, desdencadenando la peor catástrofe nunclar de la historia, al dejar en la atmósfera 50 millones de curies (unidad de radioactividad), equivalentes a 500 bombas similares a las que EE.UU. lanzó en Hiroshima.
(Lea también: Ucrania conmemora 32 años de la tragedia de Chernobyl)
Ante los altos niveles de radiación, cientos de habitantes de la ciudad tuvieron que abandonar sus hogares, pues, de lo contrario, ponían en riesgo su salud. Pero muchos de los que se fueron, abandonaron también a sus mascotas.
Según información de Clean Futures Fund hay aproximadamente 1000 caninos de Chernóbil, muchos de ellos viviendo cerca de la planta, que son aislados por miedo a la radiación. Incluso, hay personas que recomiendan que no los toquen.
(Lea también: Chernóbil, una lección ignorada)
Lucas Hixson y Erik Kambarian son los fundadores de Clean Futures Fund. Hixson, quien también es investigador de radioactividad, decidió ayudar a estos animales abandonados y, para ello, construyó una clínica temporal con veterinarios y voluntarios para diagnosticar, vacunar y alimentar a los animales. La fundación también afirma que de cientos de perros examinados solo dos están contaminados.
(La también: Los perritos radioactivos de Chernóbil)
El objetivo de este investigador es que algún día los perros de Chernóbil puedan salir de la zona restringida de esa área.