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Desde que Nikolás Cruz, un joven de 19 años, descargó su arma semiautomática contra sus profesores y compañeros de la escuela Marjory Stoneman Douglas, en Parkland, Florida, el 14 de febrero de 2018, las protestas contra las armas en Estados Unidos han aumentado. Aunque, tristemente, los tiroteos no han mermado.
Hasta entonces, según datos de Gun Violence Archive, 1.826 personas habían muerto por violencia armada en suelo estadounidense. Es decir, que el promedio de muertos, es de 40 al día. La semana pasada, de hecho, se presentó otro tiroteo en una escuela. Registros de la misma organización señalan que, en lo que va del año 16 tiroteos han sido en escuelas.
Días después de esta tragedia, los estudiantes alzaron la voz. Una de las más fuertes fue la de Emma González, estudiante de último año de Stoneman Douglas, quien escondida en un armario sobrevivió a Nikolás Cruz dió un emotivo discurso: "Es el momento de que las víctimas seamos el cambio que necesitamos ver". No fue la única. Familiares de las 17 víctimas.
Ver más: Esta semana hubo otro tiroteo en una escuela de EE.UU.
Trump insistió en que Cruz tenía un problema mental, pero no entró a valorar el problema de las armas en el país. "No es solo un problema de salud mental. No habría matado a tanta gente con un cuchillo", manifestó González.
Ese movimiento estudiantil ha crecido y esta sábado dieron otra muestra de fortaleza. Ya lo habían hecho tras la matanza y un mes después cuando marcharon en varias ciudades para pedirles a los legisladores del Congreso que cambien su enfoque. Los representantes y senadores no han podido aprobar unas normas que impidan, entre otras cosas, que se ponga trabas a la compra de cargadores semiautomáticos (como el de Cruz) y como el que tenía el hombre que meses antes mató a 58 personas el pasado octubre en Las Vegas.
No hay una cifra de cuántas armas de fuego hay en manos de civiles en EE.UU., pero informes dan cuenta de que nueve de cada diez ciudadanos tienen una. es decir que la población estadounidense es la más armada del planeta.
Una nueva generación
La mayoría de jóvenes que marcharon el sábado en Nueva York, Atlanta, Boston, Chicago, Cincinnati, Dallas, Houston, Miami, Minneapolis, Nashville y Seattle, entre muchas otras, así como en Londres, Reino Unido, y en varias ciudades de Canadá, no tienen más de 20 años. Aunque había niños y adultos, los estudiantes fueron los que llevaron la batuta. Y parece que no la van a soltar.
El movimiento ha tomado tal dimensión, que ya fueron portada de revistas como Time y otras. Los identifican como La Generación Z, jóvenes que no están dispuestos a respaldar candidatos en el Congreso que no los escuchen. Saben que necesitan su voto y por eso ayer animaron a todos a inscribirse para votar en noviembre, cuando será renovada parte del organismo legislativo de EE.UU.
"Estos adolescentes que enarbolan el relevo generacional son los más diversos racialmente en la historia del país y con actitudes muy abiertas respecto a la orientación sexual, creencias religiosas y la composición de la familia. La juventud que hoy marcha y toma los micrófonos dejando en evidencia a políticos que ya no tienen argumentos justificables, representa la pluralidad de una nación que hasta ahora ha presumido de ser baluarte del libertades, pero con la rémora de una cultura belicista amparada en una segunda enmienda que se defiende como un derecho absoluto y no como un derecho constitucional modificable", decía el diario El Mundo de España.
Ver más: Así fue la marcha de este sábado contra las armas en EE.UU.
David Hogg, uno de los sobrevivientes del tiroteo en Florida, dijo ayer a la multitud que "podemos y vamos a cambiar este mundo". "¡Haremos de esto una cuestión electoral!", dijo el joven líder de la marcha.
Los manifestantes también saludaron con una ovación a Yolanda Renee King, de apenas nueve años y nieta de Martin Luther King, quien pidió "un mundo sin armas".
"¿Cuántos más deben morir?", se preguntaban en la fría mañana de este sábado incontables pancartas, en referencia a la última matanza de Parkland. "¿Seré yo la próxima?", rezaba el cartel que llevaba una joven en medio de la multitud.
"Libros, no armas", "Protejan a los jóvenes, no a las armas", "¡Ya basta con las armas!", eran algunas de las consignas que se repetían miles de veces en la marea humana que se movilizaba por la Avenida Pensilvania, que une la Casa Blanca con el Capitolio, sede del Congreso.
Formalmente, la "Marcha por Nuestras Vidas" pide la prohibición tanto a la comercialización de rifles de asalto como la venta libre de cargadores para armas semi-automáticas, así como el refuerzo de los controles de antecedentes de las personas interesadas en comprar armas.
Alcance nacional
Mientras el centro de la capital era literalmente inundado por jóvenes, niños y adultos, lo mismo ocurría en casi aproximadamente muchísimas ciudades de todo el país.Una de las marchas tenía lugar en Parkland, Florida, donde el mes pasado tuvo lugar la matanza en el colegio secundario. Allí miles de personas manifestaban en el parque Pine Trails, el mismo lugar en que hace poco más de un mes los vecinos se reunieron para una vigilia en conmemoración de los 17 fallecidos.
"La vigilia fue una noche de duelo, pero este día es un día de activismo", dijo a la AFP Kuishawn Cole, un estudiante de 17 años que frecuenta la escuela donde ocurrió la masacre.
Ver más: Los gringos y las armas
En Nueva York, la marcha incluyó al músico Paul McCartney, quien caminaba en medio de la multitud.
"Uno de mis mejores amigos fue víctima de violencia con arma de fuego cerca de aquí", dijo McCartney, en referencia al asesinato a balazos de John Lennon, en 1980.
Donald Trump no se ha pronunciado. A pesar de la contundencia de las marchas y de la fuerza que toma el movimiento. Es una presa más del poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle. Como muchos otros políticos que reciben dinero de esta organización para sus campañas. La Generación Z dice estar dispuesta a luchar hasta que esto cambie. Y aunque son respaldados por 7 de cada 10 estadounidense que están de acuerdo en poner más controles a las armas, la mitad del país asegura que nada va a cambiar.