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Los residentes de Chicago hicieron historia el pasado martes: eligieron por primera vez en Estados Unidos a una mujer negra y abiertamente homosexual como alcaldesa de una ciudad del país. De forma aplastante, la exfiscal Lori Lightfoot logró el 74 % de los votos con una campaña que tuvo como bandera combatir la corrupción en la política y la violencia, la cual azota a Chicago desde hace un tiempo. Desde 1837, los votantes de esta ciudad habían elegido solo un alcalde negro y a una alcaldesa.
En un momento donde el presidente Donald Trump insiste en defender el porte de armas, el mensaje de la nueva alcaldesa, la cual pertenece al Partido Demócrata, logró filtrarse por las barreras de clases económicas y raciales para superar a la política afroamericana Toni Preckwinkle, quien trabajó en el consejo municipal durante 19 años antes de convertirse en presidenta de la junta del condado de Hook. “Enfrentamos intereses poderosos. Hoy se ha creado un movimiento para el cambio”, aseguró Lightfoot, acompañada de su hija y de su esposa, tras conocerse los resultados.
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Chicago es una de las ciudades más violentas en Estados Unidos y una de las que más desigualdad social vive. De hecho, más de 550 personas fueron asesinadas en Chicago el año pasado debido a las pandillas, a menudo alimentadas por el tráfico de drogas, la mayoría en los barrios afroamericanos y con dificultades económicas. El número supera la suma de las cifras de homicidios en Nueva York y Los Ángeles, cuyas poblaciones son mayores.
La elección de la mujer, de 56 años, si bien sorprendió desde que empezó a coger fuerza en la campaña electoral, pues nunca había ocupado un cargo de elección popular, podría responder a un cansancio general de la población con respecto a las problemáticas de la sociedad. “El mensaje es que los votantes quieren nuevas ideas y un gobierno más limpio. Están cansados de la corrupción, de las investigaciones federales a funcionarios de la ciudad, de la mala conducta de la policía y de una crisis presupuestaria”, aseguró a la AFP Evan McKenzie, profesor de ciencia política de la Universidad de Illinois.
Lightfoot sucederá a Rahm Emanuel, quien en su momento fue una estrella del Partido Demócrata y primer jefe de gabinete de la administración Obama. La mujer emergió de entre un grupo de 14 candidatos que aspiraban al cargo y llevó como bandera la muerte de Laquan McDonald, una adolescente afroamericana, quien fue baleada por un agente de la policía local, para impulsar su campaña electoral. Eso sin contar sus fuertes críticas a Emanuel, por la clausura de docenas de colegios de Chicago que estaban principalmente en barrios de mayoría hispana o negra.
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El hecho fue determinante, pues fue la estocada final para el exalcalde, quien sufrió los peores daños políticos por su gestión en el caso de McDonald. Emanuel se enfrentó a acusaciones de tentativa de encubrimiento, expulsó al jefe de policía y se embarcó en una reforma en la que instituyó algunos cambios. Sin embargo, fue inútil para recuperar su credibilidad.
Mientras tanto, Lightfoot se fue convirtiendo en una de las mejores opciones para reemplazar al exalcalde, a pesar de que desde un principio hubo escepticismo a su alrededor. No obstante, el apoyo de medios de comunicación importantes de la ciudad, como The Chicago Sun-Times, fueron determinantes para posicionarla. “Ella tiene la visión, los valores, las calificaciones y las políticas para ser una líder eficiente para toda la ciudad, desde los administradores de los fondos de cobertura hasta los trabajadores de comida rápida”, se leía en uno de los editoriales del periódico.