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Cuando hablamos de migración africana, se viene a la mente las imágenes de precarias embarcaciones que buscan cruzar el mar Mediterráneo para llegar a Europa. Y aunque esa nunca se detiene, a pesar de que esas aguas se convirtieron en un cementerio de migrantes, hay otra ola migratoria que apenas comienza a notarse.
Se presenta en la frontera sur de Estados Unidos con México. Además de las caravanas con miles de centroamericanos que buscan alcanzar el "sueño americano" en este lugar están varados miles de imigrantes africanos que también quieren llegar a EE. UU.
Africanos provenientes de Eritrea, Congo, Cameron, Angola y Etiopía. ¿Cómo llegan hasta la frontera con México? La mayoría que llegn al estado de Coahuila y Tamaulipas están hacinados en albergues temporales, viajan con niños y no tienen documentos.
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Pagan mucho dinero a las redes de tráfico de personas, que las recogen en la costa de algún país africano y los envían en buques a Centroamérica. Otros son enviados en avión a cualquier país centroamericano, desde donde comienzan la travesía. Ellos no van en caravanas, como la que salió esta mañana de San Pedro Sula (Honduras) conformada por más de mil personas y que tiene a Donald Trump a punto de enviar tropas a la frontera.
La caravana, convocada a través de las redes sociales, sorprendió a las autoridades que, junto a algunos expertos, esperaban que la nueva convocatoria fuera ignorada por los migrantes, como ya había ocurrido varias veces desde febrero.
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"EE. UU. es marcadamente el mayor receptor de inmigrantes provenientes de Asia, África, Cuba y Haití", apuntó el estudio elaborado por la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
Al hacer una radiografía de los migrantes, la investigación detalló que muchos presentaban "un marcado deterioro de su salud física y psicológica, por los procesos de desarraigo, por el largo tránsito y por tener que enfrentar diariamente a autoridades nacionales y otros agentes", además de poner de relieve su "vulnerabilidad".
Tapachula, el tapón
Después de travesías que pueden durar hasta dos meses, los africanos aspiran poder cruzar la frontera con celeridad. Pero pocos lo consiguen.Unos 150 migrantes africanos bloquearon esta semana los accesos a una estación migratoria de Tapachula, en el sureño estado mexicano de Chiapas, en demanda de un permiso que les permita transitar por México para llegar a Estados Unidos.
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Los migrantes forman un cinturón humano que impide la entrada y salida de los autobuses que trasladan a los indocumentados arrestados en el resto del país para su deportación desde Tapachula.
No es la primera protesta de migrantes africanos en el sur de México. El 2 de abril pasado, cientos de ellos rompieron cristales de una caseta de vigilancia al exigir que se les otorgue el permiso para transitar.
Según el Instituto Nacional de Migración (INM) de México, unos 800 ciudadanos africanos esperan obtener el documento, pero no todos bloquean los accesos.
A menudo, se escucha el llanto de los niños migrantes quienes apenas comen una vez al día.
"No hay para más", exclama consternado un joven matrimonio de la República del Congo conformado por Michee Nkumu y Sivi Paulina Neola Jpierre, con su pequeño Manasse Mpela, de 3 años de edad.
Nikumu lamentó a Efe que su situación es difícil.
La situación se complica todavía más con su mujer, con un embarazo de alto riesgo, y ya ha se ha visto afectada en su salud, desde que tuvo un accidente cuando venían por Panamá, y sufrió una caída. Hay otros que llegan a un país de Suramérica (Argentina o Ecuador) y comienzan la travesía a pie hasta la frontera entre México y EE. UU.
Niños, a la deriva
La situación de más de 700 niños y adolescentes de origen africano es incierta en la frontera sur de México, donde permanecen, la mayoría en compañía de adultos, a la espera de una respuesta a su pedido de asilo.Desde hace más de dos meses, los menores junto a sus familias se desplazan por la ciudad de Tapachula y en el municipio de Mapastepec en espera de ser atendidos por el Instituto Nacional de Migración (INM) para que sus solicitudes de asilo sean escuchadas por las autoridades mexicanas.
Esta población tiene acceso limitado a muchos servicios esenciales que necesitan para su bienestar incluidos los de nutrición, apoyo psicosocial y educación.
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Además corren el riesgo de ser deportados y ser víctimas de abuso o de trata durante el viaje y en los alrededores de los campamentos, ya que estos están ubicados en lugar marcados como zona roja por autoridades municipales en la frontera de México con Guatemala.
El campamento de los migrantes africanos, que se ubica afuera de la estación migratoria Siglo XXI, es el más desentendido por instituciones de Gobierno y por organizaciones defensoras de los derechos del niño.
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Los menores han comenzado a impacientarse y muchos tienen miedo de quedarse solos, mientras que otros presentan desnutrición e insomnio y deshidratación y sortean como pueden el factor del clima y la limitada alimentación
La población africana pasa los días y las noches en una área limitada en casas de campañas y camas hechas con cartón y han soportado por varias semanas las inclemencias del tiempo.
Su objetivo es atravesar México para pedir asilo en Estados Unidos pero conforme pasan los días las familias caen en desesperación por no ver resuelto su permiso para transitar por este país.