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Cuando Donald Trump hacía campaña en 2016 dijo algo que muchos pasaron por alto: “No voy a tolerar que ningún aliado se aproveche de los estadounidenses. Estoy dispuesto a revisar los acuerdos suscritos y a romperlos o suspenderlos si es necesario”. Y así ha hecho. Se retiró del Acuerdo Nuclear con Irán, puso en duda los Tratados de Libre Comercio con México y Canadá (actualmente en revisión), cuestionó la utilidad de la OTAN y ha arremetido sin piedad contra aliados tradicionales como Alemania, Canadá o Francia.
Por eso, las dos cosas que dijo sobre Colombia (29 de marzo y 10 de abril) no sorprenden. Tampoco el hecho de que el pasado martes haya agregado al sistema de alerta de viajes de Estados Unidos la letra K a Colombia, que significa riesgo de secuestro o ser tomado como “rehén”. Mucho menos ahora que el mandatario comienza los dos años finales de su primer mandato y aspira a la reelección. Trump dijo que desde que Iván Duque llegó a la Presidencia los cultivos ilícitos han aumentado 50 % y englobó al país en lo que considera una “campaña deliberada de los países del Triángulo Norte de Centroamérica” para enviar pandilleros y criminales a EE. UU. Lejos de ser una nueva etapa, Trump repite el juego.
Y aunque los cultivos ilícitos sí han crecido —de acuerdo con Naciones Unidas, han aumentado exponencialmente de agosto a abril—, exagera el mandatario al decir que aumentó un 50 %. En el tema de criminales, los números oficiales señalan que por la frontera sur de EE. UU. apenas si llegan colombianos. El año pasado, según datos oficiales, fueron capturados 192 connacionales, el 15° lugar, después de Sri Lanka.
Pero Trump está en campaña y quiere dejarle claro a su electorado que el presidente de EE. UU. no tiene límites ni barreras, menos aún si no hay progresos en sus áreas de interés: drogas y bad hombres”. Posiblemente por eso su secretario de Estado, Mike Pompeo, inició el pasado jueves una gira por Latinoamérica, en la que visitará Cúcuta, para reforzar su alianza con otros países para hacer frente a los gobiernos de Cuba y Nicaragua.
Sin embargo, rebajar el perfil del presidente Iván Duque con sus cuestionamientos no solo debilita su liderazgo contra el gobierno chavista, sino que le da un balón de oxígeno a Nicolás Maduro. De ahora en adelante, Trump no hablará de Venezuela sino de Duque y “los perversos” gobiernos de Centroamérica. Le recomendamos: La difícil relación entre Donald Trump y Colombia
Para entender lo que está pasando, El Espectador consultó a tres expertos en relaciones internacionales, que además proyectan qué sigue para esta relación bilateral.
1. Después de tantos años en los que Colombia fue un aliado incondicional de EE. UU., respondió a todas sus peticiones y siempre se alineó con sus políticas, ¿comienza otra nueva era para las relaciones?
Sandra Borda, politóloga de la U. de los Andes, analista
No creo necesariamente que sea un cambio tan estructural en materia de las relaciones bilaterales. Yo creo que esto es una cosa que se debe más al estilo y a la forma de hacer política exterior de Trump, y creo que va a seguir funcionando así hasta que se acabe su gobierno. Trump adelanta su política exterior en los micrófonos, no solamente hacia Colombia, sino también hacia otras regiones del mundo, intentando satisfacer una demanda de su electorado. Está también haciendo política interna con la política exterior.
Daniel García-Peña, historiador, periodista y columnista de El Espectador
Esto demuestra que estamos en un momento donde esa condición de aliado incondicional no garantiza que no se hagan declaraciones como las que se hicieron en estos días.
Miguel Benito, historiador e internacionalista
Trump intenta que los electores sientan que el presidente estadounidense está dispuesto a cuestionar el statu quo de cualquier aliado, por importante que sea, por ellos. Que no hay barreras ni límites para él. Lejos de ser inesperado, se esperaba que amenazara o presionara al Gobierno colombiano si no había progreso en las áreas de su interés, independientemente de cualquier acuerdo o relación previa.
2. ¿Se equivocó Colombia apostándole todo a EE. UU. o el error fue no haber “desnarcotizado” las relaciones?
Sandra Borda
Siempre me ha parecido que no “desnarcotizar” las relaciones es un error. Eso es lo que han hecho todos los gobiernos colombianos y siempre me ha parecido que es un error, solo que con Trump el riesgo fue peor. Y hay otro elemento clave: en materia de antinarcóticos el gobierno anterior había empezado a abrir unos espacios internacionales importantes para revisar los términos de referencia de la guerra contra las drogas, que claramente no está funcionando. La diplomacia colombiana fue muy activa en escenarios internacionales para intentar iniciar esa conversación y este Gobierno, en vez de darle continuidad a esos esfuerzos para tratar de implementar una política un poco más racional hacia las drogas ilícitas, lo que decide es retroceder y volver a los esquemas prohibicionistas de toda la vida que no han funcionado, simplemente para darle gusto a Estados Unidos.
Daniel García-Peña
Yo sí creo que se equivocó en la medida de fijar la política exterior exclusivamente en relación con los Estados Unidos. Creo que se ha equivocado apostándole a complacerlos en materia de política antidrogas y no de trazar una política soberana que responda a las necesidades nacionales.
Miguel Benito
Tener una agenda limitada en sus relaciones exteriores supone una vulnerabilidad para Colombia. Aunque ha habido intentos de diversificar, estos han sido breves y superficiales. No hay consistencia y ese es un gran problema.
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3. ¿Qué puede seguir para el país, teniendo en cuenta que los cultivos siguen creciendo y Trump ya dejó clara su posición?
*Sandra Borda
Cuando Duque dice que les rinde cuentas solamente a los colombianos, creo que es momento en que tiene que caer en cuenta de que la guerra contra las drogas la está pagando en su mayor parte EE. UU. y por eso es que hay que rendirles cuentas a ellos. Uno no puede utilizar los recursos de EE. UU. como los estamos usando nosotros, desde el punto de vista militar, político y demás, y después decir que no les rendimos cuentas. Colombia debería trabajar en foros multilaterales y empezar a construir una política más estructural, de largo alcance, de largo plazo y diversificada. Pero para hacer eso necesita tener un plan, y este Gobierno, tristemente, ni en el tema de drogas ni en otros temas, tiene un plan en política exterior.
*Daniel García-Peña
La experiencia en Colombia y en el mundo entero ha demostrado que la única forma de superar los cultivos de uso ilícito son políticas de mediano y largo plazo que establezcan alternativas a los cultivadores. Colombia debe apostarles a políticas integrales de largo alcance que de alguna manera es lo que se buscó con el Acuerdo de Paz con las Farc, en el punto de drogas ilícitas. Eso no va a traer resultados como los que se logran con políticas como las de erradicación forzada o, incluso, fumigación, pero sí unas que con el tiempo son mucho más sostenibles y efectivas.
*Miguel Benito
Tampoco hay que ser alarmistas. Trump ha dado bandazos en sus declaraciones y posiciones en múltiples ocasiones en el pasado. Puede volver a hacerlo. Trump es especialista en encontrar culpables en aquello que no le sale como quiere.
4. ¿Es esto un tema electoral ahora que Trump busca la reelección? ¿Drogas y “bad hombres” dan réditos políticos?
Sandra Borda
Si Trump estuviera realmente interesado en construir mecanismos de trabajo conjunto con Colombia, para resolver los problemas que plantea la lucha contra las drogas y el problema migratorio, sería por lo menos un poco más cuidadoso con el manejo de los datos. Salir a decir que en el último año ha aumentado el tráfico en un 50 % es una locura. Tampoco tiene claridad sobre el comportamiento diferenciado entre países centroamericanos y suramericanos en materia de migración. Su interés no está en resolver esos problemas de carácter internacional, sino más bien alimentar un discurso político interno con miras a las elecciones.
Daniel García-Peña
Sin duda, Trump está pensando en la campaña. Él encontró en las elecciones pasadas de 2016 que el tema de la inmigración es muy efectivo dentro de su base electoral. Denigrar de la inmigración con temas de crimen y drogadicción y de alguna manera echarles la culpa a los inmigrantes de esto, desafortunadamente, creo que no solo continuará, sino que se va a agudizar en la medida en que se acerquen las elecciones.
Miguel Benito
Las declaraciones de Trump son claramente electorales. En 2019 los demócratas están presentando a sus precandidatos. Para Trump, superada la incertidumbre del informe sobre la trama rusa, se abre la campaña por la reelección. Y los temas que le funcionaron en 2016 —el miedo a la criminalidad, la necesidad de endurecer las leyes de inmigración y la lucha contra las drogas— reaparecen. Y otra cosa, durante unos días, cuando en Estados Unidos se hable del sur, lejos de hablar de Venezuela, Juan Guaidó o Nicolás Maduro, se hablará de Iván Duque y de los gobiernos centroamericanos. Terminó dándole oxígeno a Maduro.