La primera ministra de Nueva Zelanda quiere darle el golpe final al coronavirus

La líder de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, sorprendió durante la crisis del coronavirus al asumir un modelo mucho más rígido que el de los demás países. Durante su gobierno la mandataria se ha caracterizado por tomar medidas novedosas que la mantienen como una de las líderes más populares del mundo.

- Redacción Internacional con información de agencias
13 de abril de 2020 - 03:23 p. m.
Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda.  / AFP
Jacinda Ardern, primera ministra de Nueva Zelanda. / AFP
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En medio de la crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus, Nueva Zelanda parece estar convirtiéndose en uno de los casos más exitosos para controlar su propagación. Además de que su ubicación geográfica posiblemente ayuda a contener la llegada de personas, las medidas que se han tomado desde las altas esferas gubernamentales han sido tan radicales como eficientes. Tanto así que la primera ministra, Jacinda Arnern, aseguró que el modelo implementado es el más estricto del mundo. 

Pese a que es difícil y temprano definir el éxito o el fracaso de cualquier estrategia, Nueva Zelanda todavía no ha tenido ninguna emergencia en sus hospitales. De hecho, a pesar de que lla acumulación de contactos no ha sido muy diferente a la del resto de países solo cinco muertos por el virus.

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Con el pasar de los días, mientras la mayoría de gobiernos occidentales en el mundo empezaban a adoptar estrategias de mitigación para controlar la epidemia del SARS-CoV2, Nueva Zelanda decidió dar un paso adelante e implementar un plan más ambicioso, que había dado frutos en China y otros países asiáticos: el de la eliminación.

"Hemos hecho un cambio estratégico clave y pasar de una estrategia de mitigación a una de eliminación del virus", explicó John Ombler, delegado del gobierno para liderar la respuesta a la pandemia.

Cuando comenzó la emergencia del coronavirus, en enero de este año, Nueva Zelanda había definido cuatro níveles de respuesta contra el brote. Para finales de marzo, cuando Ardern se decidió por la nueva estrategia, el país se encontraba en el nivel 2, el cual prohibía en ese momento únicamente la salida a personas mayores de 70 años e invitaba a las personas a trabajar en sus casas, aunque no era obligatorio.

Y fue así que el 25 de marzo, la primera ministra hizo que el país se saltara el nivel 3, que planteaba el aislamiento de estudiantes y la prohibición de eventos, al nivel 4: un confinamiento total y estricto.

Una líder novedosa

 

Jacinda Ardern ha generado un ruido pocas veces visto en Nueva Zelanda desde antes de convertirse en primera ministra. La carismática jefa de gobierno llegó al poder pocos meses después de tomar el poder en el Partido Laborista. Ganó las elecciones impulsada por una impresionante ola de simpatía llamada  "Jacinda-mania" por la prensa, lo que le valió ser comparada al francés Emmanuel Macron y al canadiense Justin Trudeau.

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Con 38 años, Ardern no solo es una de las mandatarias más jóvenes del mundo sino que es una de las primeras en tener un hijo durante su mandato. El hecho si bien fue polémico, fue aceptado por la mayoría de las personas. No es coincidencia que Nueva Zelanda, primer país en conceder el derecho de voto a las mujeres en 1893, es considerado pionero en materia de derechos de las mujeres.

"No soy la primera mujer capaz de hacer varias cosas al mismo tiempo" afirmó Ardern al dar a la luz hace dos años. "Hay muchas mujeres que han abierto poco a poco la vía, y hacen que la gente me mire ejerciendo el poder y que piensen 'sí, ella puede hacer ese trabajo y ser madre'" al mismo tiempo.

Nació el 26 de julio de 1980 en Hamilton, una de las ciudades más grandes del país. Estudió ciencias de la comunicación y, en el año 2000, abandonó la fe mormona, pues no estaba de acuerdo con su rechazo a la comunidad homosexual. 

"Me enamoré de la política durante una visita a la oficina de un funcionario donde nos explicaron qué temas trataban y me pareció fantástico intentar cambiarlo todo", afirmó hace unos años. 

Su apoyo a las mujeres ha sido piedra angular de toda su política. De hecho, en 2018 afirmó: “Necesitamos que nuestra madres, hijas, hermanas o tías sean valoradas sin importar en qué puesto de trabajo se encuentren. Comencemos por eliminar la legislación de igualdad de remuneración que se presenta ante el parlamento porque, verdaderamente, no ofrecerá el mismo salario”.

 

Por - Redacción Internacional con información de agencias

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