La tragedia de las Fuerzas Armadas de Venezuela

Lo que se vive en el interior de los cuarteles venezolanos explica por qué las deserciones no son más altas. Sebastiana Barráez, venezolana experta en temas militares, explica por qué los militares siguen fieles al presidente.

Camilo Gómez Forero
05 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
La tragedia de las Fuerzas Armadas de Venezuela
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En diálogo con El Espectador, la periodista venezolana especializada en la fuente militar Sebastiana Barráez asegura que las Fuerzas Armadas de Venezuela están debilitadas y son incapaces de sostener al gobierno por mucho tiempo. Además, cuenta que a Nicolás Maduro no le queda margen de maniobra y carece de hombres de confianza.

¿Existe un grupo de militares suficientemente cohesionado para rebelarse contra Maduro?

El problema es que no se trata de algo de cantidad, lo que pasa es que no existen los mecanismos para que la institución armada pueda reflejar, con hechos, el rechazo mayoritario que hay dentro de la institución armada frente al gobierno. Las Fuerzas Armadas han sufrido un proceso de deterioro en sus bases fundamentales. Ahora están en una situación en la que no van a lograr mantener a Maduro en el poder, pero tampoco tienen la fuerza y la posibilidad de sacarlo. Esto parece contradictorio. Sin embargo, el mejor ejemplo es lo que sucedió el 30 de abril: solo un grupo de militares acompañó al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, el resto no se unió, pero tampoco salió a defender a Maduro. Esa es la tragedia que viven las Fuerzas Armadas, porque, aunque quieren, los mecanismos de amenaza, de cohesión, de disolución, de amedrentamiento dentro de la institución no les permiten plantear alternativas.

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¿Cómo están las Fuerzas Armadas internamente?

Profundamente divididas, fracturadas, con problemas internos, de mando y, en sus bases, con líos de subordinación, disciplina y obediencia. La gran mayoría de la institución no es que respalde a Guaidó, sino que sencillamente quiere salir de Nicolás Maduro. Hay oficiales, de diferentes rangos, que están a favor de la salida del sucesor de Hugo Chávez, aun cuando no se manifiesten al lado de Guaidó, sencillamente porque él no ha logrado llegarle al estamento militar.

¿Cómo podría lograrlo?

Con mecanismos de comunicación y, sobre todo, seguridad. El problema es que cada militar detenido por razones de conspiración o porque está bajo sospecha ha sido brutalmente tratado. Sus familias también. No es sencillo para los militares poder pronunciarse y los sectores de oposición no han cuidado esos lazos de comunicación con la institución armada. Hay temor y prefiere esperar que haya un mejor momento para pronunciarse.

¿Maduro planeaba escaparse a Cuba como dijo EE. UU.?

Dudo de que Maduro fuera a salir del país en una aeronave y que al final haya sido disuadido por los rusos por una razón: en el ajedrez político militar que se vive en el país, el presidente no juega solo y tiene una contraparte determinante: Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Constituyente y número dos del chavismo. En ese escenario, sin duda, Diosdado no le habría permitido irse por una razón lógica: Maduro puede tener mayor margen de negociación que él.

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¿Ha habido contactos entre EE. UU. y la cúpula de Maduro?

No descartaría algunas conversaciones. Eso es distinto a decir que hay negociaciones. Mucha gente, sobre todo del sector militar, ha tenido conversaciones con la administración de Donald Trump, donde sin duda alguna se debió plantear la salida del poder de Maduro, quien seguramente sabría lo que se estaba conversando.

Dentro del ajedrez de Maduro, ¿quiénes son las figuras más importantes?

Maduro tiene un grave problema, porque no tiene figuras militares con las que pueda contar. La principal ficha es el general Vladimir Padrino López, actual ministro de Defensa, quien está a su lado, pero que nunca ha asumido una posición de subalterno ante él. Es decir, es leal, pero no incondicional. La mayor figura de confianza y de absoluta subordinación es el general Iván Hernández Dala, quien ha sido preparado por Maduro para ocupar el Ministerio de Defensa.

¿Qué controla Cabello?

Diosdado Cabello controla parte importante de los comandantes de las regiones y de los comandantes de las zonas operativas de defensa integral del alto mando militar. Tiene el verdadero control militar.

¿Hay una pelea por el control del servicio de inteligencia del chavismo, el Sebín?

El 30 de abril descubrieron que el jefe del Sebín, Christopher Figuera, habría colaborado para la libertad de Leopoldo López. La dirección de contrainteligencia militar empezó a buscarlo y hasta el momento no lo han encontrado. Maduro siempre quiso controlar el Sebín por razones múltiples, por inteligencia, por armas, por manejo de detenidos, y no había podido hacerlo porque este organismo estaba en manos del general Gustavo González López, que es incondicional a Cabello. Después de la muerte del concejal Fernando Albán, Maduro logró destituir a González López y nombró a Figuera. Él trató de cambiar la imagen que hasta ese momento tenía el Sebín de violación descarada de derechos humanos y sustituyó a un número de comisarios importantes que trabajaban junto con González López. Una de las cosas que era relevantes es que dentro del Sebín están detenidos personajes como Walid Makled, que es un narcotraficante que manejaba en el Sebín todo el negocio de la extorsión, junto con una serie de funcionarios que sin duda respondían a los intereses de González López. Ahora, tras la desaparición de Figuera, González López volvió al mando del Sebín.

¿Hay algún tipo de roce entre Maduro y Diosdado?

Ellos tienen un proceso de confrontación desde hace mucho tiempo. Cuando Diosdado Cabello (2002) asumió la presidencia interina el enfrentamiento entre ellos se hizo evidente, empezando porque Diosdado tenía a sus hombres intocables y cuando Maduro llegó al poder fueron destituidos. Eso abrió la puerta del enfrentamiento. Ellos han librado una batalla muy fuerte por el control del poder, aunque ante la opinión pública eso no se ha ventilado, porque si en algo han sido cuidadosos es en mantener una imagen de unidad en la Revolución Bolivariana. Además de lograr imponer a Figuera, Maduro anteriormente le había arrancado de las manos a Diosdado el control de la cárcel de Ramo Verde, donde contaba con un coronel incondicional.

¿Por qué siguen juntos?

En el fondo no son amigos, son socios por intereses. Obviamente lo que los tiene unidos es el mantener la Revolución Bolivariana. Diosdado ha insistido mucho en decir que “divididos estamos jodidos”, y Maduro también lo repite; saben que si se fragmentan los ganadores serían los de la oposición. Desde el partido de gobierno y de la Revolución les ha resultado efectivo a ellos dividir a la oposición y se han aprovechado de las diferencias que hay en esta y en sus dirigentes, que son menos diplomáticos para referirse a sus diferencias. Parecen haber firmado una especie de pacto interno para que ningún dirigente de la Revolución, no solamente el caso de Maduro y de Diosdado, manifieste sus diferencias a nivel público.

Hay reportes sobre la desaparición de armas del gobierno. ¿Cómo puede pasar eso?

Han desaparecido aproximadamente 228.000 de los parques de armas de las Fuerzas Armadas. Ha sido algo progresivo, se han ido perdiendo durante los últimos años por robo -han matado a varios militares para hurtarles su munición-, así como por negligencia -el gobierno no mantuvo el control de las armas-. Gran parte de esas armas están en las bandas criminales del país.

¿Cómo ha afectado eso la seguridad?

Ha aumentado muchísimo el índice delictivo, tenemos bandas comunes, pero también grandes bandas criminales, así como grupos irregulares como guerrillas, narcotráfico y paramilitares colombianos; incluso tenemos una guerrilla venezolana llamada Fuerzas Bolivarianas de Liberación y, por supuesto, hay grupos de bandas cruzadas como fuerzas de choque que sirven al partido de gobierno.

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¿Qué pasa con los colectivos?

Los colectivos no nacieron con la Revolución Bolivariana. Antes de la llegada de Chávez al poder existían grupos colectivos que luchaban contra la inseguridad en la zona de la parroquia 23 de Enero. Estos grupos comenzaron a recibir formación ideológica, se identificaron con grupos de izquierda, con las tesis relacionadas del Che Guevara, con los cubanos, con los chinos, con la guerrilla colombiana, pero no tenían razones políticas. Posteriormente, con la llegada de Chávez al poder, empezó una situación muy distinta. Estos grupos comenzaron a acercarse a líderes de la Revolución que fueron alimentados ideológicamente para convertirlos en aliados de la Revolución. Normalmente están encapuchados, responden al dirigente político local o regional del partido de gobierno y son grupos armados a los que le dan una moto, un arma, dinero y que responden al llamado cuando necesitan que la fuerza de choque actúe ante alguna manifestación, alguna protesta o cuando al gobierno le conviene que se salga a reprimir y donde la Fuerza Armada no aparezca o donde la Fuerza Armada no quiera aparecer.

¿Cuántos militares han desertado?

No hay un número estimado. Sabemos que en las Fuerzas Armadas han desertado miles, porque las solicitudes de baja empezaron a crecer en las mesas de los comandantes. Llegó un momento en que era tal la cantidad de solicitudes, que sencillamente bloquearon las órdenes de baja para impedirles a los uniformados que abandonaran las filas.

¿De qué rangos son?

En 2017 se empezó a marcar el abandono y sencillamente como no les daban la baja, estos empezaron a desertar para poder irse del país. El Ministerio de Defensa no ofrece una cifra, pero sabemos que son miles, y quedó evidenciado solamente en un radiograma donde el comandante de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), en diciembre de 2018, registraba una lista de 4.000 subalternos, sobre todo tropa de la GNB que estaba en calidad de desertores. Si en la Guardia la cantidad era esa, no me imagino cuál será en el Ejército y en la Armada.

¿Hasta cuándo seguirá Maduro en el poder?

El juego de ajedrez del que hablaba tiene un jaque mate. Creo que esto ya está determinado y va a depender de si Maduro llega a un acuerdo para salir voluntariamente del poder o si eso ocurre por la fuerza. Pero es evidente que Maduro se tendrá que ir en un tiempo relativamente corto, porque ya no tiene posibilidades de maniobra, incluso estirando la agonía con la situación económica del país y ante el deterioro de las Fuerzas Armadas. Hay un detalle importante, Maduro no ha podido nombrar al gabinete después de que le pidió la renuncia hace más de un mes, porque sencillamente no tiene margen de maniobra, no tiene gente para poder sustituir en los ministerios.

Por Camilo Gómez Forero

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