Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Fueron diez días de angustia en Tailandia. Después de que muchos perdieran la esperanza, un grupo de tres buzos británicos halló con vida a los 12 niños de un equipo de fútbol y a su entrenador, quienes habían quedado atrapados en una cueva tras la subida de las aguas en la frontera entre Birmania y Laos el pasado 24 de junio. Sin embargo, después de la euforia viene lo más difícil: su rescate.
Luego de que se conociera que los miembros de los “Jabalíes salvajes” estuvieran con vida, gracias a un video grabado por uno de los rescatistas, la euforia se apoderó del país asiático. En la grabación, se puede observar un conmovedor intercambio de “gracias” en inglés por parte de los niños, cuando ven aparecer a los socorristas de entre las turbias aguas de la cueva Tham Luang, en el norte de Tailandia.
El grupo fue encontrado tras varios días de intensa búsqueda, en la que han participado cuerpos de élite del Ejército, efectivos de salvamento y voluntarios, y que ha contado además con expertos de Estados Unidos, Japón, China, Australia, entre otros.
Los familiares de los desaparecidos estallaron en júbilo al conocer las buenas noticias, durante unas operaciones seguidas al minuto y con gran expectación por todo el país asiático. Sin embargo, el gobierno tailandés celebró con cautela el éxito de la operación, pues el rescate no parece ser sencillo.
De hecho, los rescatistas que hallaron a los niños tuvieron que bucear por más de dos horas para dar con el paradero de los niños. “Nuestra misión de búsqueda fue coronada con éxito, pero todavía nos queda sacarlos de ahí”, declaró el gobernador de la provincia de Chiang Rai, Rarongsak Osottanakorn, jefe de la célula de socorro.
La evacuación de los 12 niños y su entrenador se anuncia complicada y desde ya se barajan varias hipótesis, como enseñarles a bucear. El día de ayer los equipos de rescate transportaron hasta el refugio alimentos y agua “para al menos cuatro meses”, así como medicinas para tratar y recuperar a los niños y al adulto.
“Los vamos a sacar hasta que encontremos una forma totalmente segura”, declaró a los medios el gobernador de Chiang Rai.
El principal impedimento son los numerosos y estrechos pasadizos inundados a lo largo de la cueva, la cuarta más larga de Tailandia, con unos 10 kilómetros de longitud y frecuentes cambios de nivel. “Tratar de llevar a no buceadores a través de la cueva es una de las situaciones más peligrosas posibles, incluso si es relativamente fácil”, apunta Anmar Mirza, uno de los voluntarios internacionales que han liderado la misión, recoge el diario Bangkok Post.
Posibles escenarios
Los socorristas estiman que una evacuación rápida a partir de este miércoles es poco probable, pero están atentos a la evaluación que hagan los médicos-buzos destacados junto a ellos en la gruta.
En el caso en el que se tome la decisión de enseñarles a bucear, la primera etapa es hacerles recuperar las fuerzas, puesto que los niños no comen desde hace días. Pero su alimentación debe ser progresiva para evitar las náuseas, según los socorristas.
Después serían entrenados para recorrer más de cuatro kilómetros de estrechas galerías, varias de las mismas inundadas por lo que serán equipados con tanques de oxígeno.
Sin embargo, buzos experimentados han explicado que esta alternativa es muy difícil, pues hacer submarinismo en las grutas y cuevas subterráneas es algo que hasta para los profesionales es difícil.
Otra alternativa que se plantea es la entrada por un pozo, que podría conectarse con el lugar donde están atrapados los niños y su entrenador. En los últimos días se han encontrado numerosos posos en la vertical de la gruta, pero hasta ahora no se ha podido comprobar que alguno de estos pozos esté conectado con el sitio de búsqueda.
Así que por ahora la solución privilegiada sigue siendo la de capacitar a los niños en el buceo. En estos momentos especialistas, sobre todo japoneses, trabajan para hacer drenar el agua, pues entre más baje el nivel más corta será la distancia que tendrán que recorrer los niños.