Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
La formalización de la precandidatura presidencial del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso desde hace un mes en Curitiba, pasó sin pena ni gloria en un Brasil paralizado por una huelga de camioneros.
Ni siquiera la noticia del político más popular de los últimos tiempos en Brasil (que puede cambiar el panorama electoral presidencial en cuatro meses) logró que el país se olvidara por un momento de la huelga de camioneros.
Y no es para menos: desde hace más de una semana el país está paralizado por el desabastecimiento de combustibles y alimentos que ha causado la huelga. Ocho de los 54 aeropuertos del país estaban sin gasolina y los supermercados prácticamente sin alimentos frescos hasta ayer. En São Paulo funcionaba el 70 % de la flota de autobuses. Y muchas universidades suspendieron clases.
Ver más: El caos brasileño por huelga camionera
La Asociación Nacional de Hospitales Privados indicó que a partir de este lunes muchos establecimientos “no podrán garantizar la continuidad del cuidado de los pacientes que necesiten tratamiento si no se adopta alguna medida inmediata”.
Por eso el presidente, Michel Temer, cedió a algunas de las peticiones del gremio camionero, luego del fallido intento de recurrir a las fuerzas armadas para poner fin al paro. Las medidas incluyen la reducción de 46 centavos de real por litro de diésel durante 60 días y luego una revisión mensual de precios, ya no diaria, como lo hacía la estatal Petrobras hasta la semana pasada, cuando estalló la crisis.
El promedio del precio del diésel, según la Agencia Nacional de Petróleo, pasó de 3.356 reales en enero a 3.595 reales el 19 de mayo, antes de la huelga. Alcanzó un pico de 3.788 reales el 26 de mayo (US$0,98, al cambio actual), en el sexto día de paro.
El mandatario anunció igualmente la suspensión del cobro de peajes sobre los ejes de los camiones vacíos en las carreteras federales, estatales y municipales, y una tabla mínima de precios de fletes. Pero fue insuficiente para los camioneros, que hasta el lunes seguían bloqueando varias carreteras: se contabilizaban 514 bloqueos en todo el país, según recuentos de la prensa brasileña. El portal G1 los reportaba en la mayoría de los 27 estados brasileños.
Ver más: Brasil, en jaque
La mayoría legislativa que sostiene a Temer se dividió durante el conflicto entre quienes insistían en la defensa de los equilibrios fiscales, que son la razón de ser de su gobierno, y quienes se mostraron proclives a ceder a las reivindicaciones.
“No hay precedente en la historia de Brasil para este tipo de problema. La flota de camioneros nunca ha sido tan grande, el Ejecutivo nunca ha sido tan impopular (sólo el 5 % de la población ve con buenos ojos a Temer) y, sobre todo, el país no tiene práctica alguna tasando el petróleo de forma libre. La norma era que Petrobras modificase artificialmente su valor siguiendo indicaciones políticas, pero cuando Temer llegó al poder, en mayo de 2016, renovó la cúpula directiva de la petrolera y les dio libertad para cambiar el sistema de precios”, explicaba el diario El País.
Y a todo este asunto se suma un problema más: los sindicalistas de las empresas petroleras anunciaron que desde el domingo se presentarán cortes y retrasos en las cuatro refinerías y fábricas de fertilizantes que están en proceso de venta.
Ver más: A Lula se le olvidó que en la política no hay amigos
Según el comunicado de los sindicatos, el número de importadores de derivados se ha cuadruplicado en los últimos dos años. “En 2017, Brasil fue inundado con más de 200 millones de barriles de combustibles importados, mientras que las refinerías, por deliberación del gobierno Temer, están operando con menos del 70 % de su capacidad”, dice este gremio.
¿Qué sigue?
La situación provocó una reacción negativa de los mercados, derrumbando las acciones de Petrobras.Camiones con gasolina o gas empezaron a circular paulatinamente en varias ciudades, entre ellas Brasilia. En el puerto de Santos (sudeste), el mayor de América Latina, los transportistas autónomos (propietarios en su gran mayoría de un camión) que bloquean la entrada de cargas desde hace ocho días se pronunciaron por la prolongación del movimiento, informó un reportero de la AFP.
Algunos gremios se declararon dispuestos a desmovilizarse, pero pidieron tiempo para consultar con sus bases.
Incluso en caso de que los camioneros levanten todos los bloqueos, la normalización de las cadenas productivas de la mayor economía latinoamericana llevará semanas, si no meses.
La Asociación Brasileña de Proteína Animal informó que unos 64 millones de pollitos y aves murieron por falta de alimento y otros 1.000 millones estarían en peligro, al igual que 20 millones de porcinos.
Normalizar el aprovisionamiento de raciones podría demandar hasta dos meses, según estimaciones de expertos.