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Adelantar acciones contra Nicolás Maduro en este momento no solo resulta perjudicial para Venezuela, sino para Colombia. Así analizan expertos el anuncio del gobierno de Estados Unidos de ofrecer una serie de recompensas por información que conduzca al arresto y/o condena del presidente venezolano, Nicolás Maduro Moros, y de fichas estratégicas de su gobierno, Diosdado Cabello Rondón; el ministro de Defensa, Vladimir Padrino; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, así como el vicepresidente encargado de Economía, Tareck Zaidan El Aissami Maddah, por “su rol en el tráfico internacional de narcóticos”, según el Departamento de Estado.
El precio por la cabeza de Maduro es de hasta US$15 millones y por las de los otros inculpados, en los que también está el huido exjefe de seguridad de Hugo Chávez, Hugo Carvajal, y el exedecán del fallecido mandatario, Clíver Alcalá Cordones, el monto llega a US$10 millones. El presidente de Venezuela fue acusado de “haber participado en una asociación criminal que involucra a una organización terrorista extremadamente violenta, las Farc, en un esfuerzo por inundar Estados Unidos de cocaína”, declaró el fiscal general, Bill Barr.
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Lo más grave de esta decisión, según analistas consultados por El Espectador, es que se cierra toda posibilidad de una solución negociada a la crisis venezolana. “Esto no ayuda a resolver nada y refuerza el anclaje de Maduro en el poder y su renuencia a considerar la negociación de la transición política”, explica Arlene B. Tickner, internacionalista de la Universidad del Rosario.
Tickner considera que esta decisión de Trump va a complicar aún más la coordinación entre los representantes de Colombia y Venezuela, “toda vez que la decisión de Washington reafirma la posición del presidente de Colombia, Iván Duque, de no hablar con el régimen para no prestarle ningún atisbo de legitimidad”. Duque se ha negado a hablar con el gobierno de Maduro incluso durante la crisis del COVID-19. A mediados de marzo, el mandatario colombiano ordenó el cierre de frontera con el país vecino y aseguró que “no habrá una línea directa con el régimen de Maduro para coordinar acciones contra el brote de coronavirus”. Informó que todo se haría a través de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por medio de la cual, en efecto, el ministro de Salud colombiano se ha comunicado con el gobierno de Maduro.
Una posición que hasta uno de los más férreos críticos de Maduro en Colombia, el expresidente Andrés Pastrana, califica como un error en este momento en que la pandemia de coronavirus se extiende: “Es importante tender puentes cuanto antes con el mandatario venezolano para evitar una catástrofe humanitaria. Tenemos que tomar medidas conjuntas (...). Si alguien es detestado por Nicolás Maduro soy yo; si a alguien detesto yo es a Maduro”, aseguró.
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Adam Isacson, director para Veeduría de Defensa en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), explica que el anuncio de la administración Trump no hace más que “dificultar cualquier esfuerzo de resolver la crisis venezolana a través de una negociación política y es una señal de que no se van a aliviar las sanciones actuales en el sector petrolero”. El director para Venezuela de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Geoff Ramsey, explica que la decisión de Trump de ofrecer una recompensa por Maduro y su gente fue “terriblemente miope” y lo único que provoca es que el régimen se atrinchere más en el poder”.
Ronal Rodríguez, coordinador del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, es categórico en afirmar que el gran perjudicado con todo esto también es Colombia: “Adelantar acciones contra Maduro en este momento es muy perjudicial para Colombia. Él tiene el control del Estado y de las Fuerzas Armadas, es decir, si él saliera en este momento del poder se podría generar un vacío de poder y una inestabilidad tan impredecible, que el Estado colombiano sería el más afectado”.
El experto señala que en este momento la región no está en condiciones de hacer una transición, pues “ya hemos visto que cuando algunas dictaduras caen dejan un vacío que se llena con extrema violencia, incluso podría pasar lo mismo que en Libia, en donde la caída de Gadafi generó una anarquía y una lucha por el poder violenta”.
Advierte que el anuncio de Estados Unidos solo genera oportunidades para la oposición radical, “que cree que llegó el momento de ir sobre el régimen por la coyuntura del COVID-19, algo gravísimo para Colombia en su zona de frontera, en donde hay muchos actores ilegales que pueden empezar a moverse generando unos riesgos muy altos”.
Según la acusación, Maduro y su entorno conspiraron “durante más de 20 años” con las Farc para el tráfico de drogas a Estados Unidos. Documentos judiciales señalan que, las Farc y el Cartel de los Soles (en alusión a las estrellas que llevan generales en sus uniformes) enviaron cocaína procesada desde Venezuela a Estados Unidos a través de puntos de transbordo en el Caribe y países de América Central, como Honduras. “Maduro, líder del Cartel de los Soles, usó la cocaína como un arma”. Durante años se ha hablado de dicha organización, pero solo hasta 2019 la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) reconoció su influencia en el tráfico de drogas en Venezuela. En dicho documento, la JIFE reportó evidencias de la existencia de una red informal de miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) y otras instituciones del gobierno dedicada a facilitar la entrada y salida de droga del país.
“Hay indicios de que, en la República Bolivariana de Venezuela, los grupos delictivos han logrado infiltrarse en las fuerzas de seguridad gubernamentales y han creado una red informal conocida como el Cartel de los Soles para facilitar la entrada y salida de drogas”, mostró el reporte publicado en febrero de 2020.
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Pero hay voces que señalan que Venezuela no es el país de tránsito que dice el gobierno de EE. UU. ahora. “La afirmación de que Maduro está ‘inundando’ deliberadamente a Estados Unidos con cocaína es absurda. Los propios datos de la DEA muestran que Venezuela está lejos de ser un país de tránsito importante para la cocaína con destino a EE. UU”, explica Geoff Ramsey, quien cita un informe publicado hace dos semanas por WOLA y que se basó en los datos del Comando Sur de Estados Unidos. Según ese documento, “datos recientes de la Base de Datos Consolidada Antidrogas de los Estados Unidos (CCDB) indican que 210 toneladas métricas de cocaína pasaron por Venezuela en 2018. En comparación, el Departamento de Estado informa que seis veces más de cocaína (1.400 toneladas métricas) pasaron por Guatemala ese mismo año.
La clave de todo esto, agrega Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, es cómo reaccionarán los militares venezolanos, el pilar de apoyo para Maduro. “La experiencia muestra que ellos no responden bien a las amenazas externas, particularmente provenientes de Estados Unidos. Esto solo debilitará la posibilidad de una tregua entre Maduro y Guaidó para trabajar juntos para enfrentar el terrible coronavirus, cuyas consecuencias en Venezuela podrían ser catastróficas. ¡Ratifico mi denuncia! Desde EE. UU. y Colombia se conspira y han dado la orden de llenar de violencia a Venezuela. Como jefe de Estado estoy obligado a defender la paz y la estabilidad de toda la patria, en cualquier circunstancia que se nos presente. ¡No han podido ni podrán!