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“Si una persona ha estado a punto de morir, eso no significa que haya que abrir una investigación criminal cada vez”, dijo el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en una reunión del Consejo Consultivo para los Derechos Humanos del Kremlin, que busca abrir una investigación sobre el envenenamiento del principal opositor ruso Alexéi Navalny, el 20 de agosto de este año.
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El opositor acusó directamente a Putin de estar detrás de su envenamiento. Según tres laboratorios europeos, cuyas conclusiones fueron confirmadas por la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC), Navalny fue envenenado por un agente neurotóxico del grupo Novichok, una sustancia creada por especialistas soviéticos con fines militares.
Putin lo niega. Entonces, ¿por qué no permite la investigación? Varios medios de comunicación, entre ellos Bellingcat, CNN y Der Spiegel, publicaron una investigación que acusan a expertos en armas químicas de los servicios especiales rusos (FSB) de haber seguido al opositor Alexei Navalni, incluido el día de su supuesto envenenamiento.
¿Quiénes son?
De acuerdo con la investigación varios funcionarios del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB, antiguo KGB), exactamente de una unidad clandestina especializada en sustancias tóxicas, siguieron a Navalny en sus viajes en 2017, 2019 y 2020. La investigación señala cómo los expertos coincidieron en 37 oportunidades con el opositor. ¿Coincidencia?
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La investigación, basada en grandes volúmenes de datos de telecomunicaciones y de viajes, identifica a tres agentes de esta unidad que siguieron al líder opositor en agosto pasado, primero a Novosibirsk, donde hizo campaña ante las elecciones regionales, y posteriormente a la ciudad siberiana de Tomsk, donde fue envenenado con un agente del grupo Novichok.
Se trata de Alexéi Alexandrov y de Iván Osipov, ambos médicos, y de Vladímir Panyáev, que eran apoyados y supervisados por al menos cinco operativos del FSB más, algunos de los cuales también viajaron a Omsk, donde fue hospitalizado Navalni.
El equipo especial “estaba cerca del activista opositor en los días y en las horas del lapso en que fue envenenado (...)” Navalni, caso que no ha sido investigado penalmente por Rusia, que ha negado cualquier implicación, señalan los medios.
Según las pesquisas de Bellingat, CNN y Der Spiegel, miembros de esta unidad clandestina se comunicaron durante el viaje y “de repente hubo picos” en las llamadas “justo antes del envenenamiento”, así como durante las horas en las que Navalny abandonó su hotel en Tomsk y se trasladó al aeropuerto de la ciudad.
El equipo opera bajo la fachada del Instituto Criminalístico del FSB, también conocido como Instituto de Investigación-2 o como Unidad Militar 34435, afirman los tres medios, que indican que su propósito legítimo es la investigación forense, si bien sus pesquisas revelan que también gestiona una instalación especializada en armas químicas.
Ver más: ¿Qué es el agente Novichok, usado contra Navalny?
Este programa estaría supervisado por el coronel Stanislav Makshakov, un científico militar que había trabajado en otro instituto en una ciudad militar cerrada que, hasta el anuncio del fin oficial del programa de armas químicas en Rusia en 2017, proporcionó I+D para nuevas formas de armas químicas, incluidos agentes tóxicos del tipo Novichok, indica Bellingcat.
Las llamadas analizadas indican que los operativos en el terreno que seguían a Navalny en agosto pasado informaban o consultaban a Makshakov, quien a su vez rinde cuentas al general Kiril Vasilyev, director del Instituto Criminalístico.
Este a su vez es subordinado del general mayor Vladímir Bogdánov, jefe del Centro de Tecnología Especial del FSB y quien ya solo responde ante el director del FSB, Alexandr Bórtnikov, último en la cadena que llega directamente al presidente ruso, Vladímir Putin.
En total, siete operativos, que la investigación identifica con nombre y apellido, pertenecen al “núcleo” del equipo implicado en seguir a partir de 2017 a Navalny, que anunció entonces su intención de presentarse a las elecciones presidenciales de 2018, algo de lo que se le privó por tener antecedentes penales.
Los otros intentos
El artículo no establece ningún contacto directo entre estos agentes y el opositor, aunque sí relata cómo Navalny sí comunicó síntomas parecidos a los que sufrió el 20 de agosto, pero en menor intensidad. Pasó en 2019 dos veces, uno justo después de ser detenido en protestas en Moscú.
También revela que la esposa de Navalni, Yulia se sintió “tan mal como nunca en su vida”, según su propio testimonio, durante un viaje privado con su marido al enclave báltico ruso de Kaliningrado en julio, un mes antes del envenenamiento en Tomsk.
El operativo Alexéi Alexandrov y otros dos compañeros de la unidad especial del FSB compraron billetes de avión a Kaliningrado y justo antes del viaje se comunicaron con Makshakov, de acuerdo con las pesquisas. Este a su vez habló con dos de sus superiores.
“Sé quién ha querido matarme, sé dónde viven, sé dónde trabajan, conozco sus verdaderos nombres, conozco sus alias y tengo sus fotos”, reaccionó Navalny, que repasa con detalle la investigación de estos medios en su blog.