Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El miércoles, el juez del Tribunal Supremo de Brasil, Marco Aurélio Mello, emitió uno de los fallos más polémicos del año en el país. Tres horas antes de que terminara su horario laboral, y de que comenzara el receso de la corte que se extiende hasta febrero de 2019, el magistrado ordenó la liberación de todos los presos con recursos pendientes después de haber sido condenados en segunda instancia. Dentro de los beneficiados por dicha decisión se encontraba el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, privado de su libertad desde el pasado 7 de abril.
El líder del Partido de los Trabajadores (PT) cumple en Curitiba una pena de 12 años por corrupción en el marco de la investigación del Lava Jato. Marco Aurélio, nombrado en el tribunal en 1990, se apoyó en un artículo de la Constitución según el cual una pena de prisión solo se puede ejecutar una vez se cumpla el “tránsito en juzgado”, una medida que supone el fin de todo proceso de apelaciones. En el caso de Lula, aún restan dos apelaciones por revisar en los tribunales. La libertad del expresidente iba por buen camino, pero aún enfrentaba grandes retos, como obtener el sello de aprobación de la jueza Gabriela Hardt, quien sustituyó al popular juez anticorrupción Sergio Moro, y que actualmente se encuentra de vacaciones. Al final, la que parecía ser la boleta de libertad del exmandatario terminó siendo frustrada por el presidente del máximo tribunal, José Antonio Dias Toffoli, quien anuló en menos de una hora la medida provisional de su colega Marco Aurélio. Toffoli usó como argumento otra medida cautelar vigente que fue tomada por la mayoría del magistrados del Supremo en 2016 en la que sí permite el ingreso en prisión de los condenados en segunda instancia. Lea también: Lula da Silva asegura que no es un preso, sino un rehén
Para la presidenta del PT, la decisión de Toffoli se produjo tras una “presión muy fuerte” de las autoridades y de algunos medios de comunicación, que, según ella, reafirman la “persecución” jurídica contra Lula y evidencian con claridad que la medida conta el exmandatario se trató " que su encarcelamiento es sobre todo política. Recuerde: Lula da Silva, a prisión
Lula tendrá que seguir en luchando la sentencia por la cual fue condenado en abril, mientras debe lidiar con otros cinco procesos aun abiertos, casi todos por corrupción durante su gobierno. El mandatario, según fuentes cercanas a él, confía en una decisión favorable para su excarcelamiento que podría llegar en 2019, cuando el Tribunal Supremo analice tras su receso las medidas de prisión para condenados en segunda instancia.