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A menos de dos semanas de la segunda ronda, los sondeos afirman que el favorito para ganar la Presidencia de Francia el 7 de mayo es el líder del movimiento En Marcha, Emmanuel Macron, ganador de la primera vuelta con 23,86 % de los votos, seguido por la ultraderechista Marine Le Pen, con 21,43 %.
Pero faltan dos semanas, y todo puede pasar. Más aún cuando se analiza la geografía del voto, que ilustra la tremenda división que vive el país —tendencia que se ha repetido en elecciones claves, como EE. UU., Brexit, el referendo en Turquía e incluso el plebiscito en Colombia—: las grandes ciudades son más progresistas y liberales y le dan su apoyo al candidato más popular en los medios. En el caso francés, el joven político de centro-izquierda. Emmanuel Macron consiguió los mejores resultados en París, el oeste y el sudoeste, regiones donde han proliferado nuevos focos industriales con nueva y alta tecnología, según reportó el periódico Libération.
Al otro lado está el país ignorado, el campo y las zonas más afectadas por la economía. Le Pen fue votada en masa por las regiones industriales en declive (norte, este y costa mediterránea), con problemas de desempleo y que rechazan la migración. El Frente Nacional tiene en esos lugares bastiones claves en la elección final, gente con disciplina y cansada que podría inclinar la balanza. Los más ricos votaron por Macron, los más pobres por Le Pen. “Es simple, pero es así. La brecha entre la Francia que triunfa y la que sufre se reflejó nítidamente en el voto”, reportó el diario El Mundo.
Y aunque ya todos celebran que Macron será el gran ganador de la Presidencia de Francia (tras recibir los apoyos de los candidatos perdedores e incluso del mandatario, François Hollande), lo cierto es que nada está garantizado. Varios medios relacionan este duelo que vive Francia con el que se vivió en Estados Unidos entre Hillary Clinton y Donald Trump. Mientras que la demócrata recibió el apoyo de todo el establishment (incluidos republicanos de renombre, como los Bush), la prensa y la farándula, Trump se quedaba con las migajas… Al final él obtuvo el premio mayor; en parte, claro, por el sistema electoral estadounidense.
Macron ya enfrenta hoy su primera polémica, que amenaza con aguarle la fiesta. Y en el mismo tono de manipulación y fake news que dominó la carrera electoral estadounidense. Tras celebrar, rodeado de famosos, su paso a la segunda vuelta de las presidenciales, el candidato comenzó a ser comparado con el expresidente Nicolás Sarkozy, quien el 6 de mayo de 2007, cuando ganó la elección, se fue de fiesta al lujoso restaurante Fouquet’s.
Aunque los precios en el restaurante La Rotonde, donde Macron celebró los resultados, son más reducidos y la lista de invitados del exministro de Economía también fue menos amplia, las críticas no tardaron en llegar. “Macron de fiesta en La Rotonde. Atención: No nos olvidemos del Fouquet’s”, señaló un internauta.
Para Sarkozy, la celebración en ese restaurante cimentó su criticada imagen de nuevo rico, aficionado al lujo y a la exposición pública de su vida privada. Los reproches a Macron se extendieron además al hecho de estar de fiesta tras unos comicios en los que la extrema derecha, representada por Marine Le Pen, se ha asegurado el paso a la segunda vuelta.
“Es que no ha ganado y todos esos apoyos de los políticos tradicionales, la prensa y ese sector del cual la gente ya está cansada podrían resultarle incluso contraproducente, sobre todo viniendo de alguien que se hace popular recriminando a ese sector de la sociedad”, explican analistas en Ouest-France. “No olvidemos, Macron no ha ganado nada, sólo logró su función: pulverizar a la vieja política”, agrega el periódico.
El pulso social
Un termómetro de lo que puede pasar se encuentra en las redes sociales. En EE. UU., mientras Clinton arrasaba en periódicos y encuestas, Trump lo hacía en Twitter. En Francia pasa algo parecido. Los seguidores de Le Pen son los más belicosos y no ahorran términos despectivos contra la prensa tradicional y rivales políticos.
Según David Chavalarias, propulsor de un sistema que analiza el peso de las comunidades políticas en Twitter, la campaña de los comicios franceses tiene rasgos semejantes a la de Estados Unidos de 2016. Puso como ejemplo la propagación entre las comunidades de Le Pen del término “merdias” (juego de palabras en francés que conjuga “medias” y “mierda”), que busca asociar a los medios tradicionales con la mentira.
“Su agravamiento es un síntoma”, apreció Chavalarias, investigador del Centro Nacional Francés de Investigaciones Científicas (CNRS), quien evocó que este término se acuñó en febrero, cuando comenzaron los problemas de François Fillon y Le Pen con la justicia por sendos casos de malversación de fondos públicos.
Según Arnaud Mercier, también investigador del CNRS y especializado en comunicación y política, Francia “no asiste” al mismo fenómeno que Estados Unidos en la campaña de 2016. “Los medios tradicionales para la propaganda política siguen teniendo peso, como vimos en el caso de (Jean-Luc) Mélenchon. Su crecimiento en las encuestas se inició con el primer debate presidencial televisado entre los cinco principales candidatos”, contó.
No obstante, en un contexto tan disputado como el actual, “las redes sociales pueden marcar la diferencia”, reconoció Mercier.
Aunque Le Pen es líder destacada en seguidores en Twitter (1,37 millones) y en Facebook (casi 1,3 millones), el investigador Mercier también destacó el uso que Macron, de 39 años, hace de internet. “No le queda otra que hacerse fuerte en las redes sociales, porque Melénchon y Le Pen las llevan cultivando años. Él es fuerte en dinamizar”, opinó.
Dos visiones
Lo que está en juego en la segunda vuelta quedó planteado de entrada por los dos candidatos: Europa y globalización. Ante sus simpatizantes reunidos en el sur de París, Emmanuel Macron aseguró que llevaría “la voz de la esperanza” para Francia y aseguró querer ser “el presidente de los patriotas frente a la amenaza de los nacionalistas”. Partidario de la UE, el exministro de Economía recibió por otra parte el respaldo del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y del gobierno alemán de Ángela Merkel.
El euro se fortaleció para saludar la calidad de favorito del exbanquero de cara a la segunda vuelta, una euforia compartida por las bolsas asiáticas que operaron en fuerte alza el lunes.
“Lo que está en juego en esta elección es la globalización salvaje que pone en peligro a nuestra civilización”, advirtió por su parte Marine Le Pen. “O seguimos por el camino de la desregulación total, u optamos por Francia”, dijo a sus simpatizantes la rubia de 48 años que se define como “la candidata del pueblo”.
Le Pen preconiza una salida del euro y quiere someter a referendo la pertenencia de Francia a la Unión Europea.