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Ríos Montt, quien tenía 91 años, murió en su residencia acompañado de sus familiares. Fue un militar de alto rango que lideró una fuerte batalla contra el comunismo en su país, persiguiendo líderes marxistas y de izquierda en el marco de la guerra civil de Guatemala. En 1974, luego de renunciar a su posición como general, se presentó a las elecciones presidenciales del país, pero perdió en las urnas contra el también general Kjell Eugenio Laugeurd. Tras su derrota, fue apartado de la esfera política y relegado a mandos de segunda categoría. Sin embargo, en 1982, Ríos tuvo la oportunidad de reivindicarse en el poder al encabezar un golpe de Estado para derrocar al presidente Romeo Lucas García. El golpe estuvo motivado por los avances de la insurgencia y el incremento de la corrupción.
Durante su régimen, el exjefe de Estado fue sindicado de arrasar con aldeas indígenas mayas de manera violenta. Ríos Montt perpetró más de 250 matanzas colectivas en el noroeste del país, en las que murieron más de 25.000 personas.
En 1983, el exmilitar fue derrocado del poder por la misma vía en la que llegó a éste tras un golpe de Estado liderado por su ministro de Defensa, Óscar Mejía Victores.
Después de salir del poder, Ríos Montt fundó junto con otro grupo de militares el Frente Republicano Guatemalteco, un partido de extrema derecha que le dio la oportunidad de ser elegido como diputado del Congreso de Guatemala, cargo que ocupó desde 1994 hasta 2012.
En 1999, la líder indígena y Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, presentó una acusación ante la Audiencia Nacional de España, en la que les pedía a Ríos Montt y a otros siete altos cargos militares que respondieran por los crímenes cometidos durante su régimen.
La denuncia de Menchú fue admitida por un juez español en 2000. Esto desencadenó en una captura con fines de extradición para Ríos Montt, que nunca se completó. La Corte de Constitucionalidad dejó finalmente sin efecto la petición al señalar que los españoles no tenían competencia para juzgar a los guatemaltecos.
En 2013 se desarrolló un juicio sobre los crímenes cometidos, que aunque arrojó una sentencia de 80 años, ésta fue anulada por irregularidades. A partir de esta decisión comenzó un nuevo proceso judicial que culminó hoy con su muerte.
El período de Ríos Montt en el mando, aunque corto, es considerado como el más sangriento en los 36 años de guerra civil que vivió Guatemala, según la ONU. En un informe publicado en 1999, el organismo internacional señaló que entre 1978 y 1984 ocurrieron el 91 % de las violaciones a derechos humanos en la guerra que dejó 200.000 muertos y desaparecidos.
Este era el último dictador de Guatemala que quedaba con vida.