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En pleno avance del coronavirus por todo el mundo, queda demostrado que la guerra y los conflictos no se detendrán. El atentado de hoy en Afganstán comenzó a primera hora de la mañana cuando cerca de un centenar de fieles, incluidos muchos niños, se encontraban en el templo sij, o "gurdwara", situado en el centro de Kabul, explicó a Efe el portavoz del Ministerio del Interior, Tariq Arian.
Las fuerzas especiales llegaron de inmediato al templo, aunque necesitaron hasta seis horas de enfrentamientos para despejar el centro religioso y evacuar aproximadamente a 80 fieles, dejando a su paso cristales rotos sobre las alfombras de rezo. "El ataque terrorista de hoy terminó con la muerte de uno de los terroristas. Desafortunadamente, en este ataque terrorista 25 civiles murieron y ocho personas más resultaron heridas", informó el Ministerio de Interior en un comunicado.
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El Ministerio de Salud Pública, en una rueda de prensa, elevó el número de heridos a 15 y aclaró que al menos uno de los fallecidos es un niño. Además, afirmó que todas las víctimas del ataque eran miembros de la minoría sij.
Imágenes del atentado mostraban a varios niños de la minoría salir entre lágrimas escoltados por las fuerzas de seguridad o adultos con sus característicos turbantes.
Estado Islámico reivindica el ataque
Como es habitual en los ataques contra minorías en Afganistán, el grupo yihadista Estado Islámico reivindicó el hecho, igual que había hecho en 2018 cuando un atentado mató al único candidato sij a las elecciones parlamentarias afganas de ese año. La agencia Amaq, vinculada a la formación terrorista, informó del ataque "suicida" en la capital afgana en un breve comunicado difundido en cuentas afines de la red social Telegram, cuya veracidad no ha podido ser verificada independientemente.
De momento, ni las autoridades afganas ni el grupo yihadista han dado detalles sobre el número de implicados o afectados en el ataque. Los talibanes, como es habitual en este tipo de ataques sectarios, negaron inmediatamente su participación en el atentado.
"El ataque de hoy en Kabul (...) no tiene nada que ver con los combatientes del Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes)", afirmó en un mensaje en Twitter el principal portavoz insurgente, Zabihullah Mujahid.
Las voces de condena tampoco tardaron en llegar. "Otro ataque terrorista despiadado y cobarde contra un lugar de culto en Kabul. El Gobierno afgano condena enérgicamente el ataque sin sentido de hoy", indicó en Twitter el portavoz del Palacio Presidencial, Sediq Sediqqi.
La Comisión Independiente de Derechos Humanos de Afganistán (AIHRC) expresó también en una breve declaración su "preocupación" por el hecho de que continúen "tales ataques sistemáticos contra las minorías religiosas del país".
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Una minoría golpeada
Más de cuatro décadas de conflicto armado en Afganistán han forzado a miles de sijs e hindúes, religiones ambas originarias del subcontinente indio, a huir del país y buscar refugio en el extranjero, especialmente en la India. Esto ha provocado que su presencia en Afganistán se haya reducido de manera drástica, pasando de unos 200.000 miembros hace 30 años a los alrededor de 1.500 que hay en la actualidad, los cuales se enfrentan además a una fuerte discriminación social y religiosa.
El Gobierno indio también mostró hoy sus condolencias por las víctimas del atentado, al tiempo que dijo estar listo para enviar asistencia a las familias afectadas de las comunidades hindú y sij.
"Tales ataques cobardes en los lugares de culto de una minoría, especialmente en este momento de pandemia por el COVID-19, reflejan la mentalidad diabólica de los perpetradores y sus patrocinadores", sentenció el Gobierno indio en un comunicado.
El ataque de hoy tiene lugar además en medio del compromiso alcanzado por Estados Unidos y los talibanes de iniciar la retirada progresiva de las tropas internacionales del suelo afgano en 14 meses tras el histórico acuerdo alcanzado del 29 de febrero en Doha.