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La tensión en Hong Kong sigue al rojo vivo después de que los manifestantes volvieran a provocar hoy la parálisis del aeropuerto de la ciudad, mientras la jefa del Ejecutivo, Carrie Lam, aseguraba que las protestas están llevando la ciudad a un "camino sin retorno".
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Las autoridades de Hong Kong anunciaron hoy pasadas las 17.00, hora local, que todos los vuelos que quedaban por salir de su aeropuerto internacional se suspendían, después de que los manifestantes volvieran a ocupar una terminal.
"Todos los servicios de facturación para vuelos de salida han quedado suspendidos a partir de las 16.30 (hora local, 08.30 GMT)", se indica en un comunicado de las autoridades aéreas de la ciudad autónoma.
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La Autoridad Aeroportuaria de Hong Kong pidió a los pasajeros que abandonaran la terminal e indicó que "otros vuelos de salida y llegada seguirán operando", aunque sin especificar cuáles son las condiciones para ello.
Mientras tanto, el jefe de la Policía local, Stephen Lo, se limitó a decir que están "siguiendo de cerca" la situación en el aeropuerto tras ser preguntado sobre si se plantean dispersar a los manifestantes.
Alrededor de la 13.00 hora local (05.00 GMT), cientos de personas llegaban a la Terminal 1 del aeropuerto para continuar con su protesta, que pretende llamar la atención de los viajeros internacionales sobre la actual crisis política y lo que consideran brutalidad policial a la hora de dispersar las protestas en la ciudad.
Los activistas, muchos vestidos de negro, corearon consignas, cantaron canciones e intentaron entablar conversaciones con los viajeros: algunos, los más frustrados con la situación, les criticaban, pero otros eran más comprensivos.
Así, desplegaron pancartas con mensajes como "Lo siento por las molestias, no tenemos otra opción" y "Se han cargado el ojo derecho de una enfermera", en referencia a que la Policía habría disparado munición no letal a bocajarro hiriendo a una joven en el ojo.
Pero la jefa del Ejecutivo local, Carrie Lam, sigue en sus trece y hoy volvió a defender al cuerpo policial y a criticar a los manifestantes, que, dijo, han llevado a la ciudad a "un camino sin retorno" que podría "hundir a la sociedad en una situación muy preocupante y peligrosa".
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Lam defendió la actuación de la Policía que, según ella, está basada en directrices sólidas. "Los policías toman decisiones en momentos puntuales en pro de los intereses de la seguridad de la gente (...). No se puede decir que hayan hecho algo mal", señaló.
"Hemos oído muchos discursos de odio contra la Policía... Esto no es beneficioso para Hong Kong", añadió.
Esta situación llega después de que Hong Kong registrara su décimo fin de semana consecutivo de protestas, que comenzaron con la oposición a una controvertida propuesta de ley de extradición, pero que han evolucionado hacia una serie de demandas de mejora de los mecanismos democráticos de la ciudad.
Sin embargo, la violencia entre la Policía y algunos de los manifestantes es cada vez mayor, en una espiral que ha ido en aumento con la sucesión de las marchas de protesta.