Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desde hace mucho tiempo, Estados Unidos seguía de cerca los pasos de Qasem Soleimaní, el poderoso general iraní que murió durante un bombardeo estadounidense el jueves en Irak. Este hombre, representante para Oriente Medio del líder supremo de Irán, Alí Jamenei, y la figura más importante y conocida a escala nacional e internacional del Cuerpo de los Guardianes de la Revolución, parece haber sido el blanco del bombardeo.
En una operación sin precedentes en el ejército estadounidense, Soleimaní murió por “un tiro de precisión de un dron”. Un responsable militar le confirmó a la AFP que el impacto pulverizó el vehículo en el que se movilizaba el poderoso general, para muchos, el arquitecto de la acción iraní en la región y la persona más poderosa de su país después del ayatolá Jamenei.
Ver más: ¿Por qué el asesinato de Soleimani es tan grave?
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que “este hombre debió haber sido asesinado hace muchos años”. En su cuenta de Twitter, Trump escribió: “El general Qasem Soleimaní ha matado o gravemente herido a miles de estadounidenses durante un largo periodo y tramaba matar a muchos más (...) Era directa e indirectamente responsable de la muerte de millones de personas”. Entonces, ¿por qué matarlo ahora? Según informó el Pentágono, “el general había estado desarrollando activamente planes para atacar a diplomáticos estadounidenses y miembros del servicio en Irak y en toda la región”. El secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que Soleimaní tramaba “una acción importante que amenazaba la vida de cientos de estadounidenses y que era inminente”.
La respuesta más obvia al ¿por qué ahora? sería porque el pasado martes manifestantes proiraníes atacaron la Embajada estadounidense. Sin embargo, aquí va un rosario de ataques y contraataques entre los dos países. El de la Embajada se da en respuesta a la ofensiva llevada a cabo por las fuerzas norteamericanas el pasado domingo, que dejó al menos 25 muertos en cinco bombardeos en la frontera entre Irak y Siria contra posiciones de las brigadas de Hezbolá, en represalia por la muerte de un contratista de EE. UU., realizado según Washington, por otra milicia proiraní.
Pero hay quienes hablan de que cada vez que Trump está en problemas suele distraer la atención bombardeando a otros países. Lo hizo con Siria dos veces, cuando la trama rusa lo acorralaba y ahora vuelve a hacerlo, esta vez escogió Irak, justo cuando el Senado termina el receso navideño y se dispone a discutir el impeachment. De hecho, al final del viernes, los congresistas estaban enfrascados en la discusión de si la operación contra el general iraní había sido legal o no... Ni una sola palabra del juicio político.
Ver más: El mundo les pide a Irán y EE. UU. contención
Graeme Wood, autor del libro El camino de los extraños: encuentros con el Estado islámico, explica en The Atlantic que la última escalada de Irán, es decir el ataque a la Embajada, estuvo cerca de ser irreversible. “Las embajadas, una vez invadidas, no pueden simplemente reabrir después de que los manifestantes hayan terminado de saquear los suministros de oficina, requirieron una respuesta disuasoria rápida, suficiente para obligar a Irán a detenerse y volver a calcular”. Pero agrega un punto preocupante: “El presidente es impulsivo, y emprende la guerra sin pensarlo mucho”, dice Wood. El Pentágono confirmó que Trump había dado directamente la orden de “matar” a Soleimaní.
Pero, ¿habrá una guerra? La declaración del exvicepresidente Joe Biden sobre la muerte de Soleimaní advirtió sobre lo que podría venir después: “Trump acaba de arrojar un cartucho de dinamita en una caja de yesca”.
¿Qué sigue ahora? El secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, aseguró que Estados Unidos está “comprometido con la desescalada” tras la muerte del general Soleimaní. Dijo que habló con sus pares de China, reino Unido, Francia y Alemania, que llaman a la prudencia. Pero Irán clama venganza; el líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, pidió una “severa venganza” contra EE. UU., que ordenó el retiro de sus ciudadanos de Irak, en donde se dio el ataque.
¿Qué sigue?
De acuerdo con Woods, esta respuesta es más fácil porque “muchos predicen ataques contra intereses estadounidenses en el extranjero: embajadas, objetivos civiles e infraestructura petrolera en Arabia Saudita. Pero la lista de objetivos predecibles termina donde comienza la lista de objetivos atractivos de los iraníes”.Ver más: Trump dice que ataque buscaba parar no provocar una guerra con Irán
“América debe saber que su ataque criminal contra el general Soleimaní ha sido su peor error (...), y América no escapará fácilmente de las consecuencias de este cálculo erróneo”, indicó el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el máximo órgano de seguridad iraní en un comunicado.
Por su parte el historiador español Miguel Benito le explicó a El Espectador que, a “a corto plazo, lo que puede seguir es una reactivación de todos los conflictos regionales que han venido en constante escalamiento, quizás a través de “intermediarios” (guerra por proxies)”. Expertos anticipan que Iràn puede atacar buques en el estrecho de Ormuz, paso clave para el petróleo mundial y una estrategia muy usada por Teherán.
Agrega que, de hecho, “el ataque estadounidense contra intereses iraníes en territorio iraquí podría ser una especie de mensaje para los líderes iraníes, que si se abre el conflicto directo, ninguno estaría a salvo”. ¿Alguien lo está?