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Moscú denunció este domingo la “injerencia grosera” de Estados Unidos en las protestas en el país, luego de que Washington se quejara por las detenciones masivas de manifestantes que exigen la liberación del opositor Alexéi Navalny.
“La injerencia grosera de Estados Unidos en los asuntos internos de Rusia es un hecho probado, así como la promoción de falsas informaciones y los llamados a participar en acciones ilegales por parte de plataformas en línea controladas por Washington”, afirmó en Facebook el ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
Horas antes, justo cuando comenzaron los arrestos en Moscú, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, había condenado “el uso persistente de tácticas brutales de Rusia contra manifestantes pacíficos y periodistas por segunda semana consecutiva” y repitió sus llamados a la liberación de los manifestantes detenidos.
The U.S. condemns the persistent use of harsh tactics against peaceful protesters and journalists by Russian authorities for a second week straight. We renew our call for Russia to release those detained for exercising their human rights, including Aleksey Navalny.
— Secretary Antony Blinken (@SecBlinken) January 31, 2021
Al menos 3.062 personas fueron detenidas en todo el país este fin de semana, de las cuales 844 en Moscú, según el último informe difundido por la ONG OVD-Info, especializada en el seguimiento de manifestaciones. En otras metrópolis rusas, como San Petersburgo, Krasnoyarsk (Siberia) y Vladivostok (Extremo Oriente), también se produjeron cientos de detenciones, según la misma fuente. Este es el segundo fin de semana consecutivo en el que se convocan protestas a favor de Navalny y en contra de la represión del gobierno de Vladimir Putin.
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Recubierto por una fina capa de nieve, el centro de Moscú parecía en algunas zonas una fortaleza, rodeada por un fuerte dispositivo de policía antidisturbios. El gobierno decidió acordonar el Kremlin y cerrar las estaciones de metro aledañas a la zona donde se ubican los edificios gubernamentales.
Pese a las amenazas, Ekatarina Britshkina, de 39 años, no dudó en protestar en la capital rusa y aseguró a la AFP que tenía “más miedo de lo que iba a pasar en el país si no salía a la calle”.
“Es la represión, meten en la cárcel a gente inocente”, abundó Daria, una veterinaria de 34 años.
En San Petersburgo, segunda ciudad del país, casi 2.000 personas que se habían congregado en una plaza del centro fueron dispersadas por la policía antidisturbios.
“Putin, es el mal. No hay futuro con él, imposible vivir con estos salarios y tan poco trabajo”, se quejó Andréi, un manifestante de 30 años.
En el otro extremo oriental del país, en Vladivostok, Andréi, un manifestante de 25 años, lamentó que hubiera poca gente movilizada, unas decenas de personas, porque “las fuerzas antidisturbios bloquearon” el centro de la ciudad.
En Novosibirsk, tercera aglomeración de Rusia, el medio independiente Taiga estimó en más de 5.000 las personas que se manifestaron, en una de las protestas antigubernamentales más importantes de estos últimos años.
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“La gente siente rabia por lo que pasa y porqué diputados y militantes de oposición fueron detenidos esta semana”, afirmó a la AFP Khelga Pirogova, representante local de una coalición pro-Navalny.
Los días anteriores, las autoridades multiplicaron las advertencias a los partidarios de Navalny. La fiscalía y la policía afirmaron que los manifestantes podrían ser procesados por “disturbios masivos” si las marchas degeneraban en violencia.
La justicia rusa impuso el viernes arresto domiciliario a la mayoría de los aliados cercanos de Navalny, incluido su hermano Oleg y la opositora Liubov Sóbol, dos días después de una serie de registros contra, entre otros, el domicilio de su esposa y los locales de su organización, el Fondo de Lucha contra la Corrupción.
La comparecencia del líder opositor ante los jueces está prevista para la próxima semana. Navalny es objeto de múltiples procedimientos judiciales desde su regreso a Rusia el 17 de enero, que considera se deben a motivos políticos.
Las protestas también están alimentadas por la difusión de una investigación del opositor que acusa al presidente Vladimir Putin de beneficiarse de un opulento “palacio” valorado en más de 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares) a orillas del mar Negro. La grabación se vio más de 100 millones de veces en YouTube.
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