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¿Qué pasó en la primera tensa reunión entre los cancilleres de EE. UU. y Rusia?

La intención de la primera cita entre Antony Blinken y Serguéi Lavrov era reducir las tensiones entre los dos países. Pero son muchos temas en los que la distancia entre los dos es abismal. Así fue el encuentro y esto fue lo que dijeron.

20 de mayo de 2021 - 01:26 a. m.
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov en Reikiavik.
El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov en Reikiavik.
Foto: Agencia AFP

Los ministros de Relaciones Exteriores de Estados Unidos y Rusia trataron este miércoles de aplacar la tensión en su primer encuentro en Reikiavik, desde que el presidente Joe Biden asumió el cargo, declarando que están dispuestos a cooperar aunque hicieron advertencias que reflejan el abismo existente entre los dos países.

¿Habrá cita Biden-Putin?

Nada se descarta. Desde que llegó a la Casa Blanca en enero, el presidente Biden se ha mostrado muy firme frente a la Rusia de Putin, a quien ha llegado a llamar “asesino”, para marcar la ruptura con su predecesor Donald Trump, acusado de ser indulgente con el Kremlin.

Moscú y Washington se han acusado mutuamente y se han impuesto sanciones desde el comienzo del mandato del demócrata. Pero ahora los dos países dicen que buscan un apaciguamiento.

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La idea de este encuentro es buscar una futura cumbre, se dice que será en junio en un país de Europa, entre el presidente estadounidense, Joe Biden, y el ruso, Vladimir Putin. “Nuestra visión es que si los dirigentes de Rusia y Estados Unidos pueden trabajar cooperando frente a los desafíos comunes el mundo será más seguro”, declaró el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

“Pero si Rusia se comporta de forma agresiva contra nosotros, nuestros socios o nuestros aliados, responderemos”, advirtió Blinken, pidiendo no obstante una relación “estable y previsible”.

¿Temas candentes?

El secretario de Estado estadounidense le expresó su “profunda preocupación” por el despliegue de tropas rusas en Ucrania y cerca de la frontera con este país.

Blinken también expresó la preocupación de Estados Unidos por la salud del opositor ruso Alexéi Navalni y la “represión de organizaciones de la oposición”, afirmó un portaoz.

“Estamos dispuestos a hablar de todo tipo de temas, sin excepción, siempre que el diálogo sea honesto (...) y se base en el respeto mutuo”, respondió Lavrov.

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Frente a la prensa, antes de un cara a cara a puerta cerrada, la conversación fue cortés, al contrario de lo que ocurrió en el primer encuentro entre Blinken y su homólogo chino en marzo en Alaska.

Y eso que las declaraciones previas al cara a cara no presagiaban la “desescalada” que Washington y Moscú decían buscar en un momento en que las relaciones bilaterales atraviesan su peor momento desde el final de la Guerra Fría.

¿Qué pasa con el Ártico?

Blinken quiere convertir el Ártico en un laboratorio para una cierta cooperación enfocada en desafíos comunes, como la lucha contra el calentamiento global.

Pero Lavrov hizo subir el tono. “Está claro para todo el mundo desde hace tiempo que son nuestras tierras, nuestro territorio”, soltó el lunes refiriéndose al Gran Norte, y denunció lo que considera veleidades “ofensivas” de los occidentales a través de la OTAN y de Noruega.

La “actividad militar” de Rusia en el Ártico es “perfectamente legal y legítima”, afirmó.

La advertencia rusa provocó una respuesta de Blinken, quien llamó este martes a “evitar” este tipo de declaraciones y “una militarización” del Ártico, un vasto territorio con condiciones extremas, rico en recursos naturales, en torno al Polo Norte.

¿Qué es el Consejo del Ártico?

El Consejo del Ártico comenzó también este miércoles y reúne a ocho países de la región (Estados Unidos, Rusia, Islandia, Canadá, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega).

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Semanas después de amenazar con aplicar sanciones contra el polémico gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, la administración estadounidense decidió finalmente no sancionar a la principal empresa implicada en el proyecto, Nord Stream AG, y a su director general.

Habrá sanciones pero contra otras entidades. De este modo el presidente estadounidense quiere evitar enfadarse con Alemania, lo que indirectamente favorece a Moscú. La decisión ha causado descontento entre los republicanos pero también en su propio bando demócrata.

Concretamente, esta decisión equivale a dejar vía libre para la realización de este gasoducto que desagrada a Estados Unidos.

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