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La huida del líder opositor venezolano Leopoldo López no es un golpe más para el debilitado gobierno de Nicolás Maduro; es un knockout. Que el preso político venezolano más emblemático y vigilado haya logrado escapar del país por una ruta clandestina, haciendo escala en Colombia para finalmente reunirse con su familia en Madrid (España) es solo una muestra más de que el país está fuera del control de Maduro.
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“Maduro, no controlas nada. Burlando tu aparato represivo, logramos sacar a territorio internacional a nuestro comisionado para el Centro de Gobierno, Leopoldo López. Su aporte por Venezuela continúa desde este nuevo espacio de acción”, decía Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, en su cuenta de Twitter.
Diosdado Cabello, número dos del chavismo, fue el primero del chavismo en reaccionar. Acusó al embajador de España en Caracas, Jesús Silva Fernández, de “facilitar” la salida de López y aseguró que ese no es un problema del gobierno: “Leopoldo es un problema de la oposición, no nuestro”.
Pero sí es un problema del gobierno venezolano, que luego de que Leopoldo López Gil, padre del opositor, confirmara que su hijo iba rumbo a España, lanzó sendos operativos. El sábado en la tarde el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) arremetió contra personas vinculadas a López y con la Embajada de España, en donde el opositor estuvo 18 meses como “huésped”. El Ministerio de Asuntos Exteriores español se desmarcó de la fuga de López y aseguró en un comunicado que “fue una decisión personal y propia”.
Las autoridades venezolanas detuvieron a Nubia López, cocinera personal del opositor, así como a José Jerjes Neira, quien durante años ha sido el vigilante de la sede diplomática española; los uniformados requisaron además las residencias de funcionarios españoles en Caracas.
Algunas voces cercanas al gobierno de Maduro señalan que la salida de López habría sido consensuada con Miraflores, en pos de un posible diálogo y el aplazamiento de elecciones legislativas que se celebrarán, como hasta ahora ha mantenido el oficialismo, el próximo 6 de diciembre. Incluso versiones de la prensa venezolana vincularon la fuga del líder opositor con el cambio de embajador.
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El gobierno de Pedro Sánchez confirmó hace unas semanas la salida de la delegación diplomática de Jesús Silva y el nombramiento de Juan Fernández Trigo, exembajador español en Cuba, cercano al el alto representante para la Política Exterior y Seguridad de la UE Josep Borrell, quien han insistido en negociar con Nicolás Maduro, quien no se ha referido a la huida de Leopoldo López.
Según Sebastiana Barráez, especialista venezolana en temas militares, la salida de López deja ver que los uniformados no le responden al presidente. “La fuga de Leopoldo López no necesitaba complicidad del alto mando porque el principio de subordinación, que militar y policialmente es tan importante, se quebró hace rato”.
Barráez aseguró en Caraota Digital que es “tal la insatisfacción en los militares venezolanos que se crearon pequeños grupos de poder que no le responden a Maduro y responden a sus propios intereses”. La vigilancia de la sede diplomática, ubicada cerca del Country Club, estaba justamente en manos del SEBIN, en donde se dice hay una creciente inconformidad con el chavismo.
El líder del partido Voluntad Popular llevaba casi siete años preso. Fue arrestado en 2014 y sentenciado a 13 años, 9 meses y 7 días de cárcel. Estuvo tres años y medio en ramo Verde y 21 meses en su residencia, en casa por cárcel, hasta su liberación, en abril de 2019. Ese día se sumó al levantamiento que lideró Guaidó, reconocido como presidente interino de Venezuela por cerca de cincuenta países, cuando se dirigió junto a una treintena de militares a una base militar en Caracas.
¿Qué significa su fuga para Maduro? Ronal Rodríguez, coordinador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, explica que la salida de López “puede llegar a significar que este actor, que siempre había movido sus fichas desde la prisión, ahora lo va a hacer desde el exterior. Incluso, puede llegar a jugar en la construcción de un gobierno en el exilio”. Sin embargo, Rodríguez agrega que su salida también le hace daño a la oposición. “Se está promoviendo una especie de consulta y ni siquiera el sector de Voluntad Popular cree en la consulta, al punto que Leopoldo decide salirse”.
Para Johnattan Bilancieri, especialista en medios digitales y Premio Nacional de Periodismo en Venezuela, la libertad de López “es desde cualquier ángulo una derrota para la dictadura, al secuestrarlo lo volvieron el rostro de la resistencia, al escapar dos veces se volvió el ícono de su ineptitud y desde el exilio será testimonio viviente de sus atrocidades”.