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El ataque terrorista en dos mezquitas en la ciudad de Christchurch, Nueva Zelanda, fue pensado para hacerse viral. En una época en que las redes sociales han reemplazado a los medios masivos, y en el que cualquier persona puede crear contenido, el hombre que acabó con la vida de 49 personas, e hirió a más de 100, transmitió en vivo, durante 17 minutos, la masacre e inició una nueva era de terrorismo digital.
¿Quién estuvo detrás del gatillo? Las autoridades neozelandesas lo identificaron como Brenton Tarrant, un hombre que se define a sí mismo como un "hombre blanco común, nacido en Australia, de clase trabajadora y familia de bajos ingresos", de acuerdo con un manifiesto que publicó en internet con el que pretendía justificar sus acciones.
Poco antes de dirigirse a las mezquitas de Christchurch, Tarrant subió el texto que tituló "El gran reemplazo", un panfleto racista y nacionalista de 74 páginas, en alusión a una teoría originada en Francia y que va ganando terreno entre los círculos de la ultraderecha según la cual los "pueblos europeos" son "reemplazados" por poblaciones no europeas inmigrantes.
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En el texto, Tarrant buscaba justificar su "venganza" contra la que entendía que habían sido "centenares de miles de muertes causadas por invasores extranjeros en Europa a lo largo de la historia". También dice que a pesar de ser racista no es xenófobo, y que no tiene nada en contra "de las culturas que viven dentro de sus propios países".
No obstante, su objetivo no deja lugar a dudas: atacar a los musulmanes. "Son el grupo de invasores más odiado en Occidente, atacarlos tendrá el mayor nivel de apoyo", afirmó sin compasión. "Con esto quiero mostrarle a los invasores que nuestras tierras jamás serán sus tierras", agregó.
De acuerdo con medios australianos, Tarrant había trabajado como entrenador personal en un gimnasio de la ciudad de Grafton entre 2009 y 2011. Pretendía ahorrar dinero para emprender un largo viaje por Asia y Europa, según la directora del gimnasio, Tracey Gray.
"Era un entrenador personal muy dedicado", dijo Gray a la cadena asutraliana ABC. "Creo que algo debe haber cambiado en él durante los años que pasó viajando al extranjero", agregó.
Su anterior jefe recuerda que había trabajado en los programas de entrenamiento gratuitos para niños y que le había comentado que había ganado dinero invirtiendo en Bitconnect, una criptomoneda. Quería destinarlo a financiar su periplo por el extranjero, que le llevó, según el diario New Zealand Herald, siete años.
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De hecho, Tarrant cuenta en su manifiesto que comenzó a planear el atentado en 2017 luego de un viaje a Europa. En el largo alegato del fundamentalista indica que durante ese tiempo, dice el australiano, se sorprendió de ver al viejo continente "invadido" por inmigrantes y decidió tomar acciones por su cuenta.
De acuerdo con el asesino, dos eventos ocurridos durante su estancia en Europa le convencieron de cometer la masacre: un ataque terrorista perpetrado por un seguidor del Estado Islámico en Estocolmo, que dejó 5 muertos, entre ellos la niña Ebba Åkerlund, y las elecciones presidenciales en Francia en las que ganó el "globalista y capitalista", en referencia a Emmanuel Macron, sobre la "nacionalista" Marine Le Pen, le convencieron de iniciar una "revolución violenta".
"(Lo hice) para incitar violencia, retaliación y futura división entre los europeos y los invasores mientras permanezcan en Europa", manifestó Tarrant en su manifiesto.
No obstante, la madre de la niña ha condenado el ataque tras conocer que Tarrant afirmó en el manifiesto racista haber querido vengar a su hija. El ataque contra dos mezquitas en Christchurch "va contra todo lo que defendía Ebba", declaró Jeannette Åkerlund en la televisión pública SVT, informó AFP.
El joven admite sin complejos que se trata de una acción "terrorista". "Por definición lo es", apunta, pero prefiere darle la misma justificación ideológica que usaban los militantes del "califato" para sus ataques: "yo lo considero una acción guerrillera contra una fuerza de ocupación", argumenta.
Masacre viral
Tarrant sabía lo que hacía. Desde el momento en que decidió encender su cámara y marcar sus fusiles, el extremista tenía claro que lo que quería lograr con la transmisión en vivo de la masacre y su panfleto era la mayor difusión posible. Tarrant portaba una cámara en la cabeza que le permitió hacer un streaming no sólo de los asesinatos, también los momentos previos, así como del carro en el que viajaba y el arsenal de armas preparadas para matar."Estoy seguro de que a los periodistas les encantará", escribió en un mensaje en uno de sus perfiles de redes sociales. Poco después de que difundiera la noticia, las cuentas en Twitter, Instagram y Facebook donde fue publicado el video, las fotos y el manifiesto fueron desactivadas.
También dijo haber sido inspirado por Anders Breivik, el extremista de ultraderecha que dio muerte a 77 personas en Noruega el 22 de julio de 2011. Una matanza cometida con un arma de fuego, víctimas que simbolizan el multiculturalismo, un "manifiesto" que pretende justificar la masacre en nombre de una ideología son grandes similitudes con los atentados perpetrados ocho años antes por Breivik.
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"Tuve solo un breve contacto con el Caballero Justiciero Breivik, y recibí una bendición para mi misión después de haber contactado a sus hermanos caballeros", escribe en una fraseología parecida a la del noruego.
Irónicamente, Tarrant exhibe sin reparo su animadversión radical hacia los migrantes, grupo del que curiosamente también formaría parte al ser australiano. Sin embargo, para justificar esta clara contradicción, el autor de la matanza aduce que él es "europeo" por ser heredero de una cultura ancestral. De acuerdo con el asesino, su ascendencia es inglesa, irlandesa y escocesa.
Aunque dentro de sus posibilidades estaba la muerte, Tarrant afirma que buscaba permanecer con vida tras la masacre. También dijo que durante el juicio se declarará inocente debido a que esto fue "un ataque partidista contra una fuerza invasora".