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Al emitir su dictamen en la corte penal londinense de Old Bailey, la jueza Vanessa Baraitser consideró “demostrado” que el australiano de 49 años presenta riesgo de suicidio y podría quitarse la vida si es procesado en EE. UU., donde probablemente sería retenido en condiciones de confinamiento.
La Fiscalía británica, en representación de la Justicia estadounidense, ya ha indicado que recurrirá el fallo, por lo que la jueza de primera instancia deberá decidir en breve si deja a Assange en prisión preventiva mientras dura el nuevo proceso legal o si lo pone en libertad.
Baraitser ha pospuesto la sesión unos minutos, mientras la defensa habla con el procesado, que está presente en la sala, vestido con traje oscuro y con mascarilla.
La jueza británica denegó la extradición del informático por motivos de salud después de haber rechazado previamente el resto de los argumentos presentados por la defensa para justificar su rechazo a la entrega.
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Por ejemplo, la magistrada descartó la alegación de los abogados de Assange de que los cargos en su contra tenían “motivaciones políticas” y de que no tendría un juicio justo en ese país.
Estados Unidos aspira a procesar a Assange por 17 delitos al amparo de su ley de espionaje y uno por la ley de fraude y abuso informático, sobre todo por la difusión en 2010 y 2011 (aunque ahora amplía el periodo de 2007 a 2015) de registros militares y otros documentos confidenciales.
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Las revelaciones en el portal digital WikiLeaks expusieron crímenes de guerra estadounidenses en Irak y Afganistán, archivos sobre las detenciones extrajudiciales en la prisión de Guantánamo (en la isla de Cuba) y cables diplomáticos que desvelaron abusos de derechos humanos en todo el mundo.
¿Qué sigue ahora?
La jueza Vanessa Baraitser de la corte penal de Londres fue quien desestimó la petición de extradición del australiano, de 49 años, presentada por la justicia estadounidense, en un caso que sus defensores denuncian como clave para la libertad de prensa.
Estados Unidos tiene ahora un plazo de 14 días para recurrir esta sentencia y su representante legal confirmó ante la corte que así lo hará. Por su parte, la defensa de Assange anunció que pedirá la libertad bajo fianza de su cliente.
La abogada Stella Morris, compañera sentimental del australiano con quien tiene dos hijos, había llegado al tribunal media hora antes del inicio de la vista, pero no quiso hacer declaraciones.
La víspera había dicho al diario alemán Der Spiegel que “la defensa de Julian se ha visto seriamente obstaculizada” en la prisión londinense de Belmarsh, donde lleva 20 meses recluido.
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Una pequeña protesta se organizó a las puertas del tribunal, donde una docena de personas se había reunido desde primera hora de la mañana para expresar su apoyo al australiano.
“No extraditen a Assange, el periodismo no es un crimen” o “Liberen la verdad, excarcelen a Assange” podía leerse en sus pancartas. “Paren el juicio espectáculo de Julian”, decía otra, enarbolada por un hombre en bicicleta.
Se produjeron algunas fricciones con la policía, que pidió a los manifestantes abandonar el lugar debido a las restricciones impuestas por la pandemia de coronavirus.
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“Estoy aquí esta mañana porque apoyo a un hombre que, en mi opinión, ha sido injustamente encarcelado por decir básicamente la verdad. No ha hecho nada malo. La venganza de Trump tenía largos tentáculos”, dijo a la AFP una manifestante, Myra Sands, de 78 años, en referencia a la administración estadounidense de Donald Trump.