Rusia: cuando la diplomacia se envenena

El intento de asesinato de un exespía ruso en el Reino Unido desató una guerra diplomática sin precedentes. Más países europeos se suman a la expulsión de funcionarios del gobierno de Vladimir Putin.

redacción internacional
28 de marzo de 2018 - 03:00 a. m.
De acuerdo con el portavoz del Kremlin, Vladimir Putin está tranquilo con la arremetida diplomática. / AFP
De acuerdo con el portavoz del Kremlin, Vladimir Putin está tranquilo con la arremetida diplomática. / AFP
Foto: EFE - ALEXEI DRUZHININ / SPUTNIK / KRE
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En 1986, durante el gobierno de Ronald Reagan, fueron expulsados de Estados Unidos 55 diplomáticos soviéticos. Una cifra récord en plena Guerra Fría y que pasó a la historia como “la guerra de las embajadas”.

Esta semana se rompieron todos los récords: entre el lunes y el martes han sido expulsados más de 112 funcionarios del gobierno de Vladimir Putin de varios países. La decisión del Reino Unido de expulsar a 23 diplomáticos rusos la respaldó Donald Trump con la expulsión de 60. Francia, Polonia y Alemania también respondieron y echaron, cada uno, a cuatro funcionarios rusos.

Ver más: ¿Qué hay detrás del envenenamiento del espía ruso?

Ayer, la lista creció con la República Checa (tres), Lituania (tres), Dinamarca (dos), Italia (dos), Holanda (dos), España (dos) Finlandia (uno), Hungría (uno) Rumania (uno), Letonia (uno), Estonia (uno), Croacia (uno) y Suecia (uno). La OTAN decidió también expulsar a siete representantes rusos y denegar la acreditación a otros tres. Portugal no anunció expulsiones, al igual que Bélgica, mientras que el gobierno de Austria apeló a su condición de país “neutral” para decidir no hacer expulsiones.

La propia ministra británica, Theresa May, señaló que “es altamente probable” que el Kremlin esté detrás del ataque contra Skripal, un antiguo agente ruso reclutado por el MI6 británico en los años 90 y que hoy está en condición crítica tras haber sido envenenado con “un agente nervioso de grado militar de un tipo desarrollado por Rusia, los gases conocidos como Novichok”.

Los agentes nerviosos Novichok, como el que se supone se usó contra el exespía ruso, son una especialidad de tóxicos poco conocidos fuera de Rusia y particularmente peligrosa: el 4 de marzo, cuando Skripal fue envenenado, hubo otros afectados: el poderoso veneno envió a 21 personas más al hospital y forzó la intervención de 180 militares en la casa del exespía ruso.

Moscú niega las acusaciones. La portavoz del Ministerio de Exteriores, María Zajárova, recordó que no se han aportado pruebas y advirtió de que habrá respuesta para cada país.

Ver más: Tras el rastro del veneno ruso

“Como pueden ver, el presidente Putin mantiene la calma y la serenidad absolutas (...), y a diferencia de la primera ministra británica, Theresa May, se muestra muy correcto”, agregó el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en una entrevista a la cadena rusa NTV.

La Unión Europea dio su respaldo al gobierno británico y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, señaló que es “altamente probable” que Rusia sea responsable del intento de asesinato y que “no hay otra explicación plausible” para el mismo.

“Esto manda un mensaje claro a Rusia de que hay costes y consecuencias para su forma de actuar, inaceptable y peligrosa”, explicó el secretario general de la organización, Jens Stoltenberg.

El embajador ruso en Washington alegó que “Estados Unidos sólo entiende a la fuerza” y anticipó que la respuesta de Moscú debe ser “conmensurada”.

“Las medidas adoptadas por Estados Unidos, la Unión Europea, la OTAN y varios estados miembros de ambas organizaciones son una muestra de solidaridad con el Reino Unido y la condena, sin ambages, del uso del arma química”, dice una nota divulgada por la Presidencia francesa, al término de una conversación telefónica entre Macron y Trump.

Las voces de tranquilidad se escuchan desde China, de parte de su gobierno. “Los países implicados deberían obedecer la ley internacional y las normas básicas de las relaciones diplomáticas, con el fin de evitar una mayor escalada de las confrontaciones”, señaló la portavoz china de Asuntos Exteriores, Hua Chunying.

El analista Fiodor Lukianov escribió en el diario ruso Vedomosti que estas expulsiones, “particularmente destructivas para las relaciones ruso-estadounidenses, sumen las relaciones entre Moscú y Occidente en un nuevo periodo de Guerra Fría”. Y advirtió: “No es el fin de la escalada. Está claro que esta se va a agravar: prevemos medidas aún más severas, sanciones económicas contra Rusia”. Mientras el diario Izvestia denunciaba una acción “rusófoba”.

Skripal y su hija continúan en estado crítico y reciben tratamiento por intoxicación con una sustancia de acción neuroparalizante de la que nadie sabe nada.

Por redacción internacional

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