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El 27 de febrero de 1989 es una fecha que quedará grabada para siempre en la memoria de los venezolanos. Este martes se cumplen 29 años de "El Caracazo", el cual fue una serie de fuertes protestas y disturbios en el país durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez, y que marcaría para siempre no solo el futuro de Venezuela, sino también de América Latina.
La protesta social se desencadenó tras el rechazo de gran parte de los venezolanos a una serie de medidas económicas impulsadas por el presidente Pérez, que buscaba apalear la crisis económica en la que se encontraba su país. Pérez, que ya había sido presidente en el periodo de 1974 a 1979, durante los años de la bonanza petrolera, argumentó que el ajuste era necesario para salvar a su país, pero la población se sintió defraudada.
El programa de gobierno venezolano aplicó un paquete de reformas económicas inspiradas en el liberalismo económico, que implicó recortes de gastos y aumentos de tarifas de servicios públicos. También se decretó la liberación de precios, haciendo más caros los alimentos y se solicitó un millonario préstamo al Fondo Monetario Internacional.
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Y aunque a el episodio histórico se la ha llamado a través de los años como “El Caracazo”, la chispa de la explosión social se presentó en una ciudad aledaña de Caracas, Guatire. Allí, grupos de pobladores empezaron a protestar por el aumento de precio del pasaje del transporte colectivo que entró en vigor un día después del incremento del costo de la gasolina.
La violencia se esparció de la pequeña población de Guatire a casi todo el país de una manera simultánea. La televisión sirvió como caja de resonancia para las protestas y durante ocho días se vivió el caos en Venezuela. Y aunque Carlos Andrés Pérez decretó toque de queda en todo el país, el saldo no fue alentador.
“El Caracazo” se prolongó por más de una semana y sus consecuencias tanto políticas como sociales fueron incalculables. Autobuses quemados primero, calles cortadas y barricadas después, comercios saqueados finalmente. Más de 600 muertos y un gobierno debilitado fue el saldo de la manifestación. “Venezuela, sitiada por el caos”, tituló el diario El Espectador días después de que comenzara la protesta.
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Años después. La narrativa chavista ha adoptado a “El Caracazo” como el mito fundacional de su revolución bolivariana, pues consideran al 27 de febrero de 1989 como el evento que llevó al grupo de militares al que pertenecía Hugo Chávez a conspirar contra el sistema democrático bipartidista que regía en ese momento a su país.
Los policías fueron incapaces de controlar la situación y el Ejército tomó el control por varios días para cumplir con su deber de restablecer el orden, algo que hizo ‘a sangre y fuego’.
La narrativa revolucionaria cuenta que un grupo de oficiales de bajo rango de las Fuerzas Armadas rechazó las órdenes del gobierno de Pérez de atentar contra la población civil, que según cifras oficiales provocó la muerte de más de 600 protestantes.
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La consecuencia evidente del Caracazo fue la inestabilidad política y el descontento generalizado del pueblo venezolano hacia su gobierno, que estaba acostumbrado al derroche de la época de la “Venezuela saudí”. La represión militar alcanzó para desactivar el Caracazo, pero el desprecio popular hacia el gobierno de Carlos Andrés Pérez aumentó, acrecentado por las abundantes denuncias de corrupción en su contra.
Ante ese escenario, un grupo de jóvenes militares intentó en 1992 poner fin a la experiencia neoliberal de Carlos Andrés Pérez a través de un golpe de Estado. La rebelión militar fracasó y fue un joven Hugo Chávez, uno de los líderes de la maniobra, el que se encargó de anunciar la rendición.
Chávez apareció el 4 de febrero de 1992 ante los medios de comunicación y aseguró que "por ahora" los objetivos del golpe no habían sido alcanzados, al tiempo que pidió a sus compañeros abandonar las armas. “Ante el país y ante ustedes asumo la responsabilidad de este movimiento militar bolivariano”, dijo.
Aquella declaración lo colocaría como la principal figura frente a un sistema político agotado. Tras pasar dos años en prisión, Chávez fue indultado por el presidente Rafael Caldera y comenzó su carrera política y fundó el Movimiento Quinta República (MVR), con el que ganó las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998 con un 57 % de los votos.