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El secretario de Defensa de Estados Unidos Jim Mattis renunció el jueves un día después de que el presidente Donald Trump anunció el retiro de sus tropas en Siria.
"Debido a que usted tiene el derecho de tener un secretario de Defensa cuyos puntos de vista estén mejor alineados con los suyos...creo que lo correcto para mí es renunciar a mi cargo", dijo Mattis en una carta a Trump.
Momentos antes de que el Pentágono publicara la carta de Mattis, Trump tuiteó que su secretario de Defensa se retiraría "con distinción, a fines de febrero".
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"Durante el mandato de Jim, se han logrado tremendos avances, especialmente con respecto a la compra de nuevos equipos de combate", dijo Trump.
"El general Mattis fue de gran ayuda para obtener aliados y para que los otros países paguen su parte de las obligaciones militares. Un nuevo secretario de Defensa será nombrado luego. ¡Le agradezco mucho a Jim por su servicio!".
La partida de Mattis no es una sorpresa total para los observadores de Washington.
Sobre todo en el último tiempo, Trump ha seguido sus instintos, ignorando el consejo de Mattis.
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La decisión de Trump de sacar a las cerca de 2.000 tropas estadounidenses de Siria fue una reprimenda para Mattis, quien había advertido que una retirada anticipada de Siria sería un "error estratégico".
Ambos ya se habían enfrentado en muchos otros temas, incluyendo el acuerdo nuclear con Irán del cual Trump se retiró en mayo, mientras que Mattis defendió algunas partes de ese pacto.
El jefe del Pentágono también estaba en contra de la creación de una nueva rama separada del ejército de Estados Unidos llamada Fuerza Espacial, pero Trump lo ordenó de todos modos.
El mayor despliegue que Mattis ha ordenado hasta el momento, ha sido uno en la frontera de Estados Unidos con México. Pero la misión ha perdido la utilidad militar y ha sido tildada de truco político por sus detractores.