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Lo normal en Estados Unidos, porque así ha sido tradicionalmente, es que la transición entre dos gobiernos sea tranquila, pues los grandes asuntos esperan hasta la llegada del nuevo presidente; pero con Donald Trump nada ha sido normal y por eso muchos temen que a partir de hoy comience una pesadilla de 72 días, el tiempo que le queda al mandatario en la Casa Blanca.
A partir de hoy, anunció Trump en Twitter, comienza la batalla legal por el resultado electoral. Irá primero a los tribunales estatales, en donde los jueces determinarán si aceptan sus reclamos y ordenan un recuento, y luego irá a la Corte Suprema de cada estado.
El mandatario dijo que Georgia, Pensilvania y Wisconsin, en donde el triunfo de Joe Biden fue por márgenes estrechos, serán el punto de partida. Prometió llevar el caso hasta la Corte Suprema por un supuesto fraude del que no hay evidencias. Lo normal en este punto sería que Trump le concediera la victoria a su rival demócrata, pero ya dijo que no lo hará.
Los resultados oficiales se conocerán cuatro semanas después de las elecciones, aproximadamente el 8 de diciembre según han anunciado, y luego el 14 de diciembre será cuando oficialmente se declare el ganador en las urnas. Mientras tanto Trump, fiel a su estilo, seguirá lanzando acusaciones sin fundamento y, muchos anticipan, dejándole piedras en el camino a su sucesor.
Ver más: Donald Trump reveló cómo peleará el resultado electoral en las cortes
¿Puede Trump dejar al mundo de cabeza antes de entregar el poder a Biden, el 20 de enero de 2021? En tiempos normales esto no sería posible. En este momento el presidente electo ya creó un equipo de transición que debería comenzar a trabajar de la mano con el gobierno saliente; pero no es el caso. Y aunque existen leyes sobre las transiciones presidenciales, que brindan cierta protección a la administración entrante, todo depende del perdedor.
El periódico USA Today resalta la transición entre George W. Bush y Barack Obama como un ejemplo a seguir. “Bush y su jefe de gabinete, Josh Bolten, hicieron todo lo posible para asegurarse de que todo el equipo republicano colaborara plenamente con el equipo de transición de Obama”, dice el periódico.
El historiador Miguel Benito-Lázaro explica que lo primero que puede hacer Trump es utilizar el perdón presidencial para conceder indultos de casos complicados, que supongan algún costo político. Pero eso no perjudicaría a Biden. “Y el perdón presidencial está en las atribuciones del cargo, así que lo puede hacer”.
Se anticipan perdones para la familia Trump, su familia y buena parte de su gabinete y agencias federales, que podrían enfrentar cargos de corrupción. “Trump podría incluir a personas que violan las leyes de registro federales y presidenciales, pues necesita cubrir sus rastros”, explica Norman Ornstein en una columna de opinión.
Según varios expertos, el presidente saliente no podrá hacer mucho porque las elecciones suponen un alto en el proceso legislativo, pues lo senadores y representantes también estuvieron en elecciones. “El presidente saliente puede firmar algunos proyectos que hayan estado en estudio y discusión y tratados internacionales, en los que el presidente puede tener manos más libres y no necesita a las cámaras”.
De todas formas, sí podría complicarle la vida al futuro presidente. Analistas anticipan gran cantidad de órdenes ejecutivas, como hizo semanas antes de las elecciones. “Firmó una para hacer estallar el servicio civil de carrera, pues le da al presidente la autoridad para colocar a los empleados protegidos en una nueva categoría que les permite ser despedidos a voluntad”, explica USA Today.
El diario anticipa que seguramente firmará decretos sobre el fracking, acciones en tierras públicas, mayor relajación con las reglas del agua y aire limpio. ¿Podría Biden revertir lo que haga? En 2017, Trump y el Congreso republicano usaron una Ley de Revisión del Congreso para eliminar cosas que hizo Obama firmando leyes que las anulaban. “Pero si hay un senado republicano, Biden no tendrá esa opción”, advierte la prensa.
“Un ejemplo de eso sería Clinton, que estando en sus últimos meses firmó la adhesión de Estados Unidos al protocolo de Kioto, George W. Bush optó por anular esa decisión”, explica Miguel Benito.
Pero quizá lo más polémico y muy posible es una orden ejecutiva legal para despedir al epidemiólogo asesor de la Casa Blanca, Anthony Fauci y a la doctora Deborah Birx, a quienes tachó de desleales por haber criticado su manejo de la pandemia y no ser “leales con el presidente”. Y lo dice Trump que es leal, pero solo a sí mismo.