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Cada año, el Departamento de Estado de Estados Unidos publica un amplio informe dirigido al Congreso en el que se evalúa lo que están haciendo los gobiernos extranjeros para combatir el narcotráfico. El último fue presentado en marzo de este año y en él se alertaba sobre el crecimiento de los cultivos ilícitos. En dicho documento, se estima que los cultivos de coca aumentaron en el país en un 42%.
“Colombia es el primer productor mundial de cocaína, así como un país fuente de heroína y marihuana. Aunque el Gobierno colombiano continúa contrarrestando la producción y el tráfico de drogas ilícitas a través de las operaciones de erradicación, la agresiva interdicción y la actividad policial, la producción potencial de cocaína en 2015 aumentó en un 60 % a 495 toneladas métricas”, señala el texto.
Este dato enrareció las relaciones entre los dos países. Luego de años de felicitaciones y palmaditas en la espalda, son cada vez más funcionarios los que “advierten” a Colombia sobre las consecuencias de que los cultivos ilícitos sigan creciendo. El primero en hablar fue el secretario adjunto de Estado de EE.UU. para Seguridad y Lucha Antinarcóticos, William Brownfield, quien en marzo de este año estuvo en Colombia.
Entonces señaló: “esto supone el incremento más grande en un año en el cultivo de coca en Colombia jamás registrado. Estamos trabajando en ese problema, y es serio", aseguró, al tiempo que destacó que la cooperación es más fácil gracias a que "Colombia es un amigo cercano, quizá la relación más cercana" que EE. UU. tiene en el continente.
Pero las diferencias entre amigos crecen. Esta semana, durante una audiencia sobre Colombia en una comisión del Senado dedicada a supervisar los programas contra el narcotráfico que el gobierno estadounidense tiene en otros países, Brownfield volvió a hablar fuerte. "Es mi creencia personal que el Gobierno de Colombia y su presidente, un hombre al que admiro y respeto y que durante diez años he considerado un amigo, creo que se concentraron en los últimos seis años abrumadoramente en las negociaciones de paz, en los acuerdos de paz", consideró Brownfield.
"Creo que enfocando su atención en eso, por definición, se enfocaron menos en el tema de drogas y de narcotráfico. Y, además, creo que concluyeron que para llegar a un acuerdo de paz con éxito, ellos necesitaban a las FARC en temas relacionados con las drogas", añadió el exembajador en Colombia en la audiencia a la que apenas asistieron dos senadores de línea dura. De acuerdo con Adam Isacson, director de la ONG Wola (La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos), “estoy ciento por ciento seguro de que EE.UU. no va a descertificar a Colombia”.
Coincidiendo con estas palabras, el Gobierno colombiano informó que ya erradicó el 62 % de las 50.000 hectáreas de cultivos ilícitos que se fijó como meta para este año, acción que hace parte de una estrategia integral de lucha contra las drogas. El balance lo hizo el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, en una declaración que dio en la Casa de Nariño junto con el vicepresidente colombiano, Óscar Naranjo, y con el alto consejero para el Posconflicto, Rafael Pardo.
Villegas destacó además los "resultados muy importantes en materia de interdicción" por el decomiso de 275 toneladas de cocaína pura este año, lo que supone "un incremento de dos dígitos frente al año anterior", cuando los decomisos alcanzaron un récord de 362 toneladas, según cifras divulgadas el mes pasado.
Ya antes Brownfield había advertido que “Colombia y EE.UU. iban a tener serios problemas si no se reducían los cultivos ilícitos”.
Este miércoles, un memorando de la Casa Blanca, hizo saltar las alarmas en el país. En el documento se menciona a Afganistán, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, India, Jamaica, Laos, México, Nicaragua, Pakistán, Panamá, Perú y Venezuela como los principales productores de drogas o tránsito ilícito de drogas.
Pero hay un párrafo que dice: “El Gobierno de los Estados Unidos consideró seriamente considerar a Colombia como un país que no pudo cumplir con sus obligaciones en virtud de los acuerdos internacionales contra el narcotráfico debido al extraordinario crecimiento del cultivo de coca y la producción de cocaína en los últimos tres años, 12 meses. En última instancia, Colombia no es designada porque la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de Colombia están cerca de la aplicación de la ley y los socios de seguridad de los Estados Unidos en el Hemisferio Occidental, están mejorando los esfuerzos de interdicción y han reiniciado una cierta erradicación que habían reducido significativamente a partir de 2013. Sin embargo, mantendré esta designación bajo la sección 706 (2) (A) de la FRAA como una opción, y espero que Colombia realice progresos significativos en la reducción del cultivo de coca y la producción de cocaína”.
En el memorando la Casa Blanca descertifica a Venezuela y Bolivia (por enésima vez)." Países que reciben apenas un dólar de ayuda y la descertificación hace una excepción para el caso de ayuda a la sociedad civil disidente en Venezuela", explica Isacson.
¿Qué es la certificación?
Según le explicó a este periódico la analista estadounidense y profesora de la Universidad del Rosario, Arlene B. Tickner, la “certificación como tal ya no existe”, aunque sí el informe del Departamento de Estado sobre las drogas en el que si un país sale mal, podría afectar la asistencia estadunidense. Isacson, por su parte, dice que sí existe.De acuerdo con analistas, el proceso de certificación comenzó en Estados Unidos en 1996. Se hizo como una reforma a una ley de 1961 en la que se introdujo una enmienda para forzar al Secretario de Estado y al Presidente a elaborar una lista de los países productores y facilitadores del tránsito de droga. La idea del acta era retener la mitad de la ayuda externa que daba el gobierno estadounidense. Luego se hicieron varias enmiendas que le dan al presidente de turno tres opciones: negar la certificación, dar una de “interés nacional” o certificar.
En reciente entrevista con este diario, Kevin Whitaker, embajador de EE.UU. en Colombia señaló que el tema de los cultivos ilícitos no es muy complicado: “Más coca, más cocaína y más problemas de seguridad y salud pública en los dos países. Así de simple. En el caso de Colombia, una cosa que no nos ha afectado igual, pero puede ocurrir, es que durante el curso de las dos o tres últimas décadas ha habido varios eventos en los que el dinero sucio, producto de la ilegalidad, se mete en la política. No estoy diciendo que está ocurriendo, sino que es una seria amenaza. Hay otro aspecto, y es que hemos formado esta cofradía con Colombia, a través de varios propósitos, como darle a la gente una posibilidad lícita de ganarse la vida. Para que Colombia tome su lugar en la región, debe controlar el tema de la coca. Si eso no pasa, se puede afectar el consenso bipartidista en el Congreso. Nosotros dependemos del Congreso”.