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“Vacunacionalismo”: la carrera por inmunizar al mundo

Cada país está haciendo grandes esfuerzos por comprar la mayor cantidad de dosis de vacunas para su gente, pero en esa carrera están perdiendo los más pobres. Así van los planes de inmunización en la región.

13 de diciembre de 2020 - 02:05 a. m.
Protestas en São Paulo en contra del gobernador, Joao Doria, por la compra de vacunas chinas contra el coronavirus. / AFP,
Protestas en São Paulo en contra del gobernador, Joao Doria, por la compra de vacunas chinas contra el coronavirus. / AFP,
Foto: AFP - NELSON ALMEIDA
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El rápido avance de las vacunas contra el COVID-19 en varios países ricos, incluidos el Reino Unido, que esta semana comenzó a inmunizar a su población; Canadá, que aprobó el miércoles la vacuna de Pfizer y empezará a administrarla en los próximos días, o Estados Unidos, que podría hacerlo a partir de los próximos días, evidenció la desigual carrera por la vacuna en el mundo.

El panorama en África y América Latina es diferente: países con economías muy golpeadas, con grandes diferencias, climas tropicales y poblaciones aisladas, en donde se hacen enormes esfuerzos para comprar las dosis que pueden para comenzar a inmunizar a su población, una de las más afectadas por la pandemia de coronavirus en el mundo.

Por eso, esta semana, el secretario general de la ONU, António Guterres, insistió: “El vacunacionalismo avanza a toda máquina” y volvió a pedir a los líderes internacionales la necesidad de que la vacuna sea “un bien público global”. Advirtió que en la carrera África quedará totalmente rezagado y solo podrá recibir las vacunas hasta el segundo trimestre del año.

Ver más: La carrera política de la vacuna contra el coronavirus

Algo parecido a lo que pasará en América Latina, que hasta ahora registra más de 13,6 millones de infecciones y con una segunda ola a la vuelta de la esquina, pues el virus sigue acelerándose en países como Brasil, Argentina y Colombia, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Para asegurar la inmunización de más de 630 millones de habitantes latinoamericanos, la mayoría de gobiernos forman parte de la iniciativa Covax, un fondo común conformado por 172 naciones en desarrollo que buscan acceder a las vacunas. Sin embargo, el mecanismo se queda corto, pues solo cubrirá el 20 % de la población en países en desarrollo de aquí a finales de 2021, mientras que los países ricos podrán hacerse con el 50 % de la producción mundial, según un estudio del Global Health Innovation Centre de la Universidad de Duke, en EE. UU.

Duke también hizo la lista de los países que se han asegurado más suministros de vacunas hasta ahora: en el primer lugar está India, con 1.600 millones; seguido por la Unión Europea, con 1.425 millones de dosis; Estados Unidos, 1.010 millones, y sigue la iniciativa Covax, con 700 millones.

América Latina (sin Brasil) está casi en noveno lugar con un pedido de 150 millones de dosis, superado por Canadá, Reino Unido, Japón e Indonesia. El país que menos dosis ha encargado es Kuwait, con 1 millón.

Ver más: La segunda ola de coronavirus avanza imparable en Europa

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que los países de América Latina empezarán a recibir vacunas contra el coronavirus en marzo o abril de 2021.

“La OPS trabaja con la perspectiva de que las vacunas fabricadas mediante el mecanismo Covax empezarán a distribuirse para su uso entre marzo y abril de 2021 y que los países de América Latina ya han invertido mediante anticipos y avales más de US$1.000 millones para participar en el mecanismo”, dijo Naciones Unidas en un comunicado.

Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización, afirmó que “puede ser que llegue una pequeña cantidad antes o puede ser que llegue después, pero esa es la fecha que seguimos trabajando, porque es la que nos parece más factible”.

Una compleja logística

En América Latina, a diferencia de países como Estados Unidos o Canadá, se presentan grandes retos a la hora de recibir las dosis de vacunas. El más complejo será la conservación del producto, pues las vacunas de Pfizer y Moderna, por ejemplo, requieren procesos de ultracongelación que muchas naciones de la región no pueden asegurar. De acuerdo con Pfizer, se debe mantener el producto a -70º C. Es decir, su almacenamiento es todo un reto, pues en la mayoría de países la capacidad de almacenamiento está entre los 2º C y los 8º C.

A eso hay que sumarles los complejos planes de vacunación que se deberían organizar en América Latina, en donde hay que inmunizar a millones de personas en zonas de difícil acceso, como las poblaciones indígenas.

Ver más: Aviones, congeladores... la compleja logística para distribuir la vacuna en EE. UU.

La desigualdad entre el panorama de unos países y otros levanta molestias y provoca que naciones como India y Sudáfrica le pidan a la Organización Mundial del Comercio (OMC) suspender los derechos de propiedad intelectual de tecnología, tratamientos, vacunas y medicamentos contra el coronavirus hasta que se consiga la inmunidad de grupo global (70 % de la población del planeta).

El debate será resuelto en la OMC el 17 de diciembre, cuando se reúnan los países miembros para acordar una posición, pero las naciones más ricas y que llevan la delantera en el tema del COVID-19 se oponen a suspender los derechos de intelectualidad y propiedad, y proponen financiar fondos globales para responder a la pandemia.

El sector privado, es decir, farmacéuticas y laboratorios, tienen derecho a utilizar sus inventos durante 20 años, pero los gobiernos pueden tomar medidas para eliminar patentes para priorizar la salud pública, si es necesario. Para garantizar que todos los países reciban la vacuna, la iniciativa Covax, por ejemplo, necesita cerca de US$4.200 millones antes de final de año y la cifra va por la mitad.

Si se consigue la financiación, la mayoría de países emergentes podrán empezar sus planes de vacunación en el segundo trimestre de 2021. Sin embargo, la “vacunalización” parece imparable. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el martes un decreto para dar prioridad a la entrega de vacunas a Estados Unidos. Esto después de que un artículo de The New York Times revelara que el presidente desechó una oferta de Pfizer para que se dotara de más vacunas.

Ver más: OPS busca que países de América Latina accedan a una vacuna subsidiada

Estados Unidos no se unió a la iniciativa Covax, mientras que China lo hizo en agosto y hoy es el proveedor principal de vacunas para los países en desarrollo, que ayudaría a China a mejorar su muy deteriorada imagen internacional por cuenta del origen de la pandemia, que se ocultó durante meses.

Los intereses políticos mandan la parada en plena pandemia. La “vacunalización” también se abrió paso en Brasil, en donde existe un pulso entre el gobierno de Jair Bolsonaro y 27 gobernadores frente a la adquisición de las vacunas y el plan de inmunización. El pulso se centra entre el gobernador de São Paulo, Joao Doria, y el mandatario; el primero le apuesta a la vacuna de Oxford, mientras que Dorian anunció la compra de 46 millones de dosis de la vacuna china CoronoVac. Y se estima que la vacunación comience en el primer trimestre de 2021.

Ver más: Las diez vacunas más avanzadas contra el coronavirus

La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que los países de América Latina empezarán a recibir vacunas contra el coronavirus en marzo o abril de 2021.

“En nuestra región tenemos 27 países que van a pagar por las vacunas, y diez que van a recibir la vacuna sin pagar, porque bajo criterios económicos son los países más pobres o porque por su pequeña población tienen más dificultad de acceso. Son criterios del Banco Mundial que está utilizando la Alianza para las Vacunas Gavi, que lidera el Covax”, afirmó el subdirector de la Organización Panamericana de la Salud. Las diez naciones que recibirán la vacuna sin necesidad de pago son: Bolivia, Dominica, El Salvador, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas.

Covax planea distribuir 2.000 millones de dosis de vacuna anticoronavirus entre los países que los componen, la mitad de ellos de renta media y alta, y los de bajos ingresos conseguirán vacunas por cerca de US$2 por dosis.

Para esta alianza y para la OMS la gran amenaza ahora es que los países ricos se dediquen a almacenar grandes cantidades de vacunas olvidando a las naciones pobres, cuando, como han repetido incansablemente, “nadie estará seguro hasta que todos estemos a salvo”.

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