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Donald Trump y Emmanuel Macron por fin se pusieron de acuerdo con algo. Los mandatarios de Estados Unidos y Francia están dispuestos a prescindir de una resolución de la ONU para bombardear Siria, a cuyo régimen acusan de haber utilizado armas químicas contra la población, un ataque ilegal desde el punto de vista del derecho internacional pero que presentan como moralmente justificado.
"Tenemos la prueba" de que el régimen de Bashar al Asad utilizó armas químicas el 7 de abril cerca de Damasco, aseguró el jueves el presidente francés Emmanuel Macron, quien, como su homólogo estadounidense Donald Trump, amenaza a Damasco con un ataque en represalia.
En ese ataque murieron al menos 40 personas, según los cascos blancos, socorristas en zonas rebeldes, y la ONG Syrian American Medical Society.
"Queremos detener la masacre de inocentes", justificó el jueves el secretario estadounidense de Defensa Jim Mattis.
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Este ataque viola la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, que Siria ratificó en 2013, que prohíbe el desarrollo, producción, almacenamiento y empleo de armas químicas.
Pero si Washington y París deciden lanzar una ofensiva militar contra el régimen sirio no podrían apoyarse en ninguno de los tres motivos que autorizan un uso de la fuerza militar, según las reglas de la ONU: una autorización del Consejo de Seguridad - descartado por los reiterados vetos de Rusia, gran aliado del régimen sirio -, una solicitud del país en cuestión - es decir Siria -, o el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas que permiten invocar la "legítima defensa".
'Una cortina de humo insoportable'
Para legitimar una acción militar contra el régimen de Damasco, Estados Unidos y Francia se resguardan bajo argumentos morales frente a Bashar Al Asad, "un animal que mata con gas, que mata a su pueblo y que disfruta haciéndolo", según las palabras de Trump."La ONU ha adoptado resoluciones, actualmente estamos quizás fuera de esas resoluciones, pero estamos dentro del marco de la legalidad internacional. Ese dictador está masacrando a su pueblo y lo hace de una forma intencionada", argumenta el presidente de la comisión de Defensa de la Asamblea Nacional francesa, Jean-Jacques Bridey, quien justifica la "legalidad moral" de un ataque.
"¿En nombre de qué, Francia y Estados Unidos tendrían el derecho de bombardear un Estado?", se pregunta en cambio Didier Billion, del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), que considera que el concepto de "legalidad moral" es una "cortina de humo insoportable".
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"Violar el derecho internacional con el objetivo de hacerlo respetar". Con esas palabras resume la situación Patrick Baudouin, abogado y presidente de honor de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
"Esto responde a una idea de que hay un tipo de derecho internacional humanitario sobre una 'responsabilidad de proteger'. Pero no es una noción que figure en el derecho internacional", señala.
"Lo que está sucediendo no es legal", considera Françoise Saulnier, directora jurídica de Médicos Sin Fronteras (MSF). "La violación de convenciones no otorga un derecho a recurrir a la fuerza", agrega.
"Lo que es peligroso es que los occidentales, que están ya implicados en la guerra en Siria contra actores no estatales, están arriesgándose a una escalada hacia un conflicto internacional de Estado a Estado, para potencialmente encontrar un lugar en la mesa de negociaciones" en la crisis siria, añade la autora del diccionario de referencia sobre derecho humanitario.
"A fuerza de violaciones de la legalidad internacional, estamos liquidando los logros jurídicos de la Segunda Guerra Mundial", lamenta.