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Dicen que la mayoría de las veces Francisco improvisa. Que a última hora cambia los discursos preparados con cuidadosa anticipación para lanzar desde el púlpito de alguna iglesia, el avión papal, el balcón de la plaza de San Pedro, su cuenta de Twitter, o cualquier micrófono que le abran, palabras que sacuden la política mundial. Algo difícil de creer teniendo en cuenta que Jorge Bergoglio es un gran conocedor de la política y sabe muy bien el impacto que cada una de sus palabras tienen en los casi mil millones de católicos del mundo.
El Pontífice asegura que sólo se deja guiar por el Espíritu Santo, pero quienes mueven sus influencias terrenales no son seres celestiales, sino miembros del fuerte cuerpo diplomático que conformó tan pronto llegó al Vaticano. Hombres con muchos contactos de alto nivel y, además, con una gran credibilidad en los ambientes políticos. Luego de un trabajo de más de dos años, Francisco, más allá de su intermediación celestial ejerce como un jefe de Estado, que reivindica su peso en el mundo, media en varios de los conflictos actuales y no se mide a la hora de exigir responsabilidades. Algo que no se veía desde el inicio del pontificado de Juan Pablo II, hace casi cuatro décadas.
Ese equipo diplomático está conformado por gente de su confianza, pero está liderado por Pietro Parolin, actual secretario de Estado del Vaticano y un hombre que se ha movido desde hace años tras bambalinas en la política mundial. “Es el número dos del Vaticano, se entienden muy bien con Francisco y comprende el papel que quiere asumir. Tiene una larga carrera diplomática y se mueve muy bien en temas delicados como China o Venezuela. Su perfil, sumado al del papa, le devolverá a la Iglesia su centralidad en la comunidad internacional”, explicó en la revista Panorama Ignazio Ingrao, vaticanista .
Quizás su éxito mayor, hasta ahora, ha sido el acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, que el 17 de diciembre de 2014 anunciaron que restablecerían relaciones, luego de medio siglo de confrontación. La intermediación divina comenzó con Benedicto XVI, pero la terminó exitosamente Francisco, al asumir un papel más activo, que incluyó el envío de cartas a los líderes cubanos y estadounidense, llamadas y la elección de representantes que movieron los hilos de la diplomacia hasta conseguir el deshielo. “Sin duda, el papel del papa Francisco fue crucial, porque él tomó la iniciativa de escribir a los dos presidentes para invitarlos a superar las dificultades existentes entre los dos países y encontrar un punto de acuerdo, un punto de encuentro”, reveló Parolin.
Ya antes, en 2013, el Papa intervino para que Occidente no lanzara un ataque contra Siria. Comenzó con unas declaraciones sobre el desastre humanitario sirio. El Papa usó también su cuenta de Twitter, en donde supera los 20 millones de seguidores, para intervenir: “Condenó con especial firmeza el uso de armas químicas”, escribió. Luego le envió una carta al presidente ruso, Vladimir Putin, aliado del presidente sirio Bashar al Asad, pidiéndole actuar “para evitar nuevos sufrimientos del pueblo sirio”. Al final, no hubo ataque sobre Siria.
En junio de 2014 consiguió que los presidentes Shimon Peres, israelí, y el palestino, Mahmud Abás, compartieran una tarde en el Vaticano. Una tarde de oración, pero sin duda, con un fuerte mensaje político. Cuentan voceros vaticanos que el tema israelo-palestino es prioritario para Francisco, que está empeñado en acabar con el conflicto. Por eso, ha visitado la zona y mantiene buenas relaciones con los dos presidentes. Aunque hace poco causó malestar en Israel al reconocer al Estado palestino “en el marco de la solución de los dos Estados”, matizó.
Pero su papel político no siempre es bienvenido. Francisco despertó fuertes críticas al condenar la violencia en Ucrania y Siria. En un discurso comparó el destino de los armenios con los genocidios nazis en la II Guerra Mundial y los soviéticos en la era de Stalin y calificó de “genocidio” la muerte de 1,5 millones de armenios a manos del imperio Otomano en 1915, algo que Turquía se niega a hacer. Sus palabras terminaron en un roce diplomático con Turquía, que llamó a su embajador en el Vaticano a consultas. “Condeno al Papa y quiero advertirle que espero que no vuelva a cometer un error de este tipo”, dijo el presidente turco Recep Tayyip Erdogan. A los pocos días le envió una carta pidiéndole que se implicara más en la lucha contra el grupo terrorista Estado Islámico.
Superados estos roces, el Papa se ha ganado un respeto mundial. El presidente estadounidense, Barack Obama aseguró que “su voz es una de las que debe ser escuchada” y luego lo invitó a visitar su país en septiembre de 2015. En esa visita a EE.UU. hablará ante el pleno del Congreso, a donde fue invitado por los legisladores, allí seguramente intercederá por los inmigrantes ilegales y el levantamiento del embargo a la isla.
Raúl Castro, por su parte, dijo que, “si el papa sigue así volveré a rezar y regreso a la Iglesia”. En mayo lo visitó en el Vaticano para agradecer sus gestiones diplomáticas y lo invitó a Cuba, a donde llegará en septiembre. En julio hará una gira por Ecuador, Bolivia y Paraguay.
Mediación histórica
El liderazgo de Bergoglio comenzó con el golpe militar en Argentina en 1976. Durante la guerra sucia que se desató en el país, los jesuitas de izquierda eran objetivos de los miembros de la junta militar. Fue acusado de complicidad en la detención y tortura de dos sacerdotes, pero que muchos creen que es infundada. Los tres biógrafos de Francisco aclararon este episodio diciendo que el cura trabajó sin descanso entre bastidores para salvar a la gente en peligro de unirse a las filas de los desaparecidos.
El sábado estuvo en Sarajevo, donde la Iglesia fue blanco de duras críticas por el apoyo que algunos miembros le dieron al ultranacionalismo. El momento más importante del viaje fue su intervención en la que pidió “aliviar las tensiones”. El país no logra cicatrizar las heridas de la guerra civil de 1992 a 1995.
A su despacho en el Vaticano llegan cada día más peticiones para que intervenga en un buen número de asuntos. Ya le pidieron su mediación en la crisis venezolana. De hecho, los expresidentes Andrés Pastrana y Jorge Quiroga, le escribieron una carta para que use sus buenos oficios en favor de los presos políticos del país. Para ayer estaba prevista la reunión del Papa con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que fue suspendida horas antes por motivos de salud del mandatario. Sin embargo, Parolin y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ya estaban haciendo lo suyo. Monseñor Pietro Parolin, ha estado en Venezuela tratando de evitar el caos en el país, según analistas, “porque una situación grave en el país podría arrastar a Cuba”. Su tarea es respaldada por Washington.
Según The Politico, a Francisco lo ven tan eficiente en temas diplomáticos complejos que Obama habría pensado en él para que le ayude en temas como el cierre de Guantánamo y la reforma migratoria. En el primer caso, ayudando a reubicar a los presos en terceros países y, en el segundo, tratando de mediar con los republicanos.
Colombia no podía ser ajena a su intercesión. Y menos en tiempos de paz. En los próximos días el presidente, Juan Manuel Santos, llegará a Roma para hablar con Su Santidad del proceso que se adelanta en La Habana. Tema que Francisco ha seguido con atención desde que llegó al trono de San Pedro. El Papa anunció que visitará Colombia en 2016 para traer un mensaje de paz y perdón.
Pero su agenda es aún más ambiciosa. Según voceros vaticanos, Francisco tiene los ojos puestos en China. Ya le envió una carta al presidente, Xi Jinping, en la que lo invita a hablar en el Vaticano. Los temas: la paz y la reconciliación. La próxima semana presentará su primera encíclica, en la que se mete en otro tema actual: el cuidado del medio ambiente, la ecología y la creación.
Encuentro con Vladimir Putin