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Un informe de agosto de este año, realizado por las Naciones Unidas, confirmó lo que varias organizaciones decían: el régimen del presidente sirio, Bashar al-Asad, ha utilizado armas químicas en la guerra contra los rebeldes desde 2013.
La Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés,) analizó tres de esos ataques y reportó ante la ONU un “alto grado de confianza en que se había usado gas cloro de manera repetida y sistemática como arma” en Siria.
Este miércoles lo volvió a hacer: de acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, organización opositora, las fuerzas sirias lanzaron un ataque con gas cloro en un barrio del noret de Alepo, provocando asfixia a 60 personas. Desde Al Sukari, el director del Organismo Forense de Alepo Libre, Mohamed Kahil, explicó a EFE que helicópteros militares, cuyo origen no precisó, arrojaron barriles de explosivos con gas cloro contra ese distrito, controlado por los rebeldes.
En 2013, luego de que la ONU emitiera una resolución en contra del régimen sirio para que destruyera todo su arsenal químico, con la posibilidad de imponer castigos en caso de incumplimiento, Bashar al-Asad aceptó la destrucción de su arsenal.
El 21 de agosto de 2013, fuerzas oficiales sirias lanzaron un ataque en la ciudad de Guta. La ofensiva dejó más de 1.400 personas muertas e hirió a 3.000, siendo la peor matanza de ese año en la guerra siria.
En 2015, se denunció otro ataque con armas químicas en Siria. Esta vez culparon al Estado Islámico que habría atacado Sarmin (Norte de Alepo) con gas mostaza.
“Estamos preocupados por las recientes acusaciones de utilización de agentes químicos en Alepo”, indicó en un comunicado Ahmet Uzumcu, director de la OPAQ, una organización internacional independiente que coopera con Naciones Unidas, con sede en La Haya. “Estas acusaciones se han tomado muy seriamente”, agregó.