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Hace un par de días hubo una reunión social en una instalación militar en Caracas. Durante la celebración, varios oficiales hablaron abiertamente de lo que harían “cuando Maduro se vaya”, una conversación inédita en los cuarteles, en donde los uniformados defendían hasta hace poco el socialismo del siglo XXI y al heredero de Hugo Chávez. Los militares discutieron todo tipo de planes: políticos, sociales, pero sobre todo económicos, pues la actual crisis es la que está provocando que dentro del chavismo se comience a ver la salida del presidente, Nicolás Maduro, como parte de la solución.
De acuerdo con algunos militares presentes en la reunión, es la falta de acción del Gobierno para solucionar la inflación (180%, según los datos revelados ayer) y la escasez (que ya llega al 80%) la que está acabando con la lealtad de un sector militar y de algunos partidos afiliados al Consejo de Partidos del Polo Patriótico (una coalición de 17 movimientos izquierdistas afines a la Revolución bolivariana). Si bien dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Patria para Todos, Partido Comunista, Podemos, entre otros, se discute la crisis y la forma de salvar la revolución, no se contempla la salida de Maduro. Algo que sí hacen partidos como Marea Socialista, que plantea el cambio de dirección.
En el documento llamado Crisis económica, incertidumbre política y nueva referencia, revelado por los exchavistas Nicmer Evans y Roland Denis (ministro de Planificación en 2003), se dice que en Miraflores consideran factible el cambio de gobierno. “En los últimos 15 días la matriz de opinión es que la única forma de resolver la crisis es saliendo de Maduro, que ya no actúa. La presión crece y ocupa el centro del escenario político, porque el debate no sólo lo presenta la MUD, sino que es un secreto a voces que las cúpulas del chavismo evalúan esa posibilidad”.
Según le dijo Evans al periódico El Nacional, “la renuncia significa una salida ética y ejemplar porque permitiría generar condiciones para articular al chavismo sin traumas, preservar el cuerpo político y facilitar la toma de decisiones y la transición”. Evans advirtió que la dimisión no depende de Maduro sino del entorno presidencial y de las presiones de otros sectores políticos. “La cúpula del madurismo ve plausible la renuncia. El revocatorio es difícil por las trabas electorales y jurídicas, pero Maduro puede actuar como Chávez y aceptar el reto para que sea el pueblo quien decida”. El Nacional señala que la presión más grande para una negociación política la lidera el exvicepresidente y exministro José Vicente Rangel.
Los sucesores, según fuentes del partido Polo Patriótico, serían el gobernador de Aragua, Tareck el Aissami, por ser “el gallito de pelea de Maduro”; en segundo lugar, si la salida se produce al cumplirse la mitad del período, el vicepresidente, Aristóbulo Istúriz, por mandato constitucional y por su papel de manejar “la transición”; como tercera opción está el diputado del PSUV Haiman el Troudi, debido a la imagen de “gerente exitoso” vs. deterioro del mandatario, y una fracción gubernamental aboga por el exministro de Relaciones Interiores Miguel Rodríguez Torres, como “salvador del legado de Chávez”.
Analistas internacionales descartan la renuncia. Dicen que las líneas duras del chavismo no la avalarían jamás, aunque han reconocido que sí le recomiendan a Maduro rectificar y tomar medidas. Algo a lo que el presidente se había negado hasta el miércoles en la noche, cuando anunció el incremento del precio de la gasolina, una medida que no se tomaba desde hace 20 años y que él había postergado por temor a las repercusiones sociales. También devaluó en 37% el bolívar reservado para la importación de alimentos y medicinas. “Con esta decisión de aumentar el precio, el presidente hace su apuesta más arriesgada, pues puede erosionar más su popularidad”, explica Martha Medina, analista venezolana.
¿Enmienda, revocatorio o renuncia?
Desde el día en que el chavismo perdió las elecciones, el 6 de diciembre de 2015, los círculos de poder esperaban un cambio, pero eso no pasó. El chavismo continuó negando la crisis y anulando a su enemigo político, que no ha ocultado su intención de sacarlo del poder. El presidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, que según voces políticas venezolanas quiere liderar la transición, lo ha dicho en todos los tonos y en varias oportunidades: “Hay que sacar a Maduro”.
Pero las divisiones en el interior de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) continúan. Henrique Capriles, gobernador del estado de Miranda, le apuesta al referendo revocatorio contra Maduro. También anunció que presentará a la AN una propuesta para que, en paralelo al revocatorio, se avance en una enmienda constitucional que recorte el mandato de Maduro, elegido para el período 2013-2019. Leopoldo López, quien cumplió ayer dos años en prisión, señaló en una entrevista que “a la dictadura le quedan pocas horas” y aseguró que “toda la unidad está de acuerdo con la política del cambio urgente, sea cual fuere el mecanismo que se defina por consenso para lograr la salida a este desastre”. Por su parte, Chúo Torrealba, secretario general de la MUD, señaló que sacar a Maduro “no es soplar y hacer botellas”. Lo mismo que piensan varios editorialistas del país que señalan que detrás de Maduro hay un círculo de poder muy bien armado. El sindicalista Stalin Pérez y dirigentes del MS-Carabobo dicen que “pedir la renuncia forma parte de una operación política orientada a generar una crisis institucional e ingobernabilidad”.
Entonces, ¿revocatorio, enmienda o renuncia? Carmen Beatriz Fernández, directora de la consultora Data Strategia, señala que cualquier fórmula tiene sus pros y sus contras. “Es evidente que la tercera sería la más fácil, pero pareciera que Maduro no lo hará. La destitución de Maduro se ve entonces como la consecuencia natural de esta sordera”.
Eduardo Semtei, exchavista y líder de la agrupación Avanzada Progresista, dice que es un secreto a voces que Maduro debe salir, “pero eso no será por la vía voluntaria en modo alguno. Cualquier evento electoral que se plantee para sacar a maduro por la vía constitucional sería para diciembre. A Maduro le conviene que lo saquen los militares, quienes estarían en un gobierno de transición y llamarían a elecciones, en vista del desastre económico que se profundizará en los próximos meses”.
El miércoles, la congresista colombiana María Fernanda Cabal aseguró en su cuenta de Twitter que Unasur le estaba negociando el asilo a Maduro. “Si Maduro buscara asilo le diría a Evo Morales o a Rafael Correa; él no necesita intermediación de Unasur, pues este tipo de cosas se manejan directamente entre estados”, explican desde Quito (Ecuador).
La negociación con el Eln sería otro factor al que Maduro se aferraría antes de dejar el poder. “Si bien la negociación con las Farc ya no necesita a Venezuela, el Eln está esperando sentarse a negociar, y en esa espera Venezuela juega un factor clave. Una renuncia no estaría contemplada teniendo en cuenta este escenario”, señalan fuentes consultadas por El Espectador.