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Rusia, aliada histórica de Siria y firme defensora del presidente Bashar al Asad, ha intervenido en el conflicto que ha cobrado la vida de casi 240.000 víctimas y obligado a huir a cuatro millones de sirios. Estados Unidos, por su parte, se vio forzado a cambiar su política frente al conflicto sirio, y su presidente, Barack Obama, obligado a incumplir sus promesas de no intervención. Desde el comienzo de la crisis en 2011, el gobierno estadounidense condenó las represalias que tomaba Bashar al Asad para silenciar las protestas de la población civil y advirtió de la infiltración de células terroristas en la oposición, pero no impulsó una intervención armada directa o indirecta.
Con los ataques realizados por el ejército sirio con armas químicas contra la población civil en 2013, Obama señaló que se estaban cruzando las “líneas rojas” y que sería necesaria una intervención contra Al Asad y en defensa de la población siria. Para entonces, la habilidad del presidente ruso, Vladimir Putin, impidió dicha intervención al comenzar una operación pacífica para destruir el arsenal químico de Damasco. En todo caso, desde 2014, Washington empezó a proveer asistencia a la oposición moderada siria que busca derrocar a Bashar al Asad y combatir el Estado Islámico. Pretendía entrenar a cerca de 5.400 rebeldes este año y otros 15.000 durante los próximos tres, con US$500 millones de presupuesto. El viernes, el gobierno estadounidense anunció que detuvo dicho programa de asistencia a los rebeldes sirios y en cambio se dedicará a entrenar líderes de grupos rebeldes árabes y kurdos que ya están luchando contra el EI en Siria.
Después de largas negociaciones, Siria aprobó el plan de tregua de Rusia y Estados Unidos, que comenzó a regir el lunes a la medianoche. Sin embargo, de nuevo, las dos potencias occidentales están enfrascadas en un problema. El acuerdo señala que Rusia tendrá que convencer a la fuerza aérea siria de que deje de bombardear las zonas controladas por los rebeldes. Estados Unidos, por su parte, deberá conseguir que los grupos de la oposición se desvinculen del antiguo frente Al Nusra, ahora llamado frente Fateh Al Sham.
Los dos países se acusan de incumplir lo pactado y amenazan con no seguir con la tregua si su contraparte no hace algo. Según los rusos, “sólo uno de los beligerantes en el conflicto sirio, el régimen y sus fuerzas militares, respeta la tregua que entró en vigor hace cuatro días”. Para EE. UU., la cooperación está en riesgo mientras Rusia no permita que la ayuda humanitaria fluya en Siria. Y en el fuego cruzado de acusaciones están los sirios...